Igual que autoría y proyecto van evolucionando a lo largo de sendas trayectorias, el propio público, o los propios públicos, evolucionan unas ocasiones para pasar del gusto al distanciamiento de lo que se le ofrece y otras para proceder a la inversa. No siempre, a veces en contra de lo que menos o más inconscientemente se desearía, depende de la propia acción de la autoría y por ello se debe tener plena conciencia al respecto.
De hecho, por más que de entrada podamos desear que sea nuestra acción directa la que decida la actitud de un público cualquiera, no es nada indeseable, sino al contrario, que los ciclos del público tengan cierta autonomía cuando en especial, y por descontando, esto redunda en que tal actitud conlleve el acercamiento de mayor público a nuestra iniciativa. Salvo que nos empeñemos en hacer que nuestro blog, o en general cualquier proyecto afín, sea de especialización tan específica que no dé lugar sino en una audiencia muy cerrada, suele ser gratificante que sin prácticamente grandes quebraderos de cabeza logremos que el público que sea tenga tendencia por sí mismo a ir en aumento.
Cuando en particular en aquello que aprecies por los indicadores de interactividad bidireccional, tu incidencia sobre el público decrezca es cuando, sin perjuicio de que se trate de un ciclo natural del propio público, evalúes opciones de ofrecer algo que sea mejor. Los ciclos naturales del público son tan ascendentes o descendentes como lo puedan ser los que vengan marcados por tu propia y directa incidencia.
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