Haciendo hincapié en la inspiración, el proceso de antepublicación puede dividirse en tres fases: preinspiración, inspiración y posinspiración. Cada una de estas fases tiene que ser desarrollada con la suficiente habilidad como para que toda la antepublicación, o prepublicación, en su conjunto se lleve a cabo de manera ágil y de ahí garantizar en el mayor grado factible que en el blog, u otra publicación, salgan contenidos realizados con la buena síntesis, esto es la buena elaboración, que haga viable el positivo, en el sentido de adecuado, impacto en cualquier público que se tenga.
Con gran probabilidad pueda parecer que pre y posinspiración sólo tengan que ser fases sencillas al emanar de la idea de inspiración y ser ésta la fase céntrica de las tres, pero si no siempre en muchos casos, desde nuestra perspectiva, es más bien la inspiración, que se halla entre la introspección y la interactividad, la fase a lo menos con tendencia a ser propiamente la más rápida de llevarse a cabo. La preinspiración incluiría en sí todo lo vinculado a la compilación, sea más por compartición sea más por introspección o por un equilibrio entre ambas, de aquello en base a lo que daremos forma al contenido final a publicar. Por su parte, la posinspiración implicaría lo que denominamos exospección, la revisión a fondo, y esto es en esencia proceder a autorreleer lo que inmediatamente tras la inspiración hayamos reflejado, de modo que le apliquemos tantas capas como sean indispensables para que terminemos por hacer un contenido presentable, con mayor meticulosidad que imprecisión y de ahí correctamente sintetizado en el sentido de bien elaborado. Entre pre y posinspiración, la inspiración abarcaría desde en efecto el instante en que nos percatemos de que de lo compilado en la preinspiración podemos realizar algo con fundamento hasta cuando plasmemos lo que todavía antes de su publicación requerirá la pertinente autorrelectura para así proceder a su exospección.
Al contemplar las tres fases de prepublicación en el modo expuesto, te percatarás de que al fin y al cabo, la inspiración puede perfectamente conllevar un procedimiento de agilidad bastante notable. Donde yace lo de mayor complicación sería en todo caso en, por un lado, compilar mediante preinspiración lo que permita ejercer tal inspiración y, por otro lado, revisar a fondo mediante posinspiración lo que tras la inspiración, sin que en cualquiera de los casos pase aún de ser más bien un esbozo o borrador, hayas creado.
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