Convincente

Lo impersonal puede moverse fundamentalmente entre lo más y lo menos opinativo pero en cualquier caso el proceso por el que se consigue un relato, o discurso, técnico de una considerable incidencia positiva en cualquier público va, por oposición a lo artístico, de lo universal a lo particular. El soporte que da consistencia a todo mensaje impersonal es, así pues, lo objetivo, si bien lo subjetivo, igual que lo objetivo en lo artístico, puede tener una pertinente cabida.

En la elaboración de cualquier contenido comunicativo técnico, desde las instrucciones o pautas más sencillas hasta el ensayo de carácter más erudito, la dimensión más universal es lo que debe guiarnos, pues se trata de dar lugar a algo convincente, desprovisto de toda aceptación, o de todo rechazo, por pura emotividad: esto es, que cualquiera de entre cualquier público pueda considerar acertada, o como mínimo respetable, aunque le pueda gustar o no, la conclusión a la que lleguemos, siempre que el método por el que hayamos llegado a tal conclusión responda a criterios razonables al margen de cualquier gusto personal. A partir de ahí, según pretendamos transmitir un discurso en mayor o en menor grado opinativo, estaremos en condición de respectivamente aportar mayor o menor grado de subjetividad, teniendo en cuenta entonces que cuanta más subjetividad mostremos, más deberemos asumir que cualquiera, de entre la audiencia que sea, acepte más o menos lo que expresemos en función de su propia subjetividad. Un texto, en el amplio sentido de aplicarlo a cualquier pieza comunicativa independientemente del formato mediático, será por tanto, a mayor grado de objetividad, más aceptable por cualquiera sin que la subjetividad tenga opción alguna de influir más allá de que la temática en sí pueda ser más o menos del gusto de quien sea receptor de aquello que, dentro de tal texto y con un estilo técnico, transmitamos. El grado de subjetividad a aplicar en lo que a nivel técnico queramos transmitir debería tener en tanto que manifestación mínima, sea o no explícita, nuestro propio gusto precisamente respecto a la temática que abordemos.

Todo discurso técnico que elabores debe procurar estar apoyado en la mayor medida factible por datos, los cuales en función del mayor o menor grado divulgativo del que dotes tu mensaje deberán reflejarse mediante recursos expresivos que busquen de manera respectiva el mayor o menor carácter ameno. Según el nivel más o menos opinativo, los datos tendrás que arroparlos, también de manera respectiva, con más o menos argumentos, los cuales, en cualquiera de los casos y aun dándoles cierta subjetividad, nunca deben caer en lo falaz.

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