Si los avances tecnológicos se acostumbran a presentar como mejoras para la humanidad, y en efecto lo son, ¿por qué suponen entonces nefastas consecuencias para una amplia mayoría de gente? El progreso tecnológico tiene en efecto esta doble vertiente de mejora y, a su vez, perjuicio: es una mejora en la medida en que sus productos conllevan mayor comodidad a quienes aprovechan sus funcionalidades, pero un perjuicio a muchos de quienes antes realizaban tales funcionalidades.
Tanto por la parte sustitutivista como por la liberadora, se loan el progreso tecnológico y sus bondades pero el sustitutivismo rechaza toda esperanza para la humanidad, salvo en todo caso para una élite, y la perspectiva liberadora insiste en que la humanidad no hace sino poder mejorar al tiempo que con la propia tecnología aprovecha tales bondades. Respecto a las consecuencias económicas, ni se molesta, pues, el sustitutivismo en profundizar demasiado porque para esta postura está más que asumido que para gran parte de la humanidad no hay casi, o en absoluto, futuro; con la postura liberadora, desde su inclusividad y sensatez, hacemos el mayor ejercicio de atisbar más allá.
Simplificación, agilidad y menor impacto ambiental puedes considerar que son de las principales bondades que el progreso tecnológico nos aporta y que toda postura de las contempladas admira. El sustitutivismo se queda, en todo caso, ahí; en cambio, la postura liberadora contempla todavía una bondad más y es justo la de la liberación de los humanos para desarrollar otras tareas y habilidades, entre las cuales la importantísima mejora continua del intelecto.
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