La forma de valorar las ideologías más dignas a considerarse es la que consista en definir las que mejor caractericen el marco civilizacional en cuestión y mejor proyección puedan atribuirle. No demasiado valor tiene una ideología que, aun siendo característica de una civilización, poca proyección de futuro le suponga.
Puesto que al tratar lo ideológico y lo civilizacional nos estamos situando en un terreno muy de lo subjetivo, convengamos en que para determinar qué le da proyección de futuro a las civilizaciones cobre importancia, de entrada, el hecho de buscar la paz y la concordia intra e intercivilizacionalmente. A ello, añadamos que, sin renunciar al conocimiento y la preservación de las raíces culturales, no se enfoque lo relevante hacia la salvaguarda de los preceptos propios de tiempos pasados.
Con estas directrices que, probablemente, bien pueden suscitar bastante consenso a día de hoy en cuanto a su utilidad para intentar encuadrar lo que puede considerarse una ideología digna de ser tenida en cuenta, descartaríamos cualquier autoritarismo en general y cualquier neoimperialismo, ultrapatriotismo o fundamentalismo en particular. Tener en cuenta esto para evaluar lo que se publica en la blogosfera y toda Internet será, cuando menos, bastante útil.
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