Un toque personal en los contenidos divulgativos tiene su cabida del mismo modo que en aquello que sea personal está bien introducir algo que sea divulgativo. En aquello puramente técnico lo personal desentona; pero en un contenido divulgativo, si bien la esencia debe radicar en conectar el ámbito del origen y de la aplicación del conocimiento con el ámbito del público genérico, lo personal más o menos centrado en quien ejerza la autoría del contenido en cuestión ayuda a suavizar el nivel técnico y hacer el conocimiento a transmitir más ameno para un público amplio.
Divulgar, se haga de manera más descriptiva o más proposicional, no se limita a expresar de manera fácil aquello que de entrada es difícil: si así fuese, divulgar no sería muy diferente de resumir y de, además, adaptar el contenido del que se trate cambiándole ciertas expresiones técnicas por otras más genéricas. Al divulgar va bien que en toda descripción y, en su caso, en toda proposición que hagamos tomemos de base un estilo expresivo que a nivel general sea propio, nuestro, genuino, o sea, que adaptemos lo puramente técnico a nuestro estilo y no nuestro estilo a aquello puramente técnico que queramos tratar. De este modo ponemos precisamente nuestro estilo propio a prueba, demostramos que con él somos capaces de transmitir todo aquello impersonal que abordemos y, si lo conseguimos, reforzamos nuestro estilo en su conjunto. Si en cambio, nos restringimos a resumir contenidos y a cambiarles expresiones complicadas por otras sencillas, no dejará de quedarnos un contenido final que será poco más que un sucedáneo de lo que hayamos abordado; de un contenido a otro distinto que publiquemos se notará que es como si cada vez lo expresase alguien diferente, no se percibirá una continuidad y, en todo caso, cualquier público receptor acabará muy probablemente por percibir, y con razón, falta de un mínimo esfuerzo. La manera de empatizar con cualquier público al que queramos divulgar lo que sea pasa por sintetizar, que no necesariamente resumir, lo que queramos hacer objeto de nuestro discurso, sea en el formato mediático que sea.
Cuando estés sintetizando el contenido que en tu blog o en prácticamente cualquier ámbito pretendas transmitir, y en el caso de que adoptes una finalidad divulgativa, introducir una perspectiva personal, sea la tuya misma al respecto, o bien, la de alguien de quien tengas constancia que guarda alguna relación con lo que comuniques, refuerza en lo divulgativo el suavizado del nivel académico. Precisamente el ámbito de los blogs, por su vínculo de referencia con los clásicos diarios personales, es ideal para practicar en la divulgación el recurso a la perspectiva incluso más íntima, aun centrándote en tratar algo que sea impersonal.
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