El cambio crucial

Previo a los ciclos en que un proyecto de prácticamente cualquier clase deviene de condición madura, ha tenido que, por un lado, sustentarse en lo cuantitativo y, por otro, en lo subjetivo. Aunque, en el caso particular de la blogosfera, es un blog estático un posible tipo de buena publicación, su inherente ausencia de actualizaciones de contenidos hace que con propiedad esa trayectoria no se desarrolle.

Quizá parezca que no son combinables, pero lo cuantitativo y lo subjetivo conforman la senda a la veteranía del blog u otro proyecto que hagamos, por lo que tenemos que hacer cuanto a nuestro alcance esté por disociar en cierta medida las de por sí respectivas y estrictas relaciones entre lo cuantitativo y lo objetivo y, por otra parte, entre lo subjetivo y lo cualitativo, pues así disociando nos resulta viable deducir aquello que, tomado en su justa medida, establece que de la cantidad se deriva la calidad. Algo o alguien que produce indefinidamente y sin más hará de la cantidad un estancamiento que en el mejor de los casos, pese a que objetivamente sea una producción considerable, quedará cualitativamente en asumible imprecisión; si, en cambio, la cantidad va derivando de la objetividad a una subjetividad que dé lugar a una esencia genuina, entonces la calidad tendrá tendencia a ser mejor que lo que conlleva imprecisión.

Consiguiendo que de tu cantidad productiva en un blog o similar extraigas calidad y, de ahí, un respetable sello original, estarás dando el cambio crucial de lo incipiente a lo veterano. Lo tan identificable con lo objetivo, que es la cantidad, deriva de tal guisa en lo que es tan identificable con lo subjetivo, que es la calidad, de modo que es en este cruce de conceptos donde hallarás el avance en la trayectoria de lo que realices.

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