Valga también para el formato puramente sonoro la certeza de que la escritura supera a la grabación. Aun siendo asimismo innecesario para el audio tener que estar ante aquello a transmitir, y en esto comparte la capacidad del texto, la escritura se mantiene como formato más actualizable y retroactualizable, pues la puesta a punto del más sencillo dispositivo sonoro, y más cuando se trata de editar, resulta más laborioso que lo necesario para escribir.
Si entendemos que lo sonoro estricto se incluye cuando nos referimos a lo audiovisual, continúa resultando cierto que, en los medios telemáticos tales como la blogosfera, la escritura adquiere una dimensión mucho más difundible y actualizable que precisamente lo audiovisual. No es descabellado considerar casos puntuales, como los de difundir un hecho de inmediato desarrollo delante de quien vaya, o quienes vayan, a transmitirlo, en tanto que circunstancias de, hoy día, evidente condición superior de lo audiovisual, y en concreto lo audiovisual en directo, en comparación a recurrir a escribirlo, si bien la diferencia no es excesiva, no tanto como la que, en el mismo sentido, había entre la difusión audiovisual no telemática y la textual analógica.
Incluso en las circunstancias en que, por vía de emisión en directo, lo audiovisual pueda llegar a superar, aunque no por mucho, a la redacción en agilidad para que lo difundas y lo actualices, requerirás no en pocas ocasiones del texto para acompañar lo audiovisual a nivel de contextualización. A lo menos, y tanto en la blogosfera como en otros ámbitos afines, tal contextualización consistirá en que tengas que poner título a la emisión en directo en cuestión.
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