En ocasiones, teniendo voluntad y capacidad de ir más allá de la tarea valorativa global poco exhaustiva pero sin opción de hacer una valoración exhaustiva a la vez que intensa, tal vez resulte complicado decidir si es mejor optar por limitarse a la valoración global pero haciéndola de manera exhaustiva, o bien hacer hasta una tarea de nivel pormenorizado, siendo por tanto de la máxima intensidad, pero sin exhaustividad. Según el nivel de madurez del proyecto son definibles unas directrices para solventar la duda.
Sería lo ideal que para todo proyecto hiciésemos siempre valoraciones que, yendo de lo global a lo pormenorizado, fuesen además valoraciones exhaustivas: de no ser viable llegar a esto y sin resignarnos a hacer lo mínimamente indispensable, que sería una tarea valorativa global pero no exhaustiva, haremos bien, si nuestro proyecto es potencial, o bien, incipiente, en optar por priorizar la exhaustividad; mientras que si nuestro blog, u otra iniciativa que hayamos desarrollado, está ya en sus ciclos de madurez, mejor fomentemos la intensidad y procuremos cubrir, por tanto, toda la franja de lo valorativo global a lo valorativo pormenorizado, aun siendo en cierto detrimento de la exhaustividad. Un proyecto que esté en ciclos iniciales merece ser valorado, ante todo, con exhaustividad global porque es natural que toda iniciativa, en tales fases de su trayectoria, no tenga aún sus detalles del todo perfeccionados, por muy bien que concibamos tal iniciativa, de modo que si nos preocupamos de que por lo menos, en su conjunto, resulte original al público, o a los públicos, estaremos favoreciendo al menos una buena introducción del proyecto. Cuando nuestra iniciativa ya esté en sus ciclos de madurez, resultará más adecuado centrarnos en evaluar lo que aportemos en base a todo lo intensa que puede llegar a ser una tarea valorativa, o sea, en base a llegar hasta hacer una tarea valorativa de nivel pormenorizado, aunque no sea de modo exhaustivo, y así, que cualquier decisión que tomemos se fundamente mejor en la esencia de todo lo que el proyecto en cuestión haya llegado a devenir.
Que respecto a tu proyecto tengas que optar entre valoración con exhaustividad o con intensidad dependerá respectivamente de si ese proyecto lo estás empezando o de si ya es maduro. Conviene no obstante que cuando tengas ocasión, no renuncies a hacer una tarea valorativa tanto exhaustiva como intensa. Ante un momento intermedio de la trayectoria de tu iniciativa, lo que sería un cambio del ciclo incipiente al de madurez, si debes elegir entre hacer una clase de evaluación u otra, lo recomendable será que hasta que el proyecto esté por completo dentro del ciclo de madurez continúes con la valoración basada en la exhaustividad, así evitas precipitarte en cuanto a emprender una nueva manera de hacer autovaloración; aunque si el cambio de etapa es progresivo puede proporcionar buenas ocasiones de empezar a por lo menos ensayar la evaluación de carácter más intenso para cuando tengas que empezar, o continuar, aplicándola en el ciclo de madurez.
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