Si hay precisamente ahora ocasión para arriesgarse a identificar un día al que juzgar como históricamente relevante desde no sólo la misma época sino desde el propio día en cuestión, ese día es hoy mismo. El relevo en la presidencia de la Casa Blanca, atendiendo además al desconcertante asalto ciudadano reciente al Capitolio estadounidense, parece que dejará al día de hoy una impronta histórica como últimamente pocas han habido y, con toda probabilidad, próximamente pocas habrán.
Más allá de los evidentes y notorios condicionantes que por el coronavirus y el desplante del presidente saliente determinan el traspaso de poder de hoy en la nación norteamericana, bien parece que esta jornada va a quedar como muestra representativa de otro nuevo instante en que Estados Unidos va a poner a prueba su solidez y protagonismo en tanto que país y potencia mundial. Salvando por supuesto todas las distancias de cada contexto particular, han sido ya varias las ocasiones en que los estadounidenses han afrontado de manera interna momentos parecidos: de división social y crisis de valores; en este aspecto, no tendría por qué ser éste un día histórico, pero la invasión ciudadana ultraderechista del Capitolio estadounidense representa un indicio de temible brecha que acrecienta el carácter histórico del día de hoy.
Trump, quien ha sido un tan activo presidente estadounidense en redes sociales, y por tanto en la blogosfera, ha dejado un Estados Unidos en que, a diferencia de cualquier otro momento de a lo menos la historia reciente de la nación, una parte relevante de la sociedad no duda en embestir las propias instituciones democráticas. A Joe Biden, nuevo presidente y por tanto coprotagonista junto a Donald Trump de la histórica jornada de hoy, le corresponde reconducir el nuevo clima social cismático estadounidense para que la historia pueda llegar a recordar este día como el principio de una suavización de la actual convivencia tensa ciudadana.
OscarWeblogs
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