Hacerse una idea del proceso por el que la virtualidad ha devenido una interactividad cada vez más bidireccional comporta la conveniencia de retrotraerse a lo que antes de las actuales telecomunicaciones más se les parecía: el correo postal. Si bien todavía hoy de amplio uso, el correo postal junto a la tradicional imprenta han ido cediendo intensidad de utilización ante, primero y respectivamente, la telefonía y los medios audiovisuales, y luego, en conjunto correo e imprenta, ante lo telemático.
También telefonía y medios audiovisuales acusan tendencia a ceder intensidad de uso ante las tecnologías telemáticas, y es aquí donde encontramos la cúspide de lo que la virtualidad ha logrado, a lo menos hasta ahora, en bidireccionalidad. Hemos pasado de una bidireccionalidad de prácticamente uno a uno en cuanto al correo postal y de una unidireccionalidad masiva con la imprenta entre emisor y público a una virtualidad global y bidireccional en la que constantemente cualquiera puede ir alternando su rol de emisor o de receptor. En el medio de este paso, ha habido un importante período en el que, de un lado, el teléfono tradicional ya había aportado una importantísima superación en cuanto a rapidez dentro de lo bidireccional uno a uno del correo postal e incluso del telégrafo, y de otro, los medios audiovisuales de comunicación de masas superaron asimismo en rapidez a los medios impresos, desde libros hasta publicaciones periódicas diarias pasando por todas las demás publicaciones periódicas pero no diarias.
Poca valoración profunda merece específica y propiamente el telégrafo aun habiendo implicado en lo estrictamente técnico un gigantesco salto respecto a la bidireccionalidad del correo postal. De manera muy rápida el teléfono se interpuso en la amplia generalización del envío inmediato de texto, que tendría que esperar hasta que se popularizasen la telefonía móvil y los ordenadores interconectados, logrando entonces el texto resituarse a la par respecto a la celeridad de la que telefonía y medios audiovisuales ya gozaban.
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