Siendo el contexto directo de un mensaje lo que deriva del orden y la extensión del conjunto de componentes del propio mensaje, el contexto indirecto es el que conforma los niveles contextuales correspondientes a quien respecto al mensaje ejerza la autoría, la difusión o ambas, así como los niveles contextuales de la época en la que el contenido en cuestión es elaborado. A la libre interpretación de todo contenido, por tanto, también la limita el factor temporal.
Interpretar convenientemente un mensaje, sea del formato que sea, va a implicar que en según qué casos tengamos que ir en busca del contexto perdido, en particular cuanto más antiguo sea respecto a nuestra época el mensaje del que se trate. Por mucho que la base que delimita hasta dónde un contexto puede llegar a ser efectivo dependa del autor, o de los autores, ello va a estar condicionado no sólo a quienes reciban el mensaje en la misma época, sino a quienes puedan llegar a recibirlo en épocas futuras y que, si quieren entender a la máxima perfección posible el mensaje que sea, tendrán que disponer de un conocimiento específico que trascienda hacia atrás los parámetros de esas épocas futuras. Seguirá habiendo con toda probabilidad, igual que hoy, difusores encargados de adaptar los mensajes del pasado remoto a las futuras épocas que estén por venir, pero también seguirá siendo recomendable que cualquiera disponga de la mayor capacidad que le resulte factible en cuanto a ir al mensaje original y a la plena comprensión del correspondiente contexto tanto directo como indirecto. Los blogs del presente serán, por tanto, muy probablemente difíciles de comprender de entrada a los blóguers del futuro en la misma medida que en la actualidad a cualquiera le pueda resultar complicado entender un mensaje, y sus contextos, de hace unos cuantos siglos, o incluso de hace unas cuantas décadas. Es en esta línea que, contemplando el factor temporal de dimensión más histórica, incluso los contenidos impersonales, en los que por principio el contexto tiene que ir muy bien delimitado por el autor, acaban volcando en cierta medida la responsabilidad en el individuo receptor y en la capacidad de éste para sumergirse en los contextos directo e indirecto que en su día condicionaron la elaboración del contenido que sea.
Que quieras tener la seguridad de que lo que bloguees, o expreses por otras vías comunicativas, sea comprensible al cien por cien en cualquier época futura tiene tan pocas opciones de dar frutos como que se pretenda que la historia no cambie más en absoluto. Pese a ello, no abandones el afán por expresarte de la mejor manera posible en todo formato mediático que emplees, pues con tal abandono puede que incluso produzcas la dificultad de comprensión entre tus propios coetáneos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario