Salvo alias muy crípticos, en particular utilizados en redes sociales y que, en este sentido tan críptico, no resultan nada útiles a la práctica de cualquier iniciativa telemática que quiera por lo menos tener una mínima proyección de futuro en base a una plenamente sincera relación con su público, o sus públicos, es de por sí bastante complicado que en el entorno telemático no haya cierta manera de identificar mínimamente el origen de cualquier pieza. Habrá en todo caso un nombre de dominio al que se pueda recurrir en tanto que elemento identificador.
El pleno anonimato de un contenido cualquiera en Internet prácticamente no se da, pues al tener todo una ruta, ésta sirve de origen fácilmente identificable en casos de muy extrema dificultad para esclarecer la autoría más concreta y específica. Con el nombre de un dominio disponemos siempre de un mínimo elemento de atribución en cuanto al origen de algo que circule por el ciberespacio, tanto dentro como fuera de blogs, si bien conviene que tengamos mucha cautela al especificar con toda seguridad que tal dominio corresponda en verdad a lo que sería calificable de autoría o si tan sólo se trata de una ubicación en calidad de hospedaje. Si en lo que concierne en particular a los contenidos de producción propia, estamos en un punto de modesta transparencia, nos resultará útil que aquello que publiquemos no lo hagamos bajo una denominación demasiado críptica sino que reflejemos desde un principio un título de proyecto bloguero que tanto en este punto como en los futuros ciclos de veteranía pueda tener continuidad, contemplando que en tales ciclos de madurez cabrá un mayor nivel de transparencia incluyendo lo que concierne a la autoría. En cuanto a compartir lo de los demás, está bien rehuir igualmente de aquellos contenidos que procedan de autorías altamente crípticas, pues esta clase de autorías no inspira confianza, lo cual puede derivar en que la poca o mucha fidelidad que hayamos conseguido, o que podamos conseguir, en cualquier público quede perjudicada al hacernos, pese a no tener relación directa alguna de autoría, intermediarios de esos contenidos de fiabilidad bloguera reducida o nula.
Por supuesto en un entorno tan inmenso y en constante actualización como es la blogosfera y toda Internet no puedes estar confirmando la plena veracidad, incluida la referente a la autoría, de todo lo que compartas, pero si te preocupas de examinar mínimamente el dominio telemático, y en su caso el perfil concreto de red social, del que procede todo contenido que vayas a compartir tendrás muchas probabilidades de estar ofreciendo en todo instante unas piezas compartidas de absoluta calidad. En cuanto a tu propia identidad en una situación de transparencia modesta, deberás esmerarte en ofrecer suficiente calidad mínima como para que en los demás inspires esa misma certeza de que con lo tuyo están accediendo a buenos y fiables contenidos.
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