La asumible imprecisión

Ya de por sí inalcanzable pero a la vez indeseable, la perfección no caracterizará, por todo ello mismo, nada de lo que en la vida normal y corriente se haga ni, así pues, nada de lo que se publique en blogs ni otras modalidades comunicadoras. Imprecisiones y hasta errores forman parte de la naturaleza de las cosas en general y de lo que en particular se publique, pero si bien cabe no aspirar al extremo de lo perfecto, tampoco hay que abocarse a que dé igual cometer un grave error.

Poniendo nuestra atención en la prevención de lo imprevisible, estaremos afianzando nuestra capacidad organizativa para mantener ese conveniente pero delicado equilibrio gracias al que lo bien sintetizado, en el sentido de estar bien elaborado, guarda una asumible imprecisión tanto en el fondo como en la forma de lo que nuestro blog, o iniciativa similar, muestre. Sin esa asumible imprecisión, o estaríamos ante algo que es perfecto y, por lo tanto, concluso y sin más recorrido, o al contrario, ante algo de tal suma imperfección que no hará sino transmitir una impresión de falta de interés en lo realizado. En la asumible imprecisión de lo que blogueemos o expresemos por otras vías, queda patente nuestra voluntad de hacerle fácil al público o a los públicos la adecuada comprensión de lo que hayamos reflejado; de lo contrario, estamos forzando a que comprendernos requiera mayor esfuerzo por parte de a quien o a quienes nos dirijamos.

Cultivando tu capacidad organizativa adquirirás mayor habilidad para mantener una asumible imprecisión en lo que publiques incluso ante los más difíciles contratiempos. Haciendo esto, llegarás a ir convirtiendo, del todo o en parte, cada asumible imprecisión en la base del mayor o menor efecto sorpresa que causes con lo siguiente que termines publicando, de manera que el transcurrir de tu trayectoria y el de la de tu proyecto se desarrollarán con amplia aceptación.

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