Para entender mejor que la estética hace que cualquier forma expresiva devenga más resistente, cabe entender lo estético más allá de lo bonito, pues de lo contrario puede parecer raro que apliquemos esto a todo el marco de las expresiones alfanuméricas. Así como de lo alfanumérico conviene extrapolar precisamente la noción de fórmula expresiva, de lo graficoplástico cabe extrapolar la noción de estética.
Habitualmente nos puede resultar muy fácil asociar la estética sólo, o casi sólo, a lo que esté en el ámbito de lo graficoplástico, entendiendo que lo estético hace referencia a la belleza en tanto que ligada muy en particular a lo visual no escrito. Sin embargo, nos parece que la estética va, y debe ir, más allá; y en este sentido, lo sonoro en general sirve de buen primer paso en cuanto a la extrapolación que estamos exponiendo, ya que, por la misma proximidad con lo graficoplástico al poder derivar ambos hacia tipos de arte, es fácil asimilar que también en lo sonoro, concretamente en la música, al poder haber o no belleza, también hay o no estética. Dando otro paso más y adentrándonos, más allá de sólo lo literario, en todo lo expresado dentro de un idioma tanto en modo oral como escrito, desde una forma expresiva simple hasta un largo discurso, lo estético no es únicamente lo bello, sino lo que sufriendo una mínima notable alteración de orden de sus elementos integrantes concretos acaba por desentonar. La estética, a diferencia de lo que concierne al simple orden más o menos independientemente de los elementos específicos que se ordenen, es una cuestión que marca la fijación de unos elementos determinados en un orden que no puede ser otro: si cambia el orden de tales elementos o uno de ellos es sustituido por otro, incluso en muchas ocasiones aunque se trate de un sinónimo, la forma expresiva de la que se trate desentona, pierde por lo menos algo en estética, resultando una fórmula cuyo significado se esfuma del todo o, como mínimo, queda gravemente perjudicado.
Una fórmula expresiva estandarizada es en definitiva toda la que consista en un orden de elementos aunque tales elementos puedan ir variando, o bien, en un orden de elementos concretos y respecto a lo cual todo cambio provoca dificultad, o incluso completa imposibilidad, de compresión. En el segundo de los casos, estarás ante una clara situación de dimensiones estéticas, y se tratará de la clase de fórmulas expresivas estandarizadas que, a lo menos por lo común, más resiste el paso del tiempo o más fácil es que sea objeto de un rescate contextual.
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