Cualquier ordenador, o cualquier otro dispositivo informático, no es nada sin su parte digital, su parte propiamente de software. Ahora bien, lo analógico, o hardware, tampoco tiene sentido alguno en informática sin lo digital.
Lo puramente analógico puede, como lo ha hecho a lo largo de la historia, ser algo sin lo digital en otros ámbitos fuera de la informática, cosa que a la inversa no ocurre porque lo digital es un fenómeno eminentemente informático. Puesto que, no obstante, lo analógico, máxime en un contexto caracterizado por hiperproducir información y conocimiento, no puede seguir siendo sostenible en ningún ámbito, tenía que extenderse una combinación entre lo analógico y lo digital en lo que ahora viene a denominarse IoT.
Si bien la información positivamente densa sería la información que más propiamente podría calificarse de conocimiento, hay información que, por contraposición, sería definible como superficial en términos de conocimiento profundo pero que igualmente deviene imprescindible para que la IoT funcione. Nos estaríamos refiriendo a la información que esencialmente consiste en parámetros muy estandarizables.
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