Una buena tarea valorativa debe llevarse a cabo teniendo presente que hay que ajustarla a la circunstancia de cada proyecto. De no calibrar bien la tarea valorativa respecto al proyecto evaluado quizá se acabe produciendo una valoración demasiado pobre o, en cambio, en exceso detallada. Que la tarea valorativa más intensa sea la que contempla toda la franja desde la valoración global a la específica no implica que en todos los casos cubrir todo ese margen, ni mucho menos hacerlo con exhaustividad, sea lo mejor.
La tarea valorativa en cuanto a cualquier blog, u otro proyecto, puede ser todo lo intensa que queramos y podamos, pero si bien es importante, dentro de las opciones de cada cual, hacer una mínima tarea valorativa que no se quede en lo superficial, tampoco hay que caer en un sobreanálisis que nos conduzca a emplear más tiempo en valorar lo que hacemos que en desarrollar el propio proyecto, en especial en lo que se refiere a toda iniciativa ya sacada a la luz. Ante un proyecto dirigido a un único público, sólo por el hecho de no contar con una valoración de nivel específico, la tarea valorativa no debiera requerir tanto tiempo como en otro que se haya lanzado a varios públicos; ni siquiera la sola valoración global tendría que requerir más tiempo a un proyecto de público único en comparación a uno de varios públicos, siempre que, por cierto, estemos contemplando proyectos que, pese a la diferencia de tipología de público, sean más o menos comparables en la mayoría, o por lo menos muchas, de sus otras características. Entonces ¿hasta dónde llega la intensidad de la mejor tarea valorativa? Más que hasta el punto de la valoración específica, la mejor respuesta nos parece que es la que tome de base el tiempo a emplear en la tarea valorativa en función de lo que este tiempo repercuta en el de dedicación al desarrollo del propio proyecto, y por tanto respondemos que la mejor tarea valorativa llega hasta tal nivel de intensidad que, en todo caso, no reste tiempo básico de dedicación a realizar la propia iniciativa que se evalúe.
Por mucho que al menos una valoración global sea siempre indispensable, ni siquiera ésta debes hacerla de tal manera que implique restarte tiempo básico de dedicación a realizar la propia iniciativa que estés emprendiendo. Aun en un proyecto grupal y en el que sea factible delegar la tarea valorativa a alguien capaz de poner gran dedicación en evaluar la iniciativa de la que se trate, es importante que ese alguien no se reste tiempo del imprescindible que necesite para su función esencial dentro del proyecto, si no es que su función consiste precisa y únicamente en evaluar el proyecto hasta lo más intensamente que pueda.
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