Toda publicación de contenido propio y cualquier inclusión de contenido ajeno constituyen, en especial en la blogosfera, actos de interactividad. En la medida en que se varía el ritmo interno o el externo de lo que se ofrece al público receptor se está, por tanto, condicionando en mayor o menor medida la interactividad puesta en práctica, sea según el caso la unidireccional, la bidireccional o ambas.
A pesar de que un contenido, propio o ajeno, que difundamos en la blogosfera no genere nunca, o por lo menos hasta al cabo de mucho tiempo, reacción evidenciable por parte del público receptor, ello no implica que no haya habido interactividad. De entrada, la interactividad unidireccional, la que mantenemos con la propia plataforma bloguera, siempre se habrá tenido que producir para que difundamos lo que nos hayamos propuesto. Por su parte, la interactividad bidireccional, aun no siendo evidenciable no se desprende que no haya tal interactividad, por lo menos por el solo hecho de que alguien visite lo que hacemos y ello le suscite cierta reacción interna a partir de la cual ese alguien varíe algún rol de emisor que asuma. Con todo esto nos resulta factible asociar en buena medida, de un lado, la interactividad unidireccional a la velocidad interna que debemos modular según nuestra conveniencia, y de otro lado, la interactividad bidireccional al ritmo externo que todo público debe percibir como constante. Cuanto más de ritmo constante sea también la interactividad unidireccional que practiquemos, mayor comodidad sentiremos al hacer las tareas internas que nos correspondan y más sencillo nos resultará respetar el ritmo de publicación al que todo público que tengamos esté acostumbrado.
La interactividad que generes tanto unidireccional como bidireccional tiene que procurar ser una interactividad rítmica, en particular en la faceta bidireccional, con la que conectas con todo público receptor: ahí debes procurar aplicar el ritmo más constante posible. En cuanto al ritmo en la interactividad unidireccional, si bien puede, y a veces incluso conviene, que esté sujeto a variaciones al cambiar de velocidad a la que realices las tareas propias de preparación del blog del que en mayor o menor medida te encargues, facilitará si es constante tu propia conciencia de rutina y de familiaridad respecto a las distintas plataformas con las que bloguear.
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