Riesgo de ir a la deriva

Al igual que la tarea valorativa no debe restar tiempo básico de dedicación al desarrollo del proyecto, este tiempo básico de dedicación a lo que se realice no tiene que ser de por sí tal que no permita hacer una mínima tarea valorativa consistente: por esto hay un tipo de valoración, la global, que se considera indispensable. Cualquier proyecto que se quiera emprender, o bien, seguir manteniendo de haberse sacado ya a la luz, tiene que estar concebido en base a disponer de cierto tiempo fundamental a la evaluación de lo que se esté llevando a cabo.

Que no dispongamos de un mínimo tiempo para evaluar nuestra tarea bloguera, o incluso cualquier otra clase de iniciativa más o menos emprendedora que estemos preparando o que ya hayamos sacado a la luz, no es buena señal. Por mucho tiempo básico de dedicación que nos requiera lo que hacemos, si no hay opción de dedicar también un mínimo tiempo a la tarea valorativa, o sea, a hacer al menos una valoración global, es bastante probable que corramos riesgo de ir a la deriva en cuanto a nuestro proyecto. Por muy bien concebido que esté, un proyecto no se pone en marcha y ya está, ni alcanza un punto de veteranía a partir del cual no es necesario llevar a cabo valoración alguna: hace falta que de vez en cuando se le realice una evaluación y que de ahí saquemos valoraciones con las que tomar mejores decisiones en relación a todo lo concerniente a lo que estemos realizando. Esto, por tanto, va más allá de que nos estemos refiriendo a un bloguero, u otra clase de emprendedor, potencial, incipiente o veterano; tampoco depende de si se trata de una iniciativa individual o grupal, ni de si tal iniciativa se está aún concibiendo, es de reciente publicación o si ya está en sus ciclos de madurez: la tarea valorativa, por lo menos la indispensable, o sea, la global, es una acción que debemos ir realizando a lo largo de toda la trayectoria del propio proyecto y en combinación en todo momento con la dedicación básica que el desarrollo del propio proyecto requiera.

En caso de que la preparación o la realización de tu iniciativa no te deje margen para dedicarte a la valoración, al menos a la global, de esa misma iniciativa, conviene que asimiles que, con toda probabilidad, estás gastando demasiado tiempo en un proyecto que quizá no merezca toda esa dedicación a prepararlo o a realizarlo, ya que, por ese mismo hecho de no poder hacerle una mínima evaluación, acabará siendo una iniciativa sin rumbo. Prescindir por completo de una tarea valorativa seria, incluso si quieres justificarlo por falta de tiempo a causa de lo ambicioso que pueda ser tu proyecto, no es ni mucho menos recomendable, pues la falta de rumbo, el ir a la deriva, es capaz de hacer que hasta el mejor concebido de los proyectos esté en riesgo de salir a la luz, consolidar su veteranía o mantener, y dentro de lo factible mejorar, su madurez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario