El problema de los microchips

Justo porque la globalización está presentando serias deficiencias, parece que algunas líneas de pensamiento actual empiezan a inclinarse por apuntar a deshacer la trayectoria llevada a cabo hasta ahora hacia lo global. Me parece un desacierto si con ello se busca un distanciamiento y aislamiento entre naciones y entre civilizaciones.

La globalización ha dejado desprovistos a determinados países en cuanto a suministros concretos como especialmente el energético, ante la deriva autoritarista internacional rusa. En efecto, y en este caso específico, se confirma que la globalización ha llevado a dejar esa producción en manos del proveedor equivocado; lo mismo o parecido puede extrapolarse a otros suministros y otros proveedores como ocurre en el caso de la escasez de microchips muy en particular.

Que una cuestión como el problema de los microchips que, de hecho, ya parece que se daba antes que el actual de la energía rusa sirva para volver a poner en valor las producciones nacionales que por la globalización se habían trasladado a otros lugares ahora problemáticos lo encuentro coherente y positivo. Pero que ello, en oposición completa a lo global, derive en mercados nacionales cerrados, casi o por completo a modo de férreas autarquías, y asimismo en culturas más cerradas nos hará retroceder como humanidad.

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