Criptocrash

El mundo ha tenido que encontrarse sumido en el desarrollo y las consecuencias de una guerra de línea de fractura, la de Rusia para tratar de invadir Ucrania, cuando se produce un brusco altibajo en el mercado de las criptomonedas. Un fenómeno, éste del denominado criptocrash, que se alinea con otros a su vez rompedores a nivel global como la brecha digital inversa o la propia brecha digital.

Precisamente el criptocrash merece que lo abordemos en cierta referencia al conflicto de línea de fractura tan inconscientemente desatado por el Kremlin por, no tanto la similitud como fenómenos eminentemente rompedores, que también, sino el añadido del criptocrash como un contundente motivo más para que Rusia desista de su, ya de por sí, injustificable guerra. El criptocrash denota las dimensiones globales que pueden alcanzar estos fenómenos y muchos otros parecidos y a los que hay que hacerse a la idea porque son, o debieran ser, los propios de la posmodernidad; así que centrémonos en resolver esta clase de problemas globales y dejemos a un lado anacrónicas motivaciones como las de Moscú que deriven en mayores fracturas civilizacionales.

Representa una verdadera lástima, mayor de la que en sí misma es, una guerra entre dos civilizaciones cuando lo que tiene que afrontar el mundo son problemas globales y, por ende, tiene que encontrar soluciones también globales. Esto conlleva que en todo, problemas y soluciones, deben tender a implicarse colaborativamente el conjunto de civilizaciones y no que una o unas cuantas se comporten voluntaria o forzosamente de forma unilateral y casi o por completo aislada.

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