Por desplegarse Internet, bien puede ya en tal momento determinarse que, al llevar entonces la ofimática cierto recorrido, emerge lo que puede denominarse teleofimática o fusión entre ofimática y telemática. Aquel despliegue, que comparado con la implantación de la propia ofimática devendría súbito, configuró la base de todo espacio fijo de oficina o estancia para tareas de usuario doméstico.
Sin embargo, no parece que haya hecho demasiada falta concebir un solo término como teleofimática para aglutinar las nociones de ofimática y telemática, pero desde aquí lo proponemos por la convicción de que aporta una mayor claridad al evidente y eminente cambio de etapa que la informática experimentó en los últimos decenios del siglo XX: cambio precisamente producido por añadírsele a la ya existente y paulatinamente popularizada ofimática el despliegue de la comparativamente súbita Internet. Experimentó, no obstante, también Internet su parte de, quizá no evidente, pero sí eminente desarrollo paulatino antes de su pleno despliegue; ahora bien, tal desarrollo no fue, o de hecho no podía ser, en modo abierto y comercializable como el que la ofimática tuvo.
A día de hoy, la teleofimática lleva ya alrededor de tres décadas de recorrido en que se le ha sumado el incremento de la portabilidad de los ordenadores en particular y de todo tipo de dispositivos digitales en general. De la condición digital de tales dispositivos, se deriva que asimismo puedes apreciar que a todo esto se le agrega la tan imprescindible interconectividad multimedia que en lo analógico era imposible.
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