Para tener una mínima capacidad de positiva incidencia en cualquier público, el resultado a obtener debe ser respectivamente en contenidos personales e impersonales la emoción y la convicción. Como es apreciable, también respectivamente, por la propia naturaleza de tales resultados, la emoción estará más en el ámbito de lo subjetivo, mientras que la convicción pertenecerá en esencia a lo objetivo.
Una manera de plantearnos si hacer un blog personal o impersonal es también planteárnoslo en los respectivos términos de subjetividad u objetividad, sin perjuicio de que, aun siempre debiendo predominar lo uno o lo otro, ambos aspectos vayan combinados en cierta medida. A lo largo de nuestro transitar por la vía de conexión entre contexto directo e indirecto, nos resultará enriquecedor experimentar con la combinación entre lo subjetivo y lo objetivo en tantas iniciativas blogueras como seamos capaces y respecto a las que tengamos la pertinente oportunidad. Mientras en cada texto, recuperando el significado de texto en el sentido amplio de cualquier pieza comunicativa en el formato mediático que sea, apliquemos la conveniente síntesis, esto sí dependiendo de las particularidades de cada formato mediático y del mensaje en cuestión a transmitir, conseguiremos aportar publicaciones en las que, incluso estando lo subjetivo y lo objetivo altamente combinados, lo estarán en su justa medida, predominando por tanto adecuadamente uno u otro y consiguiendo así que, de entre cualquier público, cualquiera que visite tales publicaciones no quede confundido. La sensación de confusión es de las peores formas por las que en un público no acabará de cuajarse la positividad de lo que transmitamos; en cambio, un texto bien sintetizado suele ser garantía de un mínimo grado de aceptación y de comprensión.
Hacer que cuaje la positividad de lo que expreses, sea en plan más artístico o más técnico, estará muy sujeto a que tengas de entrada tú mismo muy claro lo que pretendas trasladar y para ello te conviene siempre estar al tanto de tu entorno en cuantos más niveles contextuales mejor. Ser consciente de lo que a nivel estrictamente particular tú mismo eres capaz de expresar mejor también te resultará indispensable. Así pues, cabe que no dejes de lado la valoración de lo que tanto interactividad como introspección te aportan siempre.
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