Si ahondamos en los términos convicción y persuasión tal y como los hemos planteado nos puede resultar también interesante aplicarlos en el singular, concretamente en la segunda persona, y ver qué nos pueden aportar entonces. Aunque alguien pueda exponer un mensaje, a modo por ejemplo de monólogo, en el que desarrolle un proceso de autoconvicción o bien de autopersuasión, lo más propio y habitual será que convicción y persuasión vayan dirigidas a una segunda persona, o sea a un tú; y no contemplamos, para tratar la convicción y la persuasión, la tercera persona, ya que representa a la que no nos dirigimos directamente.
Con lo comentado en cuanto a la segunda persona del singular, o sea al tú, nos hemos referido tanto a lo que sería propio de los blogs personales como a los impersonales: en el primer caso hemos hecho referencia a lo literario, y en el segundo, al hecho de buscar el efecto de conversación con el visitante de nuestro contenido. En este último caso, si contemplamos las finalidades de convicción y persuasión podríamos concluir que: al procurar convencer a un tú nos moveremos en un tipo de mensaje más bien de guía y de recomendación; mientras que si intentamos persuadir, nuestro mensaje será fundamentalmente de tipo publicitario-propagandístico. Con esto aprovechamos para poner de manifiesto nuevamente que convicción y persuasión quizá tengan una línea de separación muy fina en cuanto a significado; no obstante, incluso aunque se puedan llegar a emplear como sinónimos, nos inclinamos por incidir en la opción de dar a convicción un matiz más vinculado a los razonamientos y a la persuasión uno más ligado a las emociones: a partir de ahí, dependerá del objetivo y de la habilidad de cada cual para elaborar mensajes en los que los referidos matices se mezclen más o menos. Retomando en este sentido lo que en cuanto a esto procuramos llevar a cabo en este mismo blog, nos encontraríamos dentro del ámbito circunscrito a la convicción, pues no usamos lo que sería el tú publicitario, sino que cuando nos dirigimos a un tú lo hacemos con ánimo precisamente de convencer. Sin embargo, si se lleva a cabo un blog de contenido publicitario será entonces con toda probabilidad bien apreciable el cotidiano recurso al tú con finalidades persuasivas llevadas a cabo especialmente en forma de eslogan, tal y como ocurre en otros soportes de publicidad. El tú publicitario estaría fácilmente presente por tanto en blogs que se dedicasen, por ejemplo, a la venta de productos o en los de contenido político-propagandístico.
Lo que consigues con el uso de la segunda persona del singular en contenidos de tipo impersonal, recordando lo ya explicado aquí, es una apelación directa a cualquier individuo que pueda estar accediendo a tu publicación. Si con ello persigues la convicción convendrá que recurras a elementos tan razonados como te sea posible, mientras que si buscas la persuasión valora el empleo de aspectos más emotivos tal y como en el ámbito publicitario es propio.
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