Concretar la originalidad lleva su tiempo

En la fase del imaginario personal la originalidad es aplicable de tal manera que el público al que se aporte la iniciativa ya concreta no sea en absoluto el mismo colectivo del que el correspondiente concepto, en abstracto, salió. Hacer esto, por muy elaborada que haya sido la tarea de concreción en cuanto a originalidad, no deja de implicar un cierto riesgo, pues lo que con toda probabilidad el público originario sí valoraría puede que otro no lo haga; sin embargo, también pudiera ocurrir a la inversa: que el público del que es originario un concepto no lo valore en la forma original que se le haya dado, mientras que en otro colectivo sí cause un éxito relevante.

Acertar a la primera, y de pleno, con el retorno de un concepto concretado en forma de proyecto original no es fácil: tener claro el recorrido de la originalidad, que va del público al individuo y de nuevo al público, es esencial pero no suficiente como para que todo lo que hagamos tenga un éxito ni mucho menos sobresaliente, y menos aún de manera inmediata, nada más salir a la luz. Hemos apuntado que los colectivos evolucionan, así que dependiendo de lo que tardemos en poner en marcha un proyecto quizá el público al que lo retornemos haya cambiado y no lo aprecie tal y como lo hubiese hecho si aún fuese el mismo colectivo del que se sacó el puro concepto en abstracto; no debemos caer, no obstante, en la excesiva prisa por crear y aportar: concretar la originalidad lleva su tiempo y este tiempo no tiene una medida exacta a la que acogernos en tanto que garantía de que con cierto período de dedicación tenemos asegurada la originalidad y garantizado el éxito. Será en todo caso en ciclos avanzados de nuestra experiencia emprendedora, sea de por libre sea en grupo o ambas, que debiera ir resultándonos más fácil dotar de éxito casi, si no del todo, inmediato a una idea original al devolverla concreta al mismo público del que surgió su estado en abstracto, e incluso al llevarla, con las convenientes adaptaciones que en su caso procedan, a otros públicos por muy distintos que sean del colectivo originario del que surgió la abstracción que hayamos utilizado en nuestra búsqueda de la originalidad.

La medida del tiempo que hallar la originalidad conlleva es tan poco fijable que hasta es diferente en una misma persona a lo largo de su propia experiencia emprendedora: si eres un bloguero experto, o tienes cierta experiencia en alguna otra clase de proyecto, es muy probable que ya te hayas percatado de ello, y de lo importante que es no caer en el agobio si el éxito de lo que haces no se manifiesta desde el mismo principio al poner tal proyecto en marcha. Esta importancia en cuanto a no agobiarte si el éxito no es inmediato debieras tenerla asimilada para cualquier iniciativa ya desde los momentos potenciales e incipientes de tu propia trayectoria, sea de bloguero o en otro tipo de iniciativa.

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