Buscar la precisión en lo técnico, y más cuando estemos abordando temas de suma complejidad, puede derivar más en obstáculo que en ventaja muy especialmente porque en lo complejo técnico, igual en definitiva que en lo complejo artístico, la precisión como tal no se consigue, por lo común a lo menos, sino tras mucho afinar desde la casi inevitable imprecisión de cualquiera en lo que sea que emprenda. La meticulosidad, no obstante, debe procurarse que en ningún momento quede abandonada.
Hasta que consigamos realizar algo que sea auténticamente preciso, incluso calificable de perfecto, pasaremos con toda probabilidad, aun tras un largo aprendizaje, por alguna que otra importante etapa de no poder manejarnos más que con imprecisiones, sea en tanto que blóguers u otras clases de emprendedores: esto aplica en particular a cuando estemos en ciclos potenciales e incipientes de algo, pero también cuando desde la veteranía pretendamos abordar toda cuestión que para nosotros sea por completo nueva. Ya que la perfección e incluso la, más sencilla, precisión son, o en cualquier caso suelen ser, alcanzables tras mucha trayectoria recorrida pero precisamente para recorrer tal trayectoria debemos operar con algo que, aun asumiendo que cometeremos como mínimo imprecisiones, nos dé una cierta base de buena calidad, la mayor dosis de meticulosidad que de imprecisión será lo que constituya de la mejor manera tal base. Siendo imprecisos, en especial por no tener más remedio hasta que avance nuestra trayectoria emprendedora, tenemos que velar por como mínimo ser meticulosos en mayor grado que lo imprecisos que seamos. Al ser siempre más meticulosos que imprecisos, la imprecisión dentro de lo que ofrezcamos siempre será o tendrá tendencia a ser, por parte de cualquier público, más comprensible y más aceptable.
Para que estés seguro del todo de que no hace falta ser preciso, ni mucho menos perfecto, en lo que aportes en la blogosfera o en otras vías comunicativas, sea en cuanto a contenidos propios o ajenos, baste con que tengas claro que es suficiente con que procures ser siempre más meticuloso que impreciso, aun no pudiendo evitar ser impreciso incluso a un notable nivel. Cuando en la forma, en el fondo, y más en ambos a la vez, hay más imprecisión que meticulosidad es cuando por completo una pieza comunicativa carecerá de buena síntesis.
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