Un teléfono más ordenador que teléfono

La convención de seguir denominando teléfono a lo que claramente es más que un teléfono, no parece ya a estas alturas más que eso mismo: una convención. Que, terminológicamente, incluso los teléfonos móviles más avanzados se sigan precisamente llamando teléfonos parece haber quedado como una pura costumbre por la inercia de la primera funcionalidad que tuvo semejante clase de dispositivos.

Hoy, a todos los efectos, un teléfono móvil es un teléfono más ordenador que teléfono, en el sentido también convencional de ordenador, pues es éste asimismo un término que en sí pudiera abarcar otros dispositivos que, en cambio, son especializados. Aun pudiendo en el caso también de los teléfonos inteligentes situar su ámbito de significado, en concreto cuanto más atrás en el tiempo vayamos, a mucho más de a los dispositivos a los que se les acostumbra a asociar, bien podemos apreciar el punto clave en la popularización de la telefonía inteligente que protagonizó Steve Jobs. A partir de ahí la asimilación de las capacidades de un ordenador por parte de los teléfonos móviles ha ido creciendo hasta devenir, en efecto, el teléfono más ordenador que teléfono, pero no por ello debiéramos aguardar y ni siquiera desear la sustitución del ordenador, incluso el portátil, por el teléfono móvil, pues a todas luces, ante la mayor virtualidad en todo, por cuestiones ergonómicas ambos dispositivos se complementan: el ordenador requiriendo incluso siendo portátil una postura sentada y estable pero que permite el tecleado a pleno uso de todos los dedos de las manos, y el móvil por su parte permitiendo mayor libertad de postura y más movimiento pero con los dedos más limitados para teclear.

Mejor cuanto más puedas hacer con el móvil, pues mayor libertad de movimiento tendrás para realizar tareas desde cualquier lugar, facilitándote en muchas ocasiones no renunciar a ciertos desplazamientos por tener, aunque usases un portátil, que estar preferiblemente en un lugar fijo y estable. Pero por descontado habrá ciertas tareas para las que por su grado de elaboración y concentración precisarás, o a lo menos te irá mejor, un ordenador. Combinando, en definitiva, ambos dispositivos, tienes para tus tareas en blogs y demás ámbitos informáticos un mayor abanico de opciones ergonómicas que den respuesta a tus necesidades de interactividad virtual.

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