Cuanto más alto sea el trampolín del que saltar

El riesgo que, se tome más desde lo interno o más desde lo externo, toda refidelización conlleva hace necesario que, en particular, el agente motor de todo proyecto tenga conciencia de que unas veces se podrá refidelizar por iniciativa propia y otras se tendrá que refidelizar aun no siendo lo que apetezca. Si bien al hacerlo por propia iniciativa cabe pensar bien el abandono de algo que en cuanto a fidelización haya funcionado, hacerlo cuando obligan las circunstancias también debe implicar la preferencia por mantener toda estrategia que haya obtenido buen resultado.

Refidelizar por iniciativa propia, por lo tanto desde lo interno, es más bien propio de actitudes aventureras, lo cual es estupendo siempre que no se actúe en base al puro impulso: esto nos confirma la relevancia de evaluar cuantitativa y cualitativamente la tarea de fidelización que en cuanto a nuestro blog, u otra clase de proyecto más o menos similar, hagamos. Cuando se refideliza por cambios en lo externo, y más si son cambios súbitos tal y como en ocasiones acontece con las modas, la aventura la emprenderemos quizá más por obligación, y hasta con más prisa de la que por motivación propia tendríamos, pero si nos hemos acostumbrado a analizar de manera habitual, tanto en lo cuantitativo como en lo cualitativo, nuestra tarea fidelizadora estaremos en condiciones de reaccionar mejor. En cualquier caso, estemos en ciclos incipientes o, en cambio, de madurez de proyecto, refidelizar no deja de ser un salto en trampolín, y como tal requiere cierta técnica si se quiere hacer bien, en especial a cuanta más altura se haga el salto: esto sería que, cuanto más drástico sea el reajuste entre fidelidad potencial y efectiva, o sea cuanto más alto sea el trampolín del que saltar, más tomada a conciencia debe estar la decisión en cuanto a estrategia refidelizadora.

Toda innovación en general, y en lo que a refidelización se refiere en particular, no tiene que implicar de por sí el abandono de por lo menos parte de lo que te haya funcionado hasta el momento. No es que los cambios drásticos sean poco, o nada, recomendables. Lo drástico, a veces, será lo mejor a escoger al cambiar, pero que lo hagas por sistema, en concreto siempre que se trate de refidelización, te puede llevar, y sin opción de corregir, al abandono de público receptor y de buenos recursos que, de otra manera, hubieras podido conservar sin renunciar a tus nuevas finalidades.

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