Dependiendo de lo más o menos avanzada que esté la trayectoria de una iniciativa bloguera resulta más propicio centrarse en el ritmo interno o en el externo. Cualquier variación en el externo, sin embargo, sea en el ciclo que sea de la trayectoria del proyecto, siempre debe ser fruto de una decisión tomada muy a conciencia, pues es el ritmo que de por sí condiciona lo que todo público receptor percibe de la iniciativa bloguera.
Los ciclos iniciales de emprendedor bloguero, y más si el propio proyecto está también en sus ciclos incipientes, debieran estar marcados por un ritmo interno de tareas que vaya procurando ser lo más estable posible para asegurar la constancia del ritmo externo; cabe que además hagamos en estas etapas tantos ensayos de imprevistos como sea posible para ir acostumbrándonos a los que puedan surgir de verdad, pues de no hacer tales simulacros es muy probable que al haber circunstancias fortuitas adversas que condicionen nuestras tareas internas, tales circunstancias condicionen negativamente el ritmo externo que debiera ser constante a pesar de todo. Llegados a los ciclos de blóguer veterano, el ritmo interno hasta podremos con facilidad variarlo intencionadamente cada dos por tres ante la autoconfianza ganada en las etapas iniciales: sin hacer falta que se produzcan imprevistos que susciten riesgo de alterar el ritmo externo, quizá nos interese variar el ritmo interno a conciencia a la vez que somos por completo capaces de mantener de todos modos el ritmo percibido por todo público. Aunque el ritmo constante en las tareas internas va bien mantenerlo siempre que podamos, alterar adrede el ritmo interno en la madurez bloguera y sin que se tenga que tratar de un ensayo puede responder a nuevas fórmulas organizativas internas que nos planteemos.
Más allá de la propia importancia de la percepción del público, o los públicos, el hecho de que decidas cambiar el ritmo externo de tu blog implicará en mayor o menor medida un cambio en tu ritmo interno, por lo que antes de acometer tal cambio exterior debes calibrar muy bien la repercusión interna que te conllevará. En tus etapas iniciales de blóguer no te arriesgues demasiado en este sentido: procura afianzar una cómoda correspondencia entre ritmo interno y externo, aunque practicando debidamente para toda situación imprevista.
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