La comodidad en la lectura debiera ser el principal objetivo a tener en cuenta al seleccionar el estilo del texto que vamos a emplear para la publicación de posts. Aunque nos guste mucho un tipo de fuente y emplearla en distintos tamaños y recurriendo a resaltarla mediante el uso de la negrita, el subrayado y la cursiva, quizá y al igual que pasa por ejemplo con la cuestión de los colores, no le saquemos el mejor partido si no tenemos en cuenta algunos otros aspectos en cuanto al propio texto que vayamos publicar.
Un buen texto no sólo es el que trata un buen tema, con un buen estilo de redacción y con el vocabulario adecuado: si el estilo de letra empleado dificulta en todos o algunos de sus aspectos la cómoda lectura esto estropeará la posibilidad de ofrecer la mejor experiencia de lectura posible. Nos puede ser útil para conseguir en este sentido el mejor resultado, considerar dos distinciones: de un lado, los tipos de letra de estilo ya de por sí más simples frente a los que son de estética más elaborada; de otro lado, los textos largos y los textos cortos. En cuanto a las fuentes de estilo más simples nos referimos a las conocidas comúnmente como las de palo seco y el caso quizá más conocido o que al menos resulte más familiar a casi todo el mundo sea el del tipo de letra Arial; entre las fuentes ya algo más elaboradas, o sea, que por lo menos tienen algún tipo de terminación en sus extremos que hace la función de adorno, está, por seguir con las que resultarán seguramente más familiares, la Times. Cuando nos referimos a textos largos, queremos indicar textos que por lo menos tienen forma de párrafo, o estrofa en el caso de la poesía, y son además de cierta extensión; por el contrario, textos cortos serían los que más bien constan de una única frase o hacen referencia a un único verso; para simplificar aún más, y en lo que respecta a blogs, lo convencional sería que el texto largo sea lo propio del cuerpo de los posts, y los textos cortos lo propio de otros elementos, como el título de cabecera del blog, los títulos de las pestañas de las distintas páginas y el propio título de cada post: puede resultar un tema de mayor discusión el establecer exactamente cuándo una extensión de texto es larga y cuándo corta pero para el caso que nos ocupa una noción que tenga en cuenta más o menos lo que acabamos de explicar es suficiente. Estamos ya en condición de juntar los dos parámetros que hemos considerado hasta ahora: tipo de fuente y longitud de texto. Recomendamos pues que, con la finalidad de conseguir una buena experiencia de lectura en un blog, al igual en definitiva que en otros soportes de lectura, se considere para los textos largos el empleo de tipos de letra simple o no muy adornada, como por ejemplo los dos mencionados y muy comunes Arial y Times; mientras que para los textos más bien cortos, puede venir bien ofrecer una estética algo más elaborada mediante tipos de letra más adornados. En el tamaño de letra podemos basarnos en que para el cuerpo del post son mejores los tamaños que podríamos definir como regulares, entre los cuales, de los más empleados si no el que más el tamaño 12; y tamaños ya más grandes básicamente para títulos. Para el uso de la negrita, el subrayado y la cursiva resultará probablemente más adecuado considerarlo dependiendo del tipo de contenido que transmitamos a través del texto: lo mejor puede ser recurrir a la distinción entre lo literario y lo científico y nos daremos cuenta de que en el primer caso no es habitual ya de por sí emplear dichos recursos para resaltar palabras dentro del cuerpo del mensaje, como sí lo es en cambio en un texto más bien científico, o por lo menos de cierto carácter técnico, para así destacar ciertos términos según convenga.
Elegir fuente, tamaño, negrita, subrayado, cursiva y hacerlo de la mejor manera posible especialmente pensando en el visitante y lector del blog es por tanto algo no tan sencillo como podría parecer de entrada. Conviene que busquemos ofrecer la mayor comodidad a través del estilo más pertinente por un lado para textos largos y por otro lado para textos más concisos, así como en función del tipo de contenido que transmitimos mediante nuestro texto.
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