En el desarrollo de la informática hasta que se despliega la actual Internet pueden identificarse dos vertientes que discurren en paralelo: lo ofimático y lo telemático. La primera de tales vertientes ha sido a su vez la primera en llegar, paulatinamente sin embargo, al uso entre el gran público, mientras que la segunda, por consiguiente, ha ido después al tiempo que, en comparación a aquélla, su aparición entre el gran público fue, en cambio, bastante súbita.
Con especial énfasis en el sector servicios por el eminente y definitorio vínculo del mismo al concepto de oficina, fue abarcando la informática orientada justo al entorno de oficina, u ofimática, cada vez mayor relevancia en el citado entorno. Con toda probabilidad, sea el clásico ordenador de sobremesa, aún sin conexión, o muy limitada, a red alguna, en lo que mejor encontraremos un elemento representativo de las incipientes digitalización e informatización de, en especial, oficinas además de, por extensión, hogares. Los ordenadores de sobremesa fueron un producto comercial bastante antes de que lo telemático como tal, o sea Internet, se desplegase. Y al desplegarse la red de redes, era cuestión de tiempo que ésta y la ofimática tuvieran que pasar de ir en paralelo a definitivamente fundirse.
Tratar de definir la aparentemente complicada idea de la Internet de las cosas o IoT deviene más simple aprovechando la, en la actualidad, tan familiar relación de Internet con los entornos de oficina y hogares. La ofimática unida a la posteriormente desplegada Internet devino un primigenio estadio del concepto hoy día tan común que suele ser la IoT, a la cual caracteriza un mucho mayor grado de capacidades referentes a la inteligencia artificial y a la automatización.
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