En algún punto entre la introspección y la interactividad

Las fuentes de inspiración pueden encontrarse en el exterior de uno mismo, o bien, al contrario, en su interior en el sentido de pensamientos que cada cual tenga. Con la introspección uno mismo repasa en su interior sentimientos, recuerdos, deseos... y las posibles interconexiones que entre todo ello se puedan generar. Al manifestarse finalmente, la inspiración podrá brotar en un momento en que se esté más en plan de introspección, o bien, más en plan de relación con lo externo al propio individuo.

Sin tratarse de caer ni mucho menos en un considerable aislamiento, realizar a menudo un ejercicio de introspección es, por lo menos a nuestro parecer, tan recomendable como la práctica de la interactividad, tanto la unidireccional como la bidireccional. La introspección va bien considerarla en tanto que una especie de pausa en la que no sólo procuramos reposar físicamente sino que en nuestro pensamiento repasamos todo lo que concierne a una inquietud de proporción más o menos vital: en nuestro caso una inquietud que sea plasmable en un blog. Por muchos 'inputs', y por tanto posibles fuentes de inspiración externas, que seamos capaces de obtener quizá sólo con esto la inspiración no nos llegue, aunque a otra persona sí se le pueda manifestar enseguida con alguna, o varias, de esas mismas fuentes en cuestión; sin embargo al hacer esa pausa a la que nos hemos referido nuestra mente quizá se active de tal manera que entonces sí alguna de esas fuentes potenciales de inspiración devenga fuente efectiva de inspiración, o bien puede que encontremos la inspiración efectiva en un origen que no consista de modo necesario en algo procesado relativamente hace poco por nuestros sentidos, sino por ejemplo un recuerdo, un sentimiento, o un deseo: algo en definitiva inmaterial del todo, lo cual vendría a ser lo opuesto a encontrar la inspiración por medio de la interactividad, vía que es igualmente válida. Hallar la inspiración acaba en este sentido consistiendo en abordar tanto fuentes potenciales internas, o sea mentales y mediante la introspección, como fuentes potenciales externas, mediante la interactividad; y ahí, en algún punto entre la introspección y la interactividad daremos cada vez con esa inspiración que nos permita elaborar la clase de contenidos que ofrecemos, o que queremos ofrecer.

Por mucho que tengas la convicción de disponer de una fuente de inspiración por lo menos duradera, no te confíes demasiado: intenta buscar en la medida de lo posible nuevas fuentes. La introspección, al igual que su lado opuesto si se puede denominar así, o sea la interactividad, es una vía recomendable, e incluso podríamos aventurar a afirmar que saludable, de potenciar tanto como se pueda mientras no se caiga en el exceso y el abuso, que en el caso de la introspección consistiría en una situación de autoaislamiento. Introspección e interactividad está bien que las ejerzas al máximo de manera habitual, pues la inspiración vendría a ser algo que constantemente se va moviendo entre ambas.

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