La gran criatura ciberespacial

No es para sorprenderse que el ámbito académico o en general educativo, en buena parte cuna de Internet, se transforme justo a raíz del desarrollo del ciberespacio, pero tampoco es fácil que tal ámbito, con la inercia que lleva de siglos, cambie de un día para otro. Con la gran criatura ciberespacial que las instituciones académicas engendraron, éstas bien pueden dar respuesta a qué hacer con la superproducción de conocimiento y a cómo agilizar el contacto entre investigadores.

De estar, como todo parece apuntar a que está, Internet destinada a transformar tantas cosas, raro sería que no transformase precisamente el entorno educativo que es donde acabó en gran medida conformándose la base de lo que el ciberespacio es hoy. Lo educativo, y en especial de nivel superior, lo que sería con propiedad lo académico y en particular lo académico universitario, tras al parecer haber llegado hace algo más de un siglo a la convicción de que todo el conocimiento estaba ya descubierto y que en lo sucesivo sólo cabría ir haciendo en todo caso pequeños añadidos, ha seguido desarrollando, en cambio, su función esencial de producción de conocimiento hasta tal punto que, en contra de lo que desde una perspectiva pragmática y convencida habría ido bien a quienes consideraban el conocimiento concluido, ha sido evidente hasta cotas culminantes no en sí el conocimiento sino la producción de materiales con los que del avance en conocimiento se deja constancia y sigue progresando la erudición. Nos estamos refiriendo por descontado a materiales analógicos, que por tanto precisan de su espacio propiamente físico de almacenamiento. Además, las telecomunicaciones predigitales, no sólo ya lentas en sí mismas, contribuyen a tener que en su caso generar más amontonamiento de tales materiales.

Con una tecnología, la de tipo digital y telemático, que permite almacenar cómodamente cuantos materiales de conocimiento se produzcan y que hace, por si fuera poco, de la comunicación en general, y por tanto entre investigadores también, algo que es instantáneo se esté donde se esté en todo el mundo, es natural que, sobre todo ante un cúmulo de materiales académicos antiguos y de nuevos que van a tener que seguir haciéndose, el ámbito educativo no sólo abrace esta tecnología sino que haya sido desde donde se ha impulsado. Aun con lo que a través de su propia criatura le queda por evolucionar, tal criatura, Internet, es de lo educacional el destino.

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