Por mucha innegable trascendencia tecnológica que, de por sí, el ciberespacio y, por tanto, la blogosfera conllevan, terminar siendo una herramienta y hasta un fenómeno de una trascendencia de gran calado pasa por el hecho de no sólo consistir en algo técnico, sino por devenir una canalización de las manifestaciones artísticas y, en este sentido, personales. Entonces puede considerarse una trascendencia que implique un vuelco histórico.
Si, a quienes todavía conciben lo telemático y, por eso mismo, la blogosfera en tanto que algo accesorio y casi prescindible salvo, en todo caso, para ciertas obligaciones, les faltan motivos para siquiera replantearse esto, sólo es necesario que se fijen en cómo todo lo artístico va orientándose hacia un arte digital tanto hacia experiencias más bien de tipo introspectivo como hacia más bien de tipo inmersivo. Los propios artistas, entre los que el purismo analógico podemos considerar que, si se da, va siendo irremediablemente residual, parece que no manifiestan dudas ante su preferencia por las herramientas y, en particular, entornos digitales para desarrollar su creatividad.
Desde luego, el ahorro económico que supone lo digital en comparación a lo analógico en un ámbito como el artístico, donde la inversión en material es tanta y por lo común tan cara si no es digital, hace más que comprensible que sobre todo las nuevas generaciones de artistas no duden en abrazar los materiales virtuales. Al sumarle a esto la ubicuidad de lo telemático, que hace prescindible tener que disponer de un estudio físico y de salas de exposición asimismo físicas, es evidente que en lo artístico digital puedes detectar una tendencia más que firme.
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