Sea o no un blog, el transcurrir de la trayectoria de todo proyecto emprendedor es en cierto modo un paso de la objetividad a la subjetividad. Entiéndase por objetividad lo que a todo el mundo le resultará más fácil de asimilar y comprender; y por subjetividad, lo que cabe juzgarse con conocimiento de fondo del proyecto en cuestión y desde una mayor o menor actitud tolerable según respectivamente tal proyecto logre o no un respetable y genuino sello.
Los fundamentos de todo proyecto que emprendamos, y sobre todo en su inicio, aunque sin perjuicio de que nazca ya con vocación innovadora, conviene que partan de la objetividad, en ese sentido de aquello que a la gente va a resultarle familiar de algún modo y, por ello, similar a algo que sea conocido, pero por descontado sin caer en la copia burda y descarada. Con las plantillas que los blogs al uso o macroblogs ofrecen en plataformas genéricas y con los poco customizables perfiles de redes sociales o microblogs, disponemos de una buena parte de tarea hecha en cuanto a partir de una consistente objetividad, que además en las redes sociales, lejos de que la poca customización sea un inconveniente, permite potenciar lo interactivo. Vehiculando todo ello con la finalidad de con esa base desarrollar un marco subjetivo que determinará en qué grado se juzgue nuestro genuino carácter, estaremos construyendo nuestra propia estilística.
También blogs, y demás iniciativas, que sean de lo más impersonales debieras contemplarlos mediante objetividad y subjetividad en los términos expuestos. No es que todo tenga que ir hacia lo subjetivo en plan poco razonado, sino que de elementos que todos tienen a su mismo alcance, y por eso resultan elementos familiares y fáciles de comprender, o sea resultan objetivos, tienes que buscar cómo construir subjetividad en tanto que aquello por lo que por ti mismo se te valore.
OscarWeblogs
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