Entre las naciones de la órbita rusa tradicional, está claro que Ucrania ha sobresalido por su afinidad, o incluso naturaleza, occidental. Por ello, lamentablemente, ha tenido que pagar el injusto precio de esta abominable invasión perpetrada bajo las órdenes de Putin.
De ahí el sentido de que Ucrania represente una línea de fractura clarísima entre la civilización occidental y la de base cultural ortodoxa: se trata de un país que tiende a identificarse más con la UE y la OTAN que con una Rusia neoimperialista con reminiscencias de la URSS. El Kremlin pretende desde el descarado y sangriento autoritarismo que, tanto en asuntos internos como ahora también en los internacionales, practica obligar a que Ucrania acepte seguir perteneciendo a una órbita política, cultural y social que ésta rechaza.
Los países aún afines a Rusia no hacen sino dar soporte a un régimen que, más allá de si es o no es occidental, sencillamente resulta salvaje e inhumano. Rusia en estos momentos merece que su órbita tradicional deje de existir tanto como el mismo régimen oligárquico que rige en Moscú.
OscarWeblogs
No hay comentarios:
Publicar un comentario