Amando la polisemia

De la misma manera que toda circunstancia es una suma de diferentes elementos, el contexto directo de todo contenido comunicativo deriva de la combinación que se haga de los distintos componentes del mensaje. Según el orden y demás aspectos apreciables a los sentidos, el contexto resultante permitirá una mejor decodificación de lo que se transmita.

Aparcadas cuestiones puramente estéticas, que sin duda tienen su importancia en la acertada interpretación al recibir un mensaje, son el orden y, en general también, una mínima considerable extensión lo que hace que del conjunto de elementos constituyentes de un contexto salga el correcto significado del contenido concreto en cuestión. Ya que, por un lado, según el orden en que se dispongan los elementos del mensaje que sea, éste adquiere una u otra orientación y que, por otro lado, en base a una mayor extensión, si no es redundante ni divagadora, hay precisamente más elementos a los que recurrir para una decodificación acertada, se trata de que un mensaje esté bien sintetizado para que no dé lugar a dudas, o que por lo menos dé lugar a las mínimas. La síntesis, que no necesariamente debe consistir en acortar en extensión física, nos hace descartar convenientemente lo sobrante e inadecuado dentro del contexto directo de un mensaje en cuanto a la polisemia que pueda derivarse de cada componente que integre tal mensaje. A partir de esto, lo farragoso que a alguien muy meticuloso le pueda tal vez sugerir la polisemia en sí, no resulta tan problemático y es precisamente amando la polisemia como nos percatamos de que ésta lo que supone a todo formato mediático es un recurso de ahorro en significantes. Mientras demos a nuestro blog, y por extensión otras vías comunicativas, el adecuado contexto directo general y el también adecuado contexto directo específico de cada publicación en el formato que sea dentro del referido blog, estaremos comunicando de manera bien sintetizada y, por tanto, sin peligro alguno de que produzcamos una ambigua decodificación.

En un blog personal, la polisemia de los términos comunicativos, sean palabras, sean figuras graficoplásticas, etcétera, te va a permitir jugar con la multitud de significados con el fin de desarrollar en la medida que consideres oportuno tu faceta retórica en particular y artística en general. Los blogs, y otra clase de proyectos, impersonales y en este sentido con un carácter más técnico, puede que de antemano parezca que deban estar reñidos con la polisemia, pero el afán de precisión no está para nada opuesto a la claridad si tratas la polisemia aplicando la síntesis, o sea el orden y la extensión, del mejor modo para que no haya lugar a confusiones.

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