El proceder impulsivo sin más no es buena vía para realizar prácticamente nada: desde luego no lo es en el caso de hacer blogs. No obstante, si en cualquier momento de la trayectoria de un blog, u otra iniciativa más o menos similar, se cae por lo que sea en hacer algo mal por actuar desde el impulso, no hay motivo para que cunda el pánico si se es capaz de reconducir la situación.
Cabe distinguir entre lo que es ser impulsivo y parecerlo: no está mal que un blog dé la impresión de estar hecho en plan informal, pero ello no implica que el procedimiento por el que en verdad hacemos el blog sea la informalidad, pues es entonces cuando no sólo no daremos sensación de informalidad sino que con toda probabilidad no tendremos manera de que nos salga publicación alguna con un mínimo de coherencia. Quizá en el impulso sea inevitable caer de vez en cuando, e incluso puede que desde el impulso más irracional nos acabe saliendo bien lo que finalmente publiquemos, pero de ahí no debemos acomodarnos en la plena confianza de que siendo impulsivos sin más nos resultará todo fácil en el blog del que se trate, e incluso en proyectos de otro tipo. Lo que desde el impulso hagamos debemos acabar reconduciéndolo hacia lo que sea fruto de fijar el rumbo en cuanto a la iniciativa que realicemos. Ni siquiera el hecho de que fijar el rumbo de nuestro proyecto lo fundamentemos en la informalidad conlleva que nos abandonemos a ser impulsivos por completo, al contrario, hacer una publicación en estilo informal requiere también su alto grado de proceso preparativo, en ocasiones incluso un grado superior al de una publicación formal.
Mediante un proyecto bloguero en el que fijar el rumbo haya sido una tarea hecha desde los ciclos incipientes de la misma iniciativa, estarás en mejor condición de no caer en lo más impulsivo. Aun tratándose de un blog en el que hagas uso del estilo informal, desde la preparación podrás realizar el blog de tal modo que en todo momento lo que publiques te salga mejor.
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