Dar el mejor de los tratos al contenido propio

Que entre contenido propio y ajeno el intercambio, salvo que sea para que el resultado permanezca pasando a ser lo habitual, responda a circunstancias más bien excepcionales y que, en la mayor medida factible, tienen que ser previsibles, no quita que ambas clases de contenidos pueden, y hasta deben, convivir de manera estable en un mismo blog y demás proyectos comunicativos similares. En tal convivencia es natural que se le procure dar el mejor de los tratos al contenido propio, aun si la finalidad principal es la intermediaria.

Cuando incluimos tanto contenido propio como ajeno, lo cual es lo recomendable de hecho con el fin de aprovechar al máximo las capacidades tanto creativas como propiamente selectivas que tengamos, el proyecto comunicativo dirigido a públicos y en especial siendo un blog es, de hecho, calificable de propiamente original o de intermediario según destaquemos en él respectivamente lo propio o lo ajeno. Si bien cabe además que en general en nuestra publicación sea multimedia tanto lo uno como lo otro, y de ahí que sea en su conjunto la iniciativa multimultimedia tal y como es también lo recomendable, cualquier contenido propio por más que el ajeno lo supere en bastantes aspectos merece que le prestemos la mayor de las atenciones que nos resulte viable, pues al fin y al cabo es por lo que todo público va a conocer nuestra idiosincrasia más genuina, o sea, aquello que por muchos otros blogs intermediarios que haya no encontrará sino en el nuestro. De no empezar desde el mismo inicio siendo una iniciativa con a lo menos cierto carácter genuino, un cambio de ciclo relevante lo va a determinar que procedamos, de manera menos o más destacada en un principio, a ofrecer contenido que precisamente sea de genuina elaboración.

Limitarte a lo sumo a la pura condición intermediaria, cosa que resulta cómoda por la facilidad que en el ciberespacio en general y en la blogosfera en particular hay de compartir tan gran cantidad de contenidos, hará que te pierdas la buena sensación que, aun siendo ofreciendo contenidos sencillos, causa la elaboración de algo que sea propio y genuino. Aquello que compartas puede en efecto servirte en tanto que fuente de inspiración o de información para lo que desarrolles por ti mismo, de modo que sin duda merece ser explorada tu faceta creativa, en un sentido general y no necesariamente referido por tanto a una creatividad vinculada al arte.

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