Lo intercontextual

Puede darse muy fácilmente la circunstancia de que lo que sea propio de un contexto lo sea igualmente de otro y entonces se está ante una situación no de transcontextualidad sino de intercontextualidad. No obstante, la estandarización de lo que en un contexto haya provenido de otro puede que haga razonable acabar considerando intercontextual lo que en un principio fue transcontextual.

Entre los modos de comunicación visual y audiovisual apreciamos de manera bastante clara, quizá más que entre otros tipos de contextos comunicativos cualesquiera, la diferencia entre lo intercontextual y lo transcontextual: son en definitiva formatos de comunicación que tienen entre ellos de lo uno y de lo otro. Es intercontextual la clase de encuadres que se emplean tanto en lo visual como en lo audiovisual, no se trata de algo más propio del primero ni del segundo, sino que lo es por igual, pese a que históricamente es más antiguo lo visual que lo audiovisual, entendiendo lo audiovisual en tanto que lo audiovisual grabado, o sea lo que hoy por hoy entendemos por lo común por audiovisual y no a un nivel tan amplio que pudiera incluir lo teatral y otras formas de combinar lo visual dinámico y lo sonoro. Cuando, en cambio, en lo audiovisual empleemos una imagen congelada, no como un recurso por el que mostrar un documento visual, sino como efecto que busque una cierta impresión en el público por la propia condición de recurso visual en sí, sería acertado entender que procedemos mediante transcontextualidad, pues estamos de algún modo renunciando a lo propio de lo audiovisual, que es el movimiento, y de manera más o menos justificada incrustamos lo que es propio de otro modo de comunicación; incluso sería transcontextual en lo audiovisual, no una sola imagen congelada, sino una sucesión de imágenes congeladas, teniendo en cuenta que se notase que son congeladas, descartando por tanto que los propios fotogramas se puedan entender en este ejemplo en tanto que imágenes congeladas pese a que en la práctica esto no se percibe.

Si bien lo transcontextual, siendo fruto de un ejercicio que hagas de experimentación, tendrá con toda probabilidad un mínimo riesgo de que te pueda salir mal, no dudes en emprender tal ejercicio si en verdad, tras una decisión inspirada, estás convencido de que puede funcionar, pues quizá estés aportando algo completamente innovador. Con lo que ya es de por sí intercontextual, harás bien en aprovecharlo en la medida que consideres oportuna en tu blog u otro entorno comunicativo en el que te manejes.

Transcontextualidad

Los contextos, desde el más individual al más mundial, interactúan entre sí hasta tal punto que a cualquiera, precisamente en su contexto más individual, le puede resultar complicado analizar en base a qué un determinado nivel contextual evoluciona o no y por qué. En la búsqueda de una respuesta a esto, inspirarse debidamente, esto es buscando entre la interactividad y la introspección, hará más factible que se encuentre una adecuada respuesta.

Concebir los diferentes modos de expresión en tanto que compartimentos aislados unos de otros no suele ir demasiado bien, y más con el auge de lo multimedia en el que estamos inmersos. En lo artístico, por su esencia bastante predispuesta a lo experimental, es común que se combinen técnicas y se compartan recursos entre disciplinas artísticas. Lo técnico, que también tiene su esencia experimental, puede asimismo requerir de enfoques multidisciplinares que deriven en combinaciones multiformato de expresión. Todo ello, personal e impersonal, en sus respectivas facetas experimentales disponen en la blogosfera de un entorno idóneo para que lo manejemos, dentro de la debida prudencia, con una cierta predisposición a tomar de un lado y de otro, o sea, de unos contextos y de otros, para enriquecer lo que ofrezcamos aportando originalidad y efecto sorpresa. Al aplicar recursos, técnicas, fórmulas, etcétera de un contexto a otro, podemos conseguir, si sale bien, que algo tenga transcontextualidad y valga por tanto para algún nuevo contexto al que hasta entonces no se había aplicado. Mientras no dejemos de lado el proceder con inspiración convenientemente hallada entre introspección e interactividad, lo máximo que en principio nos puede condicionar en que la experimentación transcontextual no nos salga bien es la casi inevitable imprecisión implícita en todo lo que se encuentra en ciclos potenciales y primerizos.

Así como en etapas preliminares e incipientes lo experimental es por descontado propio, deseable y hasta inevitable en blóguers, y por extensión otros emprendedores, también si eres veterano puede que encuentres positivo el experimentar e incluso poner a prueba así lo que quizá creyeras que tenías asumido del todo. Experimentar desde la veteranía tiene la ventaja de que no se experimenta desde cero sino todo lo contrario, cuentas con un bagaje que, de no tomártelo en modo estricto, puede contribuir a que revitalices lo que hayas realizado hasta entonces y concibas algo que sea nuevo.

Cambios intracontextuales

Por más cambiante que sea un contexto, se trate en mayor o en menor medida de uno de calado histórico, no todo lo anterior se esfuma, por lo menos no de la noche a la mañana. Lo estandarizado que, incluso teniendo un origen muy remoto, permanece da una buena muestra de lo que en todo contexto queda, por poco que sea, de como mínimo el contexto anterior más inmediato.

La propia blogosfera entendida también en tanto que contexto ha tenido en su, aunque aún breve, intensa historia un momento relevante por lo menos de cambio intracontextual: el que nos ha permitido hacer la distinción entre macro y microblogosfera, esto es la propia aparición de las redes sociales. Cada blog en particular y cada proyecto blóguer en su conjunto, a medida que avancemos en ciclos de trayectoria, tendrá asimismo, salvo casi sólo en casos de macroblogs muy estáticos, sus cambios intracontextuales que, en el caso de las redes sociales y en lo que concierne al diseño genérico del perfil que sea, irán muy en función de la propia red social tal y como es característico en el entorno microbloguero. Cambiar intracontextualmente a nivel del propio estilo del que dotemos nuestros textos, entendiendo texto más allá de lo alfanumérico, es una decisión que si va a afectar al estilo en cuestión de manera muy profunda vamos a tener que procurar tomar pensándola a conciencia, y más si hemos conseguido fidelizar con tal estilo a cualquiera que sea nuestro público; si en verdad con tal situación queremos optar por desarrollar una línea estilística muy diferente a lo realizado hasta el momento, es digna de que tengamos muy en cuenta no la transformación de lo que ya ofrezcamos sino la opción de impulsar algo completamente nuevo, asumiendo lo que ello conlleva de empezar desde cero pero que nos parece que será mejor en cualquier caso que desvirtuar lo que ya esté en marcha.

Todo cambio intracontextual de tu blog, siendo un cambio hecho a conciencia, debes hacer que emane de tu adecuada inspiración, por tanto de una decisión fruto de haber buscado entre introspección e interactividad pero evitando que te condicionen en exceso tanto los cambios más extracontextuales como tu espontaneidad más impulsiva. Se trata de que en tu blog, por más opciones de cambiar y recambiar que existan, ejerzas un cierto control del que resulte una mínimamente bien forjada identidad.

Ante un contexto cambiante

Había otras vías de interactividad antes de la interactividad telemática y las sigue habiendo después, pero la interactividad telemática representa una condensación tal en cuanto a procedimientos que destaca por su capacidad de gran accesibilidad para prácticamente cualquiera. Esta condensación tecnológica, al hacer factible una comunicación en abierto, multimedia y fácilmente reconsultable, marca un hito a escala mundial.

Una manera básica de entender la tecnología es concebirla en tanto que una extensión del ser humano, si bien desde una perspectiva más abierta podemos incluir toda tecnología que aun siendo muy rudimentaria, como de hecho lo fue la primera desarrollada por humanos, realice un animal. Al crear y poner en práctica toda tecnología estamos ejerciendo interactividad unidireccional, pues operamos sobre elementos inertes, respecto a los que por tanto sólo tenemos opción, y es ése en verdad el objetivo, de desarrollar procesos de simple acción y reacción, o sea, de 'input' y 'output'. La comunicación entre seres conscientes, en particular entre seres humanos y esté en mayor o en menor medida vehiculada tecnológicamente, se rige por la interactividad bidireccional: el emisor hace su acción de transmitir el mensaje que sea, el 'input', y el receptor, sea de manera más o menos manifiesta, genera un 'output', la reacción; y tales roles de emisor y receptor son, potencialmente por lo menos, intercambiables, lo cual explica que sea bidireccional tal interactividad. La interactividad telemática en general y la bloguera en particular no son en este sentido sino otros tipos más de interactividad como otras, pero la gran aceptación que a nivel social y en prácticamente todas partes han tenido hace, si no constatar, como mínimo intuir que es ante un contexto cambiante donde estamos.

Las tecnologías son signos de lo que ha caracterizado cada época, unas veces desarrolladas tales tecnologías más por no haber otro remedio, otras veces más por inercia, por gusto, por ensayo y error y demás motivos habidos y por haber. De todo esto te darás cuenta que con toda probabilidad hay bastante, o incluso mucho, en la tecnología que supone tanto la blogosfera como toda Internet, así como en la interactividad, uni y bi, telemática y no telemática, propia del momento.

La interactividad antes de lo interactivo telemático

Desde una perspectiva amplia, al igual que ocurre con las nociones de texto y de contexto, la interactividad uni y la bidireccional también pueden entenderse en ámbitos mucho más allá de lo bloguero en particular y lo telemático en general. Aun habiéndose popularizado con la informática y más en concreto con Internet, la interactividad antes de lo interactivo telemático también existía y puede ser identificable en su doble faceta: uni y bidireccional.

En esencia la interactividad, por lo menos según la entendemos nosotros en el ámbito que más nos concierne y que es la blogosfera, la hemos dividido en unidireccional y bidireccional para distinguir respectivamente la interactividad que el usuario que sea lleva a cabo con el recurso informático que sea y la que usuarios establecen entre sí pudiendo haber por tanto entre ellos un intercambio de roles emisor-receptor. La particularidad más destacable que Internet ha proporcionado a la interactividad unidireccional es la de que con un mismo tipo de recursos, que son los recursos informáticos conectados en red, somos capaces de realizar un mayor grado de variedad de tareas en comparación a cualquier tecnología que en el pasado podamos identificar. En lo referente a la interactividad bidireccional, lo más remarcable con lo telemático es que la comunicación entre usuarios es la clase de comunicación de mayor inmediatez, mayor alcance, mayor multiformato, mayor facilidad de almacenaje y mayor sencillez de reconsulta que jamás se haya desarrollado. Antes de esto nos topamos con la larga trayectoria de lo analógico, que si bien en sus etapas más recientes ha podido dar lugar a dispositivos bastante multifuncionales no iguala ni de lejos la relevante condensación de modos comunicativos que lo digital ha aportado y que por tal condensación no han perdido calidad, sino que al contrario, la han ganado, y con Internet los recursos digitales han dispuesto todavía desde donde hacer un salto de una mayor intensidad en cuanto a mejoras incluso respecto a lo analógico más moderno. Interactividad por tanto es algo tan general y atemporal que desde nuestra perspectiva incluso la asociamos y aplicamos a una práctica tan universal como la búsqueda de la inspiración.

Va bien que la noción de interactividad la concibas más allá de lo informático por una pura cuestión de inspiración, ya que la inspiración se halla entre la introspección y la interactividad, pero interactividad entendida en un sentido amplio, no sólo la vehiculada por medios informáticos. Se trata de que la interactividad conviene que la desarrolles también en cuestiones para las que, por proximidad física, quizá no te hagan falta herramientas informáticas.

Ambos tipos de interactividad son importantes

Cuando lo mínimo que la blogosfera proporcionaba era lo más enfocado a la individualidad, lo máximo eran, más o menos como ahora en la macroblogosfera, unas mínimas y siempre interesantes opciones de interactividad bidireccional precisamente entre macroblogs, sin que se llamasen ni tuviese sentido llamarlos macroblogs, sino simplemente blogs. En esos momentos, la inexistencia de microblogs como tal, o sea, de las redes sociales que hoy día conocemos, hacía que no tuviese razón de ser diferenciar entre macro y microblogosfera.

De abordar, sea en la teoría o en la práctica y de manera más o menos exhaustiva, lo mínimo que la blogosfera proporciona considerando únicamente lo que desde nuestra perspectiva es la macroblogosfera o únicamente lo que también desde nuestro parecer es la microblogosfera estaríamos manejando en cualquiera de los casos una visión bastante sesgada de lo básico que a fechas actuales es factible desarrollar en el entorno blóguer en su conjunto. Considerar sólo blogs lo que hemos definido en tanto que macroblogs es conservar de la blogosfera una delimitación propia del tiempo anterior a las redes sociales, y circunscribir la blogosfera a las redes sociales o microblogs es menospreciar los, por así denominarlos, blogs de toda la vida en general y sus capacidades de resaltar la individualidad o en su caso la colectividad de un grupo muy específico. Así pues, con todo esto nos parece suficientemente justificado que abordar en menor o mayor grado lo mínimo que la blogosfera proporciona, tanto en la teoría como en la práctica, debe consistir en tratar, si bien con sus respectivas diferencias, tanto blogs de toda la vida como redes sociales. De tales diferencias, que a nivel estético resaltan bastante por sí mismas, cabe destacar la menor, en los macroblogs, y la mayor, en las redes sociales, interactividad bidireccional, o si lo preferimos, la mayor, en los macroblogs, y la menor, en las redes sociales, interactividad unidireccional. Puesto que ambos tipos de interactividad son importantes, podemos estar con esto plenamente convencidos de que las dos clases de blogs son lo mínimo que todo blóguer a lo largo de su trayectoria debiera conocer y practicar.

Ir cultivando la práctica tanto de macroblogs como de microblogs no debe hacer que te restrinjas a manejarlos con el mismo grado de intensidad, si bien un proyecto blóguer en sí consiste a lo menos en el desarrollo de un macroblog, y precisamente sólo uno por proyecto de manera recomendable, y diferentes redes sociales, como mínimo las generalistas. Según esté concebido y planificado el proyecto blóguer del que en mayor o en menor medida te ocupes, puede que con toda probabilidad tengas que ocuparte más del nivel macro o del microbloguero.

En la teoría y en la práctica

Referirse a abordar lo mínimo que la blogosfera proporciona, bien puede entenderse en la teoría y en la práctica porque independientemente de que gente concreta cultive o no a la vez el nivel macro y el nivel micro del entorno blóguer, respecto a lo cual lo mínimo recomendable es cultivarlos a la vez, en la teoría parece razonable que se considere también tal doble cultivo lo mínimo que la blogosfera proporciona. En ello tienen una función esencial las plataformas genéricas.

Si bien desarrollar una plataforma bloguera por completo particular es digno de considerarse meritorio porque constata un elevado nivel de conocimientos en cuanto a arquitectura de blogs, la blogosfera con sus mínimas, y a su vez máximas, capacidades de interactividad bidireccional, que son lo que constituye en buena parte lo interesante y genuino de lo bloguero, ha sido factible en muy gran medida porque hay plataformas genéricas. No es que, muy en especial en la microblogosfera, la falta de customización, o expresado en otros términos, la customización, en particular del diseño, a cargo de la propia plataforma genérica que sea consista en un defecto de la plataforma en cuestión, sino que gracias a esto se da una homogeneización sistémica y sistemática del entorno blóguer específico desde lo cual cualquiera interactúa bidireccionalmente mejor con cualquier otro que esté en el mismo entorno: es esto lo que nos parece que da, si no toda, mucha parte del sentido a que dentro de una red social todos los perfiles, aun pudiéndose customizar un poco en diseño, son, y de hecho deben ser, en general muy parecidos. Al igual que en un macroblog, somos libres de orientar en función de nuestros gustos y preferencias el contenido de lo que expresemos en una red social, pero en la forma de todo lo referido al ámbito del diseño genérico del blog, nos toca adaptarnos a una plantilla prácticamente única, no como en los macroblogs genéricos, que se caracterizan por ofrecer varias plantillas de diseño altamente customizables. Las redes sociales se orientan más a la sensación de comunidad, mientras que los macroblogs son idóneos para resaltar la individualidad, o bien, la colectividad de un grupo muy específico, y ambos ámbitos, micro y macrobloguero, nos parece que, aun habiendo quien los conciba de manera excluyente, o sea, o estando en uno o en el otro, son considerables en suma lo mínimo que la blogosfera proporciona, es más lo mínimo que debe proporcionar, tanto a nivel teórico como a nivel práctico.

Ya que las redes sociales han sido posteriores a los macroblogs, hubo un tiempo en el que lo mínimo que la blogosfera proporcionaba era lo más enfocado a la individualidad. Así empezó todo, pero la creciente tendencia a la interactividad bidireccional ha hecho, o quizá por lo menos en cierto modo ha sido consecuencia de, que las redes sociales eclosionasen y sean a fechas actuales indispensables en todo desarrollo de tu presencia internáutica a un nivel mínimamente capaz de crear una relevante y positiva incidencia.

Abordar al máximo lo mínimo que la blogosfera proporciona

Por la mayor proporción de elementos que en la microblogosfera se facilita sin demasiada opción de customización y además por la mayor dinamización en cuanto a interactividad bidireccional que en este ámbito de la blogosfera se ha generalizado, las redes sociales son plataformas pensadas muy en especial para la rapidez. Quien sólo valore la mayor rapidez a la que difundir lo que sea, tendrá suficiente con microblogs pero no deja de ser conveniente que se maneje también la macroblogosfera.

Hacer un macroblog, y más teniendo en cuenta lo fácil que lo ponen las plataformas macroblogueras genéricas, servirá para que incluso siendo, si no el mayor, uno de los mayores de nuestros objetivos la rapidez de difusión hacer que soseguemos esto por lo menos un poco y que nos centremos, tal y como nos parece que es muy recomendable en cualquier proyecto blóguer, en adiestrarnos en todo lo que se refiere a crear cuantos más elementos mejor en base a nuestro propio estilo. Movernos únicamente en redes sociales nos hace dejar de lado toda oportunidad de enriquecer nuestras capacidades de crear un sello propio no sólo en cuanto al fondo sino en cuanto a la forma de lo que transmitamos. No obstante, por las características más específicas de toda red social que sea especializada, el entorno microbloguero dispone, al segmentar por formatos mediáticos, de unas capacidades de mejor difusión para piezas concretas incluso en mejor grado que prácticamente cualquier macroblog. En cualquiera de los casos, una sana ambición por abordar al máximo lo mínimo que la blogosfera proporciona pasa, a nuestro entender, por aprovechar lo que se puede hacer desde una plataforma macrobloguera, sea genérica o particular, y también lo que en cuantas más redes sociales, como mínimo en las generalistas, se puede también hacer pese a su menor grado de customización pero, por otro lado, gracias a su mayor dinamismo característico en cuanto a interactividad bidireccional.

El tiempo que tengas marcado para la difusión de cualquiera que sea la clase de contenidos que ofrezcas en blogs, tanto si tardas más como si tardas menos en cumplirlo, acabará dando el mejor resultado cuando no descuides ni la macro ni la microblogosfera. Aun priorizando o incluso siendo por sistema el ritmo de publicación diario, y de no ser que muy en concreto concibas tu macroblog como un buen blog estático o de cierta periodicidad no diaria, intenta no dejar de lado precisamente la dinamización del correspondiente macroblog para tu proyecto blóguer dentro del mismo tiempo que tengas marcado para el conjunto de las respectivas redes sociales.

Hacia la rapidez

El modo rápido y abreviado de transmitir todo lo multimedia y que en concreto en las redes sociales, pero ya desde que se generalizaron los teléfonos móviles, se ha popularizado parece que haga concebir en tanto que prescindible el tener que proceder incluso con una mínima meticulosidad en lo que sea que se transmita mediante las actuales tecnologías de la comunicación. Sin ser esto recomendable hace falta sin embargo tener la máxima habilidad en rapidez comunicativa.

Con el tiempo las vías de comunicación que la tecnología más avanzada proporciona han seguido incrementando la ya de por sí tendencia en todo lo tecnológico comunicativo a acrecentar su capacidad de rapidez en cuanto a una cada vez más amplia difusión, y mientras ello no vaya en detrimento de una mínima buena calidad nos parece que se trata de algo genial. Pero ¿cómo combinar la cada vez mayor rapidez a la que parece que haya que publicar cualquier cosa con el hecho de mantener una meticulosidad que siempre procure ser mayor que la imprecisión que en su caso mostremos? Procediendo prudentemente a la vez que ágilmente. Mientras actuemos desde la prudencia pero sin descuidar la agilidad tendríamos que ser capaces de ir hacia la rapidez en toda producción y difusión de toda pieza comunicativa, en particular en lo que concierne a la blogosfera, ofreciendo tal pieza de manera convenientemente sintetizada, que no necesariamente abreviada, y superando toda posible restricción por temor a la falta de precisión. La prudencia es lo que tiene que hacernos encajar convenientemente la meticulosidad con la eventual imprecisión procurando que lo meticuloso prevalezca ante lo impreciso y la agilidad es lo que debe hacer que tal prudencia no derive en restricción ni suma demora para que llegue a cualquiera que sea su público lo que ofrezcamos.

Si bien en particular en blogs dinámicos la rapidez te va a llevar a no poder quizá expresar todo lo que te gustaría en un determinado post, ten presente que precisamente al ser dinámicos tendrás oportunidad de abordarlo en el post siguiente o en uno muy próximo. En la microblogosfera, o sea en las redes sociales, esto va a resultarte más habitual teniendo presente lo recomendable que es que en tal ámbito el dinamismo sea siempre la pauta. Con un macroblog, además por sus características de mayor interactividad unidireccional, la plataforma bloguera en cuestión te permitirá modular más la extensión de cada pieza, así como tu ritmo de publicación, según concibas el blog dinámico o estático.

Mayor dosis de meticulosidad

Buscar la precisión en lo técnico, y más cuando estemos abordando temas de suma complejidad, puede derivar más en obstáculo que en ventaja muy especialmente porque en lo complejo técnico, igual en definitiva que en lo complejo artístico, la precisión como tal no se consigue, por lo común a lo menos, sino tras mucho afinar desde la casi inevitable imprecisión de cualquiera en lo que sea que emprenda. La meticulosidad, no obstante, debe procurarse que en ningún momento quede abandonada.

Hasta que consigamos realizar algo que sea auténticamente preciso, incluso calificable de perfecto, pasaremos con toda probabilidad, aun tras un largo aprendizaje, por alguna que otra importante etapa de no poder manejarnos más que con imprecisiones, sea en tanto que blóguers u otras clases de emprendedores: esto aplica en particular a cuando estemos en ciclos potenciales e incipientes de algo, pero también cuando desde la veteranía pretendamos abordar toda cuestión que para nosotros sea por completo nueva. Ya que la perfección e incluso la, más sencilla, precisión son, o en cualquier caso suelen ser, alcanzables tras mucha trayectoria recorrida pero precisamente para recorrer tal trayectoria debemos operar con algo que, aun asumiendo que cometeremos como mínimo imprecisiones, nos dé una cierta base de buena calidad, la mayor dosis de meticulosidad que de imprecisión será lo que constituya de la mejor manera tal base. Siendo imprecisos, en especial por no tener más remedio hasta que avance nuestra trayectoria emprendedora, tenemos que velar por como mínimo ser meticulosos en mayor grado que lo imprecisos que seamos. Al ser siempre más meticulosos que imprecisos, la imprecisión dentro de lo que ofrezcamos siempre será o tendrá tendencia a ser, por parte de cualquier público, más comprensible y más aceptable.

Para que estés seguro del todo de que no hace falta ser preciso, ni mucho menos perfecto, en lo que aportes en la blogosfera o en otras vías comunicativas, sea en cuanto a contenidos propios o ajenos, baste con que tengas claro que es suficiente con que procures ser siempre más meticuloso que impreciso, aun no pudiendo evitar ser impreciso incluso a un notable nivel. Cuando en la forma, en el fondo, y más en ambos a la vez, hay más imprecisión que meticulosidad es cuando por completo una pieza comunicativa carecerá de buena síntesis.

Combinar meticulosidad con imprecisión

La perfección completa no sólo no es con toda probabilidad fácil de alcanzar sino que no es deseable aunque es necesaria cierta meticulosidad, y lo nuevo, acabe siendo o no y con más o menos razón considerado un error, es del todo aceptable en tanto que natural. En medio de todo esto se deben acabar elaborando, a nivel comunicativo, piezas que estén bien sintetizadas, que no necesariamente abreviadas.

En todo texto, entendiendo texto independientemente del formato mediático y por tanto más allá de lo alfanumérico, la síntesis pertinente es indispensable y si bien, desde nuestra perspectiva, hay que diferenciarla de lo que implica abreviar, también resulta conveniente, y no sólo en los contenidos personales, distinguirla de la precisión. Algo que puede con facilidad contribuir a frenar, quizá en base a una autoexigencia que si no fuera extrema no sería del todo mala, el emprendimiento por parte de un blóguer, u otra clase de emprendedor en especial de ámbitos parecidos, es la inseguridad por no ser preciso, lo cual no deja de ser un modo de inseguridad ante el error e implica una noción a nuestro juicio inadecuada en cuanto a que un texto bien sintetizado, o sea bien elaborado, debe ser un texto preciso. La precisión tanto en la forma como en el fondo no es deseable ni pertinente por sistema en toda pieza comunicativa: en lo artístico esto es aceptable de por sí en alto grado, pero incluso en lo técnico y más cuando estemos abordando temas de suma complejidad, la búsqueda de la precisión puede derivar más en obstáculo que en ventaja. Mientras no falseemos el mensaje ni omitamos elementos que por tal omisión puedan acarrear un peligro, hacer un contenido técnico, aunque sea en cierto grado impreciso, contribuye a un mínimo conocimiento de la materia de la que tratemos, lo cual es mejor que no comunicar nada y que restringir así nuestra propia acción bloguera y el interés de todo público al que podríamos hacer llegar lo abordado.

Para la buena síntesis, al combinar meticulosidad con imprecisión estarás haciendo como mínimo un mejor paso que si te restringes demasiado, en particular en ciclos potenciales e incipientes. Una cierta imprecisión, acompañada no obstante de meticulosidad, es una manera de reconocer precisamente que ni alcanzas ni deseas la total perfección, pero que como mínimo aportas desde tus mejores intenciones algo de lo que crees que a tu público o a tus públicos resultará enriquecedor.

La noción de novedad

Cuando algo es nuevo, bien puede tener un cierto componente de por lo menos parecer erróneo; pero que casi o del todo por sistema se considere erróneo todo lo nuevo es precisamente algo bastante erróneo. En cualquier caso, al estar los tiempos actuales supercondicionados por las considerables ventajas que aporta lo nuevo, es muy aceptable por casi cualquiera que no tiene por qué ser erróneo todo lo nuevo.

Resulta ser la noción de novedad muy acoplable a la propia dinámica evolutiva de los contextos a todos los niveles, desde el contexto más particular hasta el de dimensiones más históricas. Pero no es lo mismo una novedad en un contexto ya de por sí cambiante que una en un contexto consolidado: mientras que en el primero toda o casi toda novedad, incluso poco preparada y hasta surgida de un error, se apreciará fácilmente en tanto que innovadora propuesta, en el segundo una novedad que incluso esté muy bien planteada puede que no sólo difícilmente trascienda sino que acuse serios obstáculos para no ser considerada más que un error. A escala de un blog, pero también por extensión en otras vías comunicativas, ¿cómo determinar que lo que aportemos es positivamente nuevo o es erróneo? Ya que la originalidad no sale sino de la colectividad y es nuestra tarea interpretar esto de manera tal que lo original quede al final bien plasmado, la interactividad al máximo nivel que nos resulte viable en cuanto al contexto indirecto que nos condicione resulta esencial. Tras esto, la introspección con la que tendremos que terminar por dar forma a lo que transmitamos dará lugar al contexto directo pertinente de la pieza que sea y ésta será más digerible a un nivel hasta muy generalista.

Igual que respecto a algo de lo que hagas y estés convencido de que es novedad puedes al final acabar por tener que llegar a la conclusión de que ha sido un error, algún error que hayas cometido puede acabar derivando en novedad mínimamente digna de ser considerada en serio. Teniendo en cuenta lo mismo que ocurre con la perfección, una novedad y un error no dejan de serlo en función de sus específicas condiciones contextuales.

La práctica del ensayo y error

Que el mayor grado de responsabilidad que la madurez en la trayectoria de cualquiera y del proyecto que sea no se considere de por sí algo necesariamente favorable no debe hacer dejar de considerar que tal incremento de responsabilidad tiene también su parte, que es o debe ser de hecho la mayor de las partes, de interesante reto. La responsabilidad no es demasiado favorable en la medida en que puede conllevar un constante sentimiento de preocupación, pero en cuanto a reto de interés es muy favorable para el propio bienestar.

En ciclos previos o incipientes de un blóguer, e incluso de otra clase de comunicadores, el ensayo y error es prácticamente inevitable que se produzca de manera altamente manifiesta por más cuidado que se tenga en la parte preparatoria de lo que se pretenda transmitir. La veteranía, por la propia responsabilidad que conlleva pero a su vez también por el bagaje acumulado, deriva en la habilidad para que el ensayo y error lo llevemos a cabo de manera que no trascienda más allá de las pruebas preliminares de aquello que finalmente acabemos publicando. Asumir demasiada responsabilidad en etapas potenciales y primerizas por no querer correr el riesgo de que la práctica del ensayo y error quede patente ante todo público puede llevarnos a tal grado de restringirnos a nosotros mismos que demoremos en demasía nuestra práctica completa, y con ello nuestro aprendizaje y progreso, en aquello que emprendamos. Si aceptamos que, aunque sea de manera abierta y apreciable por todo el mundo, nos veremos en situación de no acabar de ofrecer del todo algo mínimamente calificable de perfecto y por esto mismo estaremos en situación de ensayar y errar, estaremos dando mejor, siempre que por lo menos procuremos ser un poco meticulosos, el paso a ciclos de madurez que si por demasiada inseguridad optamos por esperar hasta perfilar del todo bien lo que comuniquemos, y más teniendo en cuenta que incluso perfilando y perfilando podemos también acabar publicando algo no exento de imperfecciones.

Manteniendo la práctica, incluso siguiendo siendo manifiesta, del ensayo y error en los ciclos de veteranía, también estás reafirmando la asumida responsabilidad, siempre que, en pro de la positividad respecto a cualquier público que tengas no desvirtúes la esencia de lo que hasta la fecha hayas aportado y que haya contribuido a crear tu sello de identidad. Ante el interés de querer probar de manera muy suelta teniendo ya un blog u otra clase de proyecto con cierta consolidación, mejor será que optes por desarrollar una iniciativa nueva por completo.

Perfección

Por mucho que cualquiera se haya acabando perfeccionando en la clase de contenidos comunicativos que sea, la perfección total no sólo no sea, con toda probabilidad, alcanzable por lo menos fácilmente, sino que seguramente no es siquiera deseable alcanzarla. La plena perfección de algo implica dar ese algo por concluido, sin más trayectoria que recorrer, lo cual supone un riesgo por la propia dinámica evolutiva de los contextos en su más elevada dimensión.

Si bien todo lo relacionado con Internet en general y la blogosfera en particular nos puede maravillar respecto a lo que la tecnología nos proporciona a fechas actuales, recurrir a principios que han perdurado a lo largo de varios contextos pasados, lo cual implica que tales principios se han más o menos estandarizado, nos puede ser útil; y en este sentido, el principio del ensayo y error nos parece que es uno muy bueno en base al que concebir nuestra particular senda hacia aquello respecto a lo cual al final nos hayamos acabando perfeccionando. Se nos dé mejor o peor lo que sea, nos conviene asumir que en una mínima medida siempre estaremos sometidos a tener que proceder a base de ensayo y error. Lo importante no es tanto cometer errores sino la forma en la que los afrontemos, algo que por poco que sea, todo público acabará de un modo u otro por percibir en nosotros según se interesen por lo que publiquemos. Puesto que en los ciclos de madurez de quien sea y de lo que sea, hay que evitar caer en una introspección y en una autoinspiración demasiado cerradas como para que aíslen de lo que convenga captar para reinventarse, el ensayo y error no sólo es aplicable a blogueros, u otra clase de emprendedores, que estén en sus ciclos potenciales e incipientes. Lo que tal vez sí cambie, y no necesariamente en favor de los veteranos, es el mayor grado de responsabilidad que uno asume, o debe asumir, a medida que progresa hacia ciclos de madurez; no obstante, quien esté en sus comienzos y por eso mismo se despreocupe por las consecuencias de sus errores, no estará sino prolongando su llegada precisamente a la veteranía.

Mientras te vayas perfeccionando en todo aquello que hagas, sin la obsesión por conseguir una perfección absoluta, lo que transmitas a tu público, o a tus públicos, tendrá con toda probabilidad un mínimo grado de aceptación y comprensión. Al fin y al cabo, la perfección total quizá no sea más que, a lo sumo, una combinación de pequeñas perfecciones puntuales que no dejarán de serlo debido a que se las considere así en función de su contexto específico, pero que a la que cambie el contexto cambiará también la consideración de esas perfecciones como tales.

En medio de sentimientos y argumentos

Ante la duda de decidirse entre elaborar y difundir contenidos personales o impersonales, la blogosfera permite que se disponga de muy accesibles utilidades como para tomar experiencia en ambas clases de discursos o relatos. En los tiempos actuales se está, mediante la dimensión de lo bloguero, en una condición sin igual para prácticamente cualquiera en cuanto a lanzarse a encontrar por medios propios en qué medida se está más cerca de lo artístico, de lo técnico o si se está tan cerca de lo uno como de lo otro.

El avance de los ciclos de nuestra trayectoria puede llevarnos tanto a la especialización en lo personal o lo impersonal como a la combinación de ambas clases de contenidos, pero en cualquier caso nos parece que en todo blóguer es una buena práctica manejarse, sea o no simultáneamente y en etapas más largas o más cortas, con estos dos tipos básicos de contenidos blogueros a los que solemos referirnos. Que quede huella de lo que en su momento elaborásemos en el tipo de contenidos que se nos diera mal, no debe necesariamente hacernos tener reticencia ante el entorno bloguero; al contrario, si finalmente acabamos cultivando de modo óptimo según el caso lo personal o lo impersonal, aquello que quede plasmado de la clase de contenidos que en su día hiciéramos pero sin acierto, dará fe de que en medio de sentimientos y argumentos dimos el paso adecuado tomando la decisión de optar por el tipo de contenidos respecto al que finalmente nos hayamos acabando perfeccionando. Bien podemos estar seguros de que lo normal no es tomar una única y estricta decisión desde el mismo principio de nuestra trayectoria blóguer, o trayectoria de clase más o menos parecida, y no cambiar; aunque acabe siendo la decisión final la de reafirmarse en lo que desde un principio nos hayamos planteado cabe, en la línea de lo referido, tener en algún momento un mínimo contacto con aquel tipo de contenidos por el que no tengamos de entrada tanta simpatía y en función de esto optar por reafirmarnos, amoldarnos o cambiar.

Desde la perspectiva de lo más personal, o artístico, una manera de mantenerte, si así lo estimas oportuno, en medio de sentimientos y argumentos, es la de elaborar historias que aun siendo de ficción procuren estar bien documentadas. Tomando como referencia lo más impersonal, o técnico, un punto intermedio como el planteado lo encontrarás en el género opinativo. Yendo más hacia los respectivos extremos encontrarás por un lado la ficción de mayor fantasía, y por otro, la crónica descriptiva más realista.

Convincente

Lo impersonal puede moverse fundamentalmente entre lo más y lo menos opinativo pero en cualquier caso el proceso por el que se consigue un relato, o discurso, técnico de una considerable incidencia positiva en cualquier público va, por oposición a lo artístico, de lo universal a lo particular. El soporte que da consistencia a todo mensaje impersonal es, así pues, lo objetivo, si bien lo subjetivo, igual que lo objetivo en lo artístico, puede tener una pertinente cabida.

En la elaboración de cualquier contenido comunicativo técnico, desde las instrucciones o pautas más sencillas hasta el ensayo de carácter más erudito, la dimensión más universal es lo que debe guiarnos, pues se trata de dar lugar a algo convincente, desprovisto de toda aceptación, o de todo rechazo, por pura emotividad: esto es, que cualquiera de entre cualquier público pueda considerar acertada, o como mínimo respetable, aunque le pueda gustar o no, la conclusión a la que lleguemos, siempre que el método por el que hayamos llegado a tal conclusión responda a criterios razonables al margen de cualquier gusto personal. A partir de ahí, según pretendamos transmitir un discurso en mayor o en menor grado opinativo, estaremos en condición de respectivamente aportar mayor o menor grado de subjetividad, teniendo en cuenta entonces que cuanta más subjetividad mostremos, más deberemos asumir que cualquiera, de entre la audiencia que sea, acepte más o menos lo que expresemos en función de su propia subjetividad. Un texto, en el amplio sentido de aplicarlo a cualquier pieza comunicativa independientemente del formato mediático, será por tanto, a mayor grado de objetividad, más aceptable por cualquiera sin que la subjetividad tenga opción alguna de influir más allá de que la temática en sí pueda ser más o menos del gusto de quien sea receptor de aquello que, dentro de tal texto y con un estilo técnico, transmitamos. El grado de subjetividad a aplicar en lo que a nivel técnico queramos transmitir debería tener en tanto que manifestación mínima, sea o no explícita, nuestro propio gusto precisamente respecto a la temática que abordemos.

Todo discurso técnico que elabores debe procurar estar apoyado en la mayor medida factible por datos, los cuales en función del mayor o menor grado divulgativo del que dotes tu mensaje deberán reflejarse mediante recursos expresivos que busquen de manera respectiva el mayor o menor carácter ameno. Según el nivel más o menos opinativo, los datos tendrás que arroparlos, también de manera respectiva, con más o menos argumentos, los cuales, en cualquiera de los casos y aun dándoles cierta subjetividad, nunca deben caer en lo falaz.

Emocionante

La destreza de causar emociones está, desde nuestra perspectiva, en la habilidad para que, pese a la diversidad de subjetividades que legítima y naturalmente de un individuo a otro haya, se forje un vínculo por el que en medio de tal diversidad nazca, aunque sea por un instante breve, una alineación emotiva entre quien emite y quien recibe el mensaje. Con esta base, cabe proceder a escoger lo mejor posible la clase de emoción, o de emociones, que se pretenda transmitir.

Conseguir que un relato, entendiendo relato en tanto que aplicable a toda clase de mensaje mínimamente elaborado e independientemente del formato mediático, sea emocionante pasa por familiarizarnos con la clase de emotividad que pretendamos comunicar. Resulta del todo normal que la tendencia sea que queramos transmitir emociones que a nivel particular nos hayan marcado pero, por muy en primera persona que pretendamos expresarnos y sin tener por qué desvirtuar hechos verídicos en su caso de nuestras propias vidas, si no dotamos nuestro relato de un mínimo carácter universal, con toda probabilidad no trascienda mucho más allá de públicos reducidos y que sean también por su experiencia muy próximos a lo que contemos. En cuanto al fondo, destacar aspectos que puedan ser fácilmente reconocibles en cualquier parte del mundo, y en cuanto a la forma, evitar expresiones constantes de tipo muy particular y descontextualizadas, nos permitirá que las emociones a transmitir se canalicen mejor hacia una audiencia generalista. Debemos asegurarnos de que la senda por la que queramos transmitir toda emoción esté lo más allanada posible: así, expresaremos cualquier emoción con su máxima intensidad y nuestro blog, u otra vía comunicativa que empleemos, conectará mejor con una amplia variedad de subjetividades por más diferentes que éstas sean entre sí.

Incluso buscando el carácter más universal en lo artístico, no prescindas por completo de particularidades que, pertinentemente plasmadas, otorgan especificidad y auténtica originalidad a lo que transmitas. En este sentido, lo objetivo te puede resultar útil cuando de manera hábil y genuina recurras a aspectos auténticos y particulares de tu entorno que, a quien ya los conozca lo atraerán precisamente por esto y en quien no los conozca pueden despertar la curiosidad por descubrirlos.

Cuajarse la positividad

Para tener una mínima capacidad de positiva incidencia en cualquier público, el resultado a obtener debe ser respectivamente en contenidos personales e impersonales la emoción y la convicción. Como es apreciable, también respectivamente, por la propia naturaleza de tales resultados, la emoción estará más en el ámbito de lo subjetivo, mientras que la convicción pertenecerá en esencia a lo objetivo.

Una manera de plantearnos si hacer un blog personal o impersonal es también planteárnoslo en los respectivos términos de subjetividad u objetividad, sin perjuicio de que, aun siempre debiendo predominar lo uno o lo otro, ambos aspectos vayan combinados en cierta medida. A lo largo de nuestro transitar por la vía de conexión entre contexto directo e indirecto, nos resultará enriquecedor experimentar con la combinación entre lo subjetivo y lo objetivo en tantas iniciativas blogueras como seamos capaces y respecto a las que tengamos la pertinente oportunidad. Mientras en cada texto, recuperando el significado de texto en el sentido amplio de cualquier pieza comunicativa en el formato mediático que sea, apliquemos la conveniente síntesis, esto sí dependiendo de las particularidades de cada formato mediático y del mensaje en cuestión a transmitir, conseguiremos aportar publicaciones en las que, incluso estando lo subjetivo y lo objetivo altamente combinados, lo estarán en su justa medida, predominando por tanto adecuadamente uno u otro y consiguiendo así que, de entre cualquier público, cualquiera que visite tales publicaciones no quede confundido. La sensación de confusión es de las peores formas por las que en un público no acabará de cuajarse la positividad de lo que transmitamos; en cambio, un texto bien sintetizado suele ser garantía de un mínimo grado de aceptación y de comprensión.

Hacer que cuaje la positividad de lo que expreses, sea en plan más artístico o más técnico, estará muy sujeto a que tengas de entrada tú mismo muy claro lo que pretendas trasladar y para ello te conviene siempre estar al tanto de tu entorno en cuantos más niveles contextuales mejor. Ser consciente de lo que a nivel estrictamente particular tú mismo eres capaz de expresar mejor también te resultará indispensable. Así pues, cabe que no dejes de lado la valoración de lo que tanto interactividad como introspección te aportan siempre.

La vía de conexión entre contexto directo e indirecto

En el proceso de cultivar la positiva conexión con todo pertinente público, se está cultivando el adecuado encaje entre los contextos directo e indirecto de la pieza concreta que se elabore. Por extensión, en quien, o en quienes, recaiga la autoría habrá también una mayor sintonía con su correspondiente etapa histórica, lo cual no tiene por qué implicar que se adopte una actitud conformista.

De encontrarnos en nuestros ciclos potenciales e incipientes, la conexión con el contexto indirecto, a nivel particular y de toda pieza comunicativa que elaboremos, viene muy determinada casi o del todo por la inercia a dar lugar a resultados en alto grado sucedáneos de lo que ya ha existido, en concreto en las últimas etapas históricas respecto a la época en que vivamos. Lo bueno de evolucionar hacia ciclos de madurez es que tendremos, o deberíamos tener, mayor capacidad de captar lo que tenga originalidad y plasmarlo de modo que consiga incidir positivamente en cualquiera que sea nuestro público, conectando con su subjetividad, en especial mediante todo lo artístico. Estableciendo así un vínculo entre lo que realizamos en blogs o iniciativas similares y la subjetividad de un público o varios públicos estamos transitando la vía de conexión entre contexto directo e indirecto, pues lo concreto que nosotros elaboramos estamos difundiéndolo de manera tal que encaja con el contexto de nuestra época, siendo por tanto lo que aportemos algo que es altamente comprensible y aceptable. También conectamos todo contexto directo con nuestro contexto más indirecto cuando desde lo impersonal conseguimos, quizá y tal y como es recomendable sin tener que recurrir en demasía a lo subjetivo, aportar contenidos que, en el formato mediático que sea, conecten con lo comprensible y lo aceptable dentro del ámbito técnico: estamos, en tal caso también, dotando lo que elaboremos de la adecuada positividad, lo cual, concretamente cuando buscamos el impacto más generalista, consiste en dotar lo que elaboremos del pertinente carácter divulgativo.

Teniendo en cuenta que a medida que avances en ciclos de veteranía, tanto particulares como del proyecto o los proyectos que elabores, tu tendencia a captar lo original será mayor, evita que la consolidación de tu estilo, tanto a nivel de forma como de fondo, provoque que dejes de lado tal captación. Al cerrarte demasiado en lo que, con todo el mérito, hayas conseguido aportar de original en alguna ocasión, puede que corras un importante riesgo de no apreciar otras ideas con las que seguir causando positividad.

Positividades

¿En qué consiste causar un efecto positivo en el público que sea? En captar el interés sería la respuesta corta, pero aprovechando la noción de subjetividad resulta factible ahondar más y de este modo obtener una perspectiva más amplia de lo que interesar implica en todo aquello que tenga relación con lo que se transmita en blogs o en vías comunicativas más o menos similares.

Asumiendo que según el efecto subjetivo que se busque el impacto positivo no tiene por qué corresponderse con un impacto que desprenda belleza ni felicidad, estamos en condición de disponer de plena conciencia en cuanto a que, por la existencia de una gran diversidad de públicos, lo positivo, en el sentido de lo adecuado, no pasa siempre por lo asociado comúnmente a valores en torno a lo agradable. Hay por lo menos ciertos públicos que son adeptos, o incluso fans, en cuanto a los contenidos expresivos que desprenden miedo, terror o que sean capaces de conectar con subjetividades parecidas. A lo que nos lleva esto es a considerar que lo positivo, desde una perspectiva de que cause un adecuado efecto, no consiste siempre en aquello parecido a la belleza, la felicidad, la diversión y demás aspectos subjetivos por el estilo. Igual efecto positivo causa lo que consigue causar en el pertinente público y con la debida buena síntesis una sensación de diversión que lo que consigue causar, también en el pertinente público y con la debida buena síntesis, una sensación de terror; todo ello, y ya que estamos abordando en especial el ámbito de las subjetividades, estará más vinculado, a nuestro juicio, con los contenidos artísticos, personales; pero en cualquier caso nos permite respaldar la idea, extrapolable en su justa medida a lo impersonal, de que resulta coherente concebir positividades del mismo modo que son concebibles subjetividades. El grado de incidencia positiva, sea del tipo de positividad que sea, dependerá de la medida en la que a lo largo de nuestra trayectoria bloguera, o similar, y de la del proyecto blóguer, o similar también, vayamos cultivando la conexión con todo público que nos visite.

La positividad, al ser por lo que tendrás capacidad de incidir adecuadamente en cualquiera que sea tu público, es a lo menos en buena parte la antesala de la interactividad bidireccional que generes. Con los indicadores habituales que en concreto en la blogosfera tendrás a tu alcance tienes por tanto una certificación, no sólo en cuanto a si el público que sea es de por sí más o menos interactivo, sino del mayor o menor nivel de conexión que respecto a tal público eres capaz de desarrollar.

Base de carácter impersonal

Hasta en los contenidos más técnicos, una buena dosis de conexión con lo subjetivo respecto al público, o los públicos, es una pertinente medida de causar un mayor grado de impacto positivo en cualquiera que visite tales contenidos. Manteniendo en todo instante la base de carácter impersonal y del mayor ámbito universal posible, algún que otro detalle por el que el característico tono neutro se suavice no está de más.

Con el fin de que un mensaje que sea incluso muy técnico establezca un vínculo subjetivo con todo aquél que lo aprecie, tenemos en esencia dos aspectos en los que fijarnos para que nos resulte viable alcanzar tal fin: fondo y forma. El fondo atañe al propio contenido en sí del mensaje; en este sentido, puesto que todo contenido impersonal tiene por característica su tendencia a un modo de expresión neutro, estándar y, en caso de moverse de ahí, dirigirse más bien hacia lo erudito, la manera por la que podemos hacer que lo impersonal que publiquemos en un blog, o vía comunicativa más o menos similar, gane en conexión subjetiva consiste en que, sin caer en el abuso, procuremos introducir expresiones de nivel, si no igual, próximo o muy próximo a lo coloquial: se trata de que sin derivar en vulgar adoptemos un tono expresivo informal. En lo que se refiere a la forma, el contenido que sea tenemos opción de presentarlo con un diseño ameno, alejado del formalismo que caracteriza lo más neutro y aún más lo erudito; cabrá tener especialmente en cuenta respecto a esto la especificidad de cada formato mediático y en función del que se trate deberemos procurar estar lo suficientemente familiarizados o, en su defecto, haber practicado lo suficientemente antes, para que la forma resultante sea en efecto la de un contenido que, aun siendo impersonal, no vaya asociado a una presentación que resulte sosa a los sentidos, sino que, casi independientemente del contenido, resulte atractiva, atrayendo la atención de quien quizá con toda probabilidad, sin una presentación tal, no sentiría el interés más mínimo.

En lo divulgativo debes contar con una habilidad particular para, por un lado, no tergiversar la esencia del contenido técnico que pretendas transmitir y, por otro lado, llevar esto a cabo prescindiendo del formalismo sin caer en el extremo de lo vulgar. Muy en especial en blóguers potenciales e incipientes, ante la duda de si un determinado recurso expresivo, sea para el fondo sea para la forma, puede hacer que un mensaje técnico derive en vulgar, mejor mantenerse en el formalismo se trate del ámbito técnico del que se trate.

Territorio de lo personal

La captación de la subjetividad en el público que sea es territorio de lo personal, de lo de naturaleza más artística, pero ello no hace para nada poco recomendable que en su justa medida los contenidos impersonales también se nutran de la transmisión de belleza u otras cualidades subjetivas siempre que sea principalmente con el fin de causar un impacto positivo en cualquiera que visite lo publicado. A veces, según el efecto subjetivo que se busque, el impacto positivo no tiene por qué corresponderse con un impacto que desprenda belleza ni felicidad.

En el marco de lo impersonal es todo un mérito que lo consigamos dotar de trazos que conecten con la subjetividad del público, del mismo modo que en lo personal es meritorio que de lo particular seamos capaces de transmitir mensajes de carácter, si no del todo, casi universal. Mientras que lo subjetivo en lo impersonal no dejará de ser por tanto una meta más o menos opcional, en lo personal es la base desde la que sustentamos todo lo que vayamos a transmitir. En blóguers potenciales o incipientes, habrá el reto de ser capaz de, en su trayectoria, marcarse un buen inicio que se caracterice por una clara esencia diferenciadora, lo cual podemos conseguir en buena medida por la propia observación de nuestra vida particular, pero sin perder la noción de dirigirnos hacia un mensaje que pueda ser lo suficientemente de carácter universal como para que cualquiera de entre todo público se identifique fácilmente con lo expresado y, en este sentido, quede captada su subjetividad en función de toda sensación que pretendamos trasladar. Por su parte, en todo blóguer veterano, si bien es normal que ya se haya conseguido ganar en fidelidad de público, o de públicos, el reto estará en mantener la suficiente capacidad de seguir reinventándose, en mayor o en menor grado profundo, y seguir así manteniendo la conexión subjetiva lograda y hasta conseguir establecerla con nuevos públicos. Tanto un blóguer potencial o incipiente como uno veterano, al hacer un blog personal, parten de una materia prima en buena medida asensorial, por el ámbito marcadamente subjetivo en el que se fundamenta tal clase de blogs y a ello se le suma el reto de vehicularlo en concreto en las redes sociales.

Con la microblogosfera dispones de un entorno en el que, por lo común, y en concreto en redes generalistas, tendrás que mostrar una pequeña parte de lo que muestres al completo en la macroblogosfera, pero tal entorno microbloguero es el mejor por el que captarás interactividad bidireccional, por lo que el hecho de que tengas que mostrar una porción de lo que haces no debe hacerte menospreciar lo que pueden reportarte las redes sociales. Además del macroblog, en función del formato que en su caso desarrolles más en concreto, y en particular dentro de lo fotográfico y lo audiovisual, las redes sociales especializadas serán donde podrás desplegar al máximo lo personal que quieras transmitir.

Subjetividades particulares

Debido a que, aun habiendo muy definidos perfiles de públicos, hay entre individuos unas notables diferencias de subjetividades particulares, conectar con la subjetividad de un considerable número de gente no es tarea sencilla. En cualquier caso, tener bien definido si la clase de contenidos de los que se trate se dirigen a un público generalista o a uno especializado sirve de buen principio con el que iniciar prácticamente toda acción comunicativa, bloguera o no.

Además de que tengamos claro el perfil de público que definamos, nos conviene combinar esto con el factor temático que pretendamos desarrollar, o que ya llevemos desarrollando durante el tiempo que sea. Con un blog, y por extensión otras vías comunicativas, de una naturaleza multitemática será en principio más fácil que lleguemos a diferentes sensibilidades, por lo que el público receptor tendrá tendencia a ser variado y hasta será común que atraigamos a muy diferentes clases de públicos. Lo monotemático, sin embargo, si lo conseguimos abordar con la debida profundidad y con el pertinente grado de especialización, muy probablemente consiga también generar resultados de carácter muy positivo. A nivel de ciclos de trayectoria bloguera, tanto en lo que se refiere al propio emprendedor, esté en mayor o en menor grado incluido en un grupo, como en lo que atañe al proyecto bloguero en sí, un arranque desde lo monotemático puede constituir una muy buena manera de ganar confianza, tanto propia como del público o los públicos, antes de, en su caso, lanzarnos a ofrecer contenidos multitemáticos. Si desde la condición propia de blóguer incipiente hay que hacerse cargo, sea puntual o permanentemente, de un proyecto blóguer veterano, convendrá que, tanto si se trata de uno monotemático o multitemático nos ciñamos, por lo menos durante cierto tiempo, a la tendencia que la iniciativa estuviera llevando, máxime si ya tenía éxito, pues de lo contrario corremos el riesgo de que se pierda la conexión conseguida respecto a la subjetividad de todo público.

El grado de conexión con la subjetividad del público, o los públicos, lo podrás medir en la blogosfera mediante los habituales indicadores de interactividad, de modo que sea más estético o antiestético lo que hagas y tanto si buscas por una u otra vía la belleza u otras finalidades subjetivas, a más interactividad generada más podrás estar convencido de que conectas con un amplio número de subjetividades particulares. Incluso siendo monotemático, mientras lo que realices lo bases en una buena síntesis, podrás atraer también variadas subjetividades particulares más fácilmente.

Dar forma a contextos directos bien sintetizados

Mientras que el mayor defecto en el que puede caer la estética es el de ser rígida, el mayor en el que puede caer la antiestética es el de ser caótica. La manera de evitar ambos defectos consiste en buena síntesis, haciendo que los contenidos que se publiquen, en blogs o por otras vías comunicativas, estén definidos convenientemente.

Al dar forma a contextos directos bien sintetizados estamos dotando nuestros contenidos, sean más estéticos o más antiestéticos, de la debida capacidad de ser comprensibles a mayor número de personas de entre prácticamente cualquier clase de público cuando visiten lo que ofrecemos en nuestro blog, o proyecto más o menos similar. En la síntesis está la base de que tanto la estética como la antiestética sean como mínimo interesantes, partiendo en este sentido de una perspectiva lo más objetiva posible; si además pretendemos que desprendan belleza, deberemos tener la suficiente habilidad para despertar la subjetividad del público, cuestión nada sencilla y que en todo proyecto blóguer, o de otra índole, no acostumbrará a lograrse del todo hasta ciclos muy avanzados de veteranía. Desde una mentalidad puramente práctica, lo cual no está mal que predomine en contenidos impersonales, limitarnos a lograr una efectiva síntesis objetiva resulta suficiente; pero si nos preocupamos de, aun dedicándonos al tema más técnico que podamos abordar, hacer que nuestros contenidos sean, si no bellos o bonitos, por lo menos agradables, tendremos mayores posibilidades de que lo que comuniquemos cale hondo en todo público al que nos dirijamos.

Del mismo modo que lo que concierne a la belleza, lo que atañe a que alguien genere interactividad bidireccional respecto a tus contenidos, por muy agradables que sean, consiste en otra cuestión también muy subjetiva. Que cualquiera reaccione interactivamente contigo puede ser tanto un acto prácticamente inmediato como algo que llegue al cabo de cierto tiempo, pero sin duda una buena síntesis objetiva, y más si va acompañada de una buena síntesis subjetiva, contribuirá a que la interactividad obtenida te resulte más abundante, más fácil y más inmediata.

Lo estético y lo antiestético

Entendiéndose que la estética guarda relación con el orden, esto es con la disposición considerablemente sistemática de elementos, se deduce que lo estético y lo antiestético guardan respectiva relación con lo ordenado y lo desordenado. La belleza, por su parte, bien puede darse tanto en lo uno como en lo otro, por lo que se ratifica que la estética va más allá de lo bonito y no sólo es, por tanto, la búsqueda de lo bello.

Si la belleza puede estar vinculada a la antiestética, significa que lo desordenado, lo que desentona, puede ser también bonito: desde nuestra perspectiva sin duda lo puede ser. No obstante, resulta destacable que, en particular en percepciones bastante o muy cerradas, desde la consideración de que la belleza está en lo total o mayormente ordenado habrá tendencia a considerar lo antiestético, lo desordenado, falto de belleza incluso aunque haya quien considere que sí la tiene, y a su vez desde la convicción de que lo bello está en el completo o casi completo desorden habrá tendencia a considerar de nula belleza lo ordenado, a pesar de que para ciertas opiniones se pueda tratar de un orden bonito. Nos parece que si hay un debate, como es bueno que haya siempre desde el mutuo respeto entre posiciones, en torno a la esencia de la belleza y al auténtico objeto de la estética no es por mucho más que esto, por una cuestión de perspectivas distintas, a veces muy variables y hasta intercambiables, respecto a dónde debemos en verdad ubicar, en mayor o en menor modo estricto, la noción de lo bello. Puesto que por mucho razonamiento que desde una u otra postura queramos desarrollar, la belleza no dejará de ser un tema muy subjetivo, sujeto por tanto al libre parecer de cada cual, lo mejor es de entrada y por lo menos, como debiera ser en todo tema a debatir, el respeto mutuo y aun desde la mayor de las propias convicciones no dejar de explorar comprensivamente la perspectiva contraria.

¿Qué hace que un blog sea bonito? Según el planteamiento bloguero del que partas y el desarrollo que des a su trayectoria, encontrarás la respuesta en un mayor grado de orden o de desorden, y el diseño será la vía por la que concibas y acabes dando forma a todo ello. Mientras cualquier contexto directo que elabores esté, junto con el debido efecto sorpresa, en consonancia con el correspondiente contexto indirecto, podrás generar en principio incidencia positiva en todo visitante de lo que publiques.

Más allá de lo bonito

Para entender mejor que la estética hace que cualquier forma expresiva devenga más resistente, cabe entender lo estético más allá de lo bonito, pues de lo contrario puede parecer raro que apliquemos esto a todo el marco de las expresiones alfanuméricas. Así como de lo alfanumérico conviene extrapolar precisamente la noción de fórmula expresiva, de lo graficoplástico cabe extrapolar la noción de estética.

Habitualmente nos puede resultar muy fácil asociar la estética sólo, o casi sólo, a lo que esté en el ámbito de lo graficoplástico, entendiendo que lo estético hace referencia a la belleza en tanto que ligada muy en particular a lo visual no escrito. Sin embargo, nos parece que la estética va, y debe ir, más allá; y en este sentido, lo sonoro en general sirve de buen primer paso en cuanto a la extrapolación que estamos exponiendo, ya que, por la misma proximidad con lo graficoplástico al poder derivar ambos hacia tipos de arte, es fácil asimilar que también en lo sonoro, concretamente en la música, al poder haber o no belleza, también hay o no estética. Dando otro paso más y adentrándonos, más allá de sólo lo literario, en todo lo expresado dentro de un idioma tanto en modo oral como escrito, desde una forma expresiva simple hasta un largo discurso, lo estético no es únicamente lo bello, sino lo que sufriendo una mínima notable alteración de orden de sus elementos integrantes concretos acaba por desentonar. La estética, a diferencia de lo que concierne al simple orden más o menos independientemente de los elementos específicos que se ordenen, es una cuestión que marca la fijación de unos elementos determinados en un orden que no puede ser otro: si cambia el orden de tales elementos o uno de ellos es sustituido por otro, incluso en muchas ocasiones aunque se trate de un sinónimo, la forma expresiva de la que se trate desentona, pierde por lo menos algo en estética, resultando una fórmula cuyo significado se esfuma del todo o, como mínimo, queda gravemente perjudicado.

Una fórmula expresiva estandarizada es en definitiva toda la que consista en un orden de elementos aunque tales elementos puedan ir variando, o bien, en un orden de elementos concretos y respecto a lo cual todo cambio provoca dificultad, o incluso completa imposibilidad, de compresión. En el segundo de los casos, estarás ante una clara situación de dimensiones estéticas, y se tratará de la clase de fórmulas expresivas estandarizadas que, a lo menos por lo común, más resiste el paso del tiempo o más fácil es que sea objeto de un rescate contextual.

En latín

Hay fórmulas expresivas estandarizadas tan históricas que incluso han llegado hasta hoy en sus formas originales de idiomas ya casi, si no del todo, desaparecidos, como el latín. A priori, a posteriori y ad hoc son algunos de los ejemplos quizá más familiares para cualquiera cuyo idioma haya sido heredero de aquella antigua lengua y son muestras de la mucha resistencia que, a lo largo de los cambios contextuales más históricos, una fórmula expresiva estandarizada puede ejercer ante la desaparición.

Que entre nosotros aún sean de uso común, y por tanto no necesariamente con limitación a ámbitos eruditos, varias expresiones en latín, nos da una gran perspectiva diacrónica, todavía más allá del érase una vez, respecto a que en todo contexto histórico hay, a nivel comunicativo en general, formas expresivas estandarizadas de lo más históricas, además de las genuinamente nuevas. Retrotraernos a los tiempos del latín nos resulta, de hecho, también muy útil en el sentido de abordar la extrapolación más allá de lo alfanumérico en cuanto a la idea de las formas expresivas y ligar esto al concepto de diseño, pues de tal época tan pretérita han perdurado asimismo hasta la actualidad, por lo menos en cierta medida, aspectos relacionados con los cánones estilísticos en distintas artes del ámbito graficoplástico. Así como tales cánones serían estructuras, y por tanto, estarían vinculados a lo que en diseño es más bien cuestión de orden, las expresiones en latín tales como las mencionadas serían estructuras con términos concretos, yendo más allá de circunscribirse a una cuestión de orden y abarcando, así pues, un ámbito algo más específico, fijo y consolidado. Cuando los cánones estilísticos graficoplásticos se consolidan, como de hecho también lo hicieron en aquellos tiempos, en tal grado que llegan hasta incluso todo lo estético, se resisten más, como el caso de las referidas expresiones en latín, al paso del tiempo, superando cambios de contexto a lo largo de toda la historia. Lo mismo, desde la perspectiva a la que nos acogemos, es aplicable a fórmulas expresivas, diseños y cánones en cualquier otro tipo de formato mediático, sea antiguo o reciente.

Tal vez no podrás estar nunca seguro del todo, en algunos casos por lo menos, de si una fórmula expresiva muy antigua y que haya perdurado bastante, incluso hasta hoy, se estandarizó en verdad en la época en la que surgió o fue más tarde por medio de lo que hemos denominado rescate contextual. En cualquier caso, y en lo referente en concreto a tu tarea blóguer o de otra clase más o menos similar, que recurras debidamente a fórmulas expresivas ya estandarizadas es tan bueno como que desarrolles las tuyas propias y que quién sabe si en un futuro se estandarizarán a un nivel altamente general.

La base de lo estándar en el diseño

Respecto a las formas expresivas en general, y a las estandarizadas en particular, pueden tratarse sólo de estructuras o, adquiriendo un punto más fijo y consolidado, estructuras de términos concretos. Ocurre en este sentido como en lo que se refiere a la noción de diseño: puede tratarse de una cuestión circunscrita al orden de algunos elementos, o bien, a un nivel de ámbito más cercano a todo lo estético.

Al concebir más allá de lo alfanumérico la idea de las formas expresivas, nos resulta viable extrapolar esta idea a cualquier modo comunicativo y entender que en cada uno los elementos expresivos pueden constituir las pertinentes formas expresivas estandarizadas, ya sea en una dimensión muy macro y que haya acabado siendo forjada a lo largo de la historia en su más alto estrato contextual, ya sea a nivel más específico y respondiendo al estilo particular de un individuo o varios: en este último caso referente a varios individuos, y entendiendo que a lo menos por lo general estaremos ante individuos coetáneos, observaremos con toda probabilidad que como mínimo en ciertos casos se tratará de lo que por lo común entendemos en tanto que escuelas o corrientes, tanto dentro de lo más artístico como de lo más científico. Con todo esto, la estandarización expresiva deviene la base de lo estándar en el diseño para de hecho toda clase de pieza comunicativa, de modo tal que en la medida en que el diseño de una obra cualquiera esté en mayor consonancia con las formas expresivas estandarizadas propias de su época, mayor será el encaje de su contexto directo con el correspondiente contexto más indirecto, sin perjuicio de que, en las transiciones entre épocas, tal encaje experimente una inevitable tendencia a desaparecer en pro de nuevas realidades que, una vez asentadas, den lugar a nuevas formas expresivas estandarizadas sin que por fuerza éstas tengan que sustituir por completo a sus predecesoras, en especial en los primeros estadios de cualquier nueva realidad.

Todas las formas expresivas estandarizadas contribuyen a afianzar una época, pero por los propios cambios históricos también se transforman o desaparecen. Cuanto más estandarizada acabe siendo una forma expresiva, y en base a esto también un diseño, más resistencia mostrará al cambio de su época y, dándose finalmente tal cambio, más resistencia mostrará a desaparecer, como el érase una vez. En cada contexto histórico hay por tanto, a nivel comunicativo en general, formas expresivas estandarizadas más históricas y más genuinamente nuevas.

Fórmulas expresivas estandarizadas

El érase una vez es una fórmula expresiva muy interesante porque, dentro de lo variado que es y debe ser el ámbito de lo personal, ha devenido un recurso estandarizado por el paso del tiempo, cuando lo estandarizado es en esencia más propio de lo impersonal. Habría mucho más por abordar en cuanto a esta clase de expresiones en lo artístico pero cabe que en lo que es más técnico se tenga especialmente en cuenta.

Con las fórmulas expresivas estandarizadas hacemos posible una mejor digestión de la complejidad que acostumbra a caracterizar el ámbito de lo más técnico, en particular de lo que llegue a los extremos de lo más rigurosamente científico. Incluso dentro de esta tendencia a la estandarización expresiva bien podría incluirse la necesidad de que precisamente en lo de mayor grado técnico y científico se haya tenido que desarrollar a lo largo de la historia el lenguaje matemático, pues con él la estandarización expresiva de razonamientos complejos se hace más asequible, aun requiriendo una notable preparación para la adecuada comprensión de lo matemático. Pero en la propia prosa que a lo altamente científico pueda y deba acompañar no está de más también que recurramos a fórmulas expresivas estandarizadas en base a las cuales lo expresado también lo conduzcamos por medio de unos patrones que dan respuesta al carácter puramente práctico que en tal ámbito comunicativo es conveniente. La parecida manera en la que se enuncian los problemas de matemáticas es una prueba de ello, de las fórmulas expresivas estandarizadas que, en cambio, en el ámbito de lo artístico no son para nada recomendables pues no concordarían con el conveniente nivel de rienda suelta que ahí deberemos practicar. Mediante lo muy científico solemos movernos en un estrato de tanta estandarización que, de trasladarlo a ámbitos fuera de lo especializado, causa con toda probabilidad sensación de monotonía aun haciendo que lo complejo que entrañe sea bastante comprensible gracias precisamente a tal monotonía que en verdad no es sino propiamente estandarización expresiva.

De pretender causar un relevante impacto a nivel de todo público que visite tu blog, tan poco recomendable es una extrema rienda suelta en lo de carácter personal como un extremo lenguaje estandarizado en lo impersonal. Si tu línea expresiva es la científica y tienes por objeto no limitarte a un sector muy especializado al que tal lenguaje estandarizado no le pueda resultar monótono, tu transcurrir por la blogosfera pasa entonces sin duda por el estilo divulgativo.

Érase una vez

Hasta en los contenidos personales de mayor grado de ficción, aun no siendo manifiesta la debida recopilación de datos, o documentación, sí puede que de tal recopilación o documentación se muestre de manera manifiesta algún que otro dato aislado. Puede incluso tratarse de muchos y variados datos que se muestren en un determinado orden, como suele ocurrir con citas al comienzo de cada pieza, o subpieza, comunicativa.

De todo contenido personal consideramos que la debida compilación de datos no es manifiesta porque, incluso habiendo ciertos datos aislados que sí sean manifiestos, rara vez estaremos en condición de asegurar que tales datos manifiestos hayan sido en verdad fruto de una recopilación previa o, en cambio, de una complementación posterior a la conclusión del grueso de la obra; y en cualquier caso, la recopilación o documentación al completo no aparecerá. Por otra parte, en los contenidos impersonales, la habitual inclusión de referencias se entiende que responde siempre, o casi siempre, a una tarea de documentación previa y que, dependiendo del mayor o menor grado de rigurosidad científica, tal inclusión abarcará más o menos el total de las referencias que sean; por tanto, a mayor nivel divulgativo, nos podremos permitir, dentro del estilo técnico propio de lo impersonal, menos rigurosidad manifiesta de citación, en una línea que puede incluso llegar a estar muy cerca del estilo característico de lo más personal, procurando sin embargo no llegar a algo tan confuso que no se sepa bien si es personal o impersonal. Tenemos que ir con el pertinente cuidado al hacer algo en lo que podamos prescindir de incluir referencias documentales manifiestas y tener, ante todo, nosotros mismos claro lo que vayamos a transmitir: si un estilo personal, incluso del mayor grado de ficción e incluyendo en su caso algún que otro dato manifiesto, o si un estilo impersonal pero divulgativo y en el que hasta nos permitamos, sin salirnos de un objetivo de tipo técnico, ciertas licencias literarias, y en este sentido de carácter personal, desde el típico érase una vez, hasta las más variadas metáforas y otras figuras retóricas.

Ante la intención de incluir mayor o menor número de referencias consultadas, mientras tengas claro la clase de mensaje que quieras transmitir, en el formato mediático que sea y mediante un blog u otra vía comunicativa, no te podrán juzgar ni de impreciso ni de demasiado riguroso. Se trata en definitiva de que a mayor grado de contenido de tipo personal, la llegada a las referencias consultadas sea mayor tarea que dejar al propio público que consuma lo que ofrezcas, mientras que en contenidos más técnicos procures tener la adecuada tendencia a tomarte la molestia de dejar constancia plena de las referencias que hayas recabado en tu labor de documentación.