El ajuste entre agilidad y densidad

Aunque en su forma, cierta pieza comunicativa pueda ser poco extensa, no tiene por qué ser por ello poco densa. Un mensaje temporalmente breve, o bien, espacialmente reducido, puede albergar una conveniente densidad y, así pues, un fondo, un contenido, que sea profundo y enriquecedor. Puede, tanto la elaboración, o síntesis, de mensajes breves o reducidos por una parte y largos o grandes por otro, dificultar la adquisición de agilidad.

Siendo agilidad y densidad inversamente proporcionales, radica en la forma que le demos a lo que difundamos lo que precisamente determinará el ajuste entre agilidad y densidad y, por ende, el tiempo que tardaremos en publicar aquello que ofrezcamos al público del que se trate. Cuando seamos o formemos parte de una autoría primeriza, la simplicidad será lo que más fácilmente podamos, e incluso debamos, alcanzar tanto en el fondo como en la forma de lo que transmitamos; en la madurez, la complejidad temática y la formal supondrán una mayor facilidad a nuestra habilidad comunicativa, pero no es a lo que siempre debamos aspirar entonces, pues también debiéramos aplicar a la densidad sencillez formal.

Unos mensajes densos pero formalmente sencillos y, además, ágiles de publicar son algo que requiere considerables tiempo y práctica respecto a un solo formato que pretendas dominar, así que tal ajuste entre agilidad y densidad es mucho más difícil al ir intentando manejarte en varios formatos mediáticos. La gran destreza en lo multimedia es normal que te resulte, por tanto, compleja de conseguir, pero en el medio y largo plazo te permitirá dar la forma que te interese a lo que expreses.

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