Efecto retroactivo transcontextual

Tanta es la envergadura de la retroactividad de Internet, que absorbe lo propio de la etapa anterior hasta tal punto que aun este cambio de ciclo histórico siendo calificable de revolucionario puede no dar la sensación de que se esté ante algo que con propiedad sea una revolución. Una revolución, brusca o no pero en cualquier caso de una cierta rapidez en términos históricos, es un fenómeno de transcontextualidad.

De la brusquedad, igual que en su caso de la falta en sí de retroactividad, no se deriva que una etapa nueva vaya a ser radicalmente diferente de la anterior ni que, aun llegando a serlo, tenga más mérito que habiéndose producido sin brusquedad, pero bien es cierto que a lo largo de toda la historia predigital y en especial en sus últimas etapas lo que hemos llegado a entender en tanto que revolucionario ha implicado por lo común choques bruscos que si no siempre a menudo han terminado revistiéndose de un supuestamente bonito discurso de heroísmo. Con toda probabilidad, tal brusquedad no ha solido sino acrecentar por su tendencia a la falta de retroactividad las posibilidades de repetir justo lo que haya llevado al choque del que según qué situación y ámbito se tratase; y así la humanidad, si queremos continuar con esta perspectiva respecto a la concepción de lo revolucionario, ha estado de revolución en revolución en el sentido de que ha estado de conflicto en conflicto entre al fin y al cabo prójimos. Pero esto puede que esté en un momento crucial para dejar del todo o casi de ser así. La tecnología digital telemática, de la que la blogosfera es parte tan notoria, tiene tal efecto retroactivo transcontextual que su eminente carácter revolucionario pasa casi desapercibido.

Además de la tecnología en sí y, ya extrapolando un poco, los medios de comunicación, en particular los de masas, abarca la incidencia y a la vez retroactividad de Internet, a través de la blogosfera en buena medida, todos los ámbitos de nuestra época, que por reducirlos a un par en los que puedan más o menos incluirse todos puedes básicamente considerar que son el social y el económico, ambos en sus múltiples niveles textuales y contextuales. La revolución digital, aun no pareciendo una revolución a la vieja usanza, lo es quizá más que muchas de las de tal clase.

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