Dentro de la navegación por el ciberespacio ilimitado constituyen, pues, las apps una nueva opción de navegabilidad en el ciberespacio limitado que es el de cada respectivo proveedor de cada app en cuestión. A quienes les resulta compleja la que sin embargo no deja de ser una navegabilidad tan simple como es la del navegador común, es a quienes especialmente la navegabilidad focalizada por otra app más provecho les hace.
A diferencia del navegador, sea programa o app, cualquier otro ejecutable en forma de app en el dispositivo informático que fuere conlleva, si bien tal mencionado provecho, asimismo una mayor ocupación de espacio en el dispositivo mismo que sea por justo tratarse de varias apps las que nos es preciso instalar en local para esa navegabilidad diseminada a la vez que focalizada. El navegador nos permite navegar por donde sea gracias al estándar URL siendo tal navegador en definitiva un solo programa, o una sola app, con lo que el espacio necesario de almacenaje local para su instalación no debiera exceder el necesario para esas otras varias apps para la clase de navegabilidad que proporcionan.
Incrementar las apps instaladas en ordenador, móvil, tableta o similares, te llevará siempre a agotar mayor espacio de almacenaje local incluso en comparación a guardar igualmente en local enlaces de acceso directo a URLs. Te compensará, si la navegabilidad que practicas es intensa, optar por el ciberespacio ilimitado por navegador sea programa o app, en vez del ciberespacio limitado por app convencional.
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En el ciberespacio ilimitado
Tal y como lo es como programa, asimismo como app es el navegador un recurso que destaca entre el resto de ejecutables que un sistema operativo, sea corriente o de móvil y tableta, ofrece. Cualquier otro ejecutable no navega por Internet sino a lo sumo en un marco que, por muy amplio que resulte, no será ilimitado como el de la red de redes.
Para navegar en el ciberespacio ilimitado sigue haciendo falta el estándar URL, ya sea con un navegador típico bajo la forma de programa, ya sea justo bajo la forma de app; y esto es lo que también como app hace que el navegador sea un ejecutable especial, pues por defecto una app permite navegar y quizá mucho pero no por toda Internet, ya que si lo permitiese, se trataría en efecto de un navegador, si bien en formato app. Los sistemas operativos tradicionales imposibilitan esa doble opción de navegabilidad que en torno al último decenio ha experimentado un fuerte auge debido a la irrupción, primero, de la telefonía móvil inteligente, y a continuación, de las tabletas.
Una navegación limitada que cualquier app convencional, no navegador, permite no deja de ser focalizada dentro del mismo servidor, o no mucho más allá, del propio proveedor de la app. Por comodidad, está bien que emplees la navegación diseminada pero, en efecto, focalizada propia de las apps; pero la, si no necesaria, por lo menos recomendable costumbre de exploración cibernáutica abierta conlleva que recurras al estándar URL para moverte por la blogosfera, entre otros ámbitos telemáticos.
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Para navegar en el ciberespacio ilimitado sigue haciendo falta el estándar URL, ya sea con un navegador típico bajo la forma de programa, ya sea justo bajo la forma de app; y esto es lo que también como app hace que el navegador sea un ejecutable especial, pues por defecto una app permite navegar y quizá mucho pero no por toda Internet, ya que si lo permitiese, se trataría en efecto de un navegador, si bien en formato app. Los sistemas operativos tradicionales imposibilitan esa doble opción de navegabilidad que en torno al último decenio ha experimentado un fuerte auge debido a la irrupción, primero, de la telefonía móvil inteligente, y a continuación, de las tabletas.
Una navegación limitada que cualquier app convencional, no navegador, permite no deja de ser focalizada dentro del mismo servidor, o no mucho más allá, del propio proveedor de la app. Por comodidad, está bien que emplees la navegación diseminada pero, en efecto, focalizada propia de las apps; pero la, si no necesaria, por lo menos recomendable costumbre de exploración cibernáutica abierta conlleva que recurras al estándar URL para moverte por la blogosfera, entre otros ámbitos telemáticos.
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Navegabilidad bloguera por programa y por app
Las dos modalidades de navegación internáutica que respectivamente programas y apps representan se reflejan en la blogosfera. La primera mencionada y asimismo la primera cronológicamente, la navegación por programa, es de hecho de la que la blogosfera desde sus mismos inicios se valió como no podía ser de otra manera, pues las apps son mucho más recientes.
En particular lo que denominamos la macroblogosfera es lo que la primigenia navegación cibernáutica sólo podía ofrecer, pues era la única clase de blogosfera que había y esa navegabilidad era lo propio de los sistemas operativos corrientes y las computadoras típicas. La misma navegabilidad permitió después que navegásemos, e interactuásemos, en redes sociales o microblogs; y fue, ya no mucho más tarde, cuando la eclosión del uso generalizado de los móviles inteligentes facilitó que precisamente sus tan características apps ofreciesen la nueva navegabilidad casi o por completo al margen del estándar URL, especialmente en lo que se refiere a redes sociales.
Desde entonces, estamos en situación de convivencia entre navegabilidad bloguera por programa y por app, al igual que tal doble navegabilidad se da o se puede dar en cualquier otra clase de contenidos telemáticos. En los blogs al uso o macroblogs, no obstante, la navegabilidad por app queda bastante o al completo limitada a la elaboración del propio blog y puedes, entonces, navegar externamente y, así pues, por otros macroblogs cuando vas al navegador, sea programa o app, y usas URL; mientras que las redes sociales permiten tanto elaborar como navegar propiamente por navegador y URL, igual que siempre, pero por app también.
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En particular lo que denominamos la macroblogosfera es lo que la primigenia navegación cibernáutica sólo podía ofrecer, pues era la única clase de blogosfera que había y esa navegabilidad era lo propio de los sistemas operativos corrientes y las computadoras típicas. La misma navegabilidad permitió después que navegásemos, e interactuásemos, en redes sociales o microblogs; y fue, ya no mucho más tarde, cuando la eclosión del uso generalizado de los móviles inteligentes facilitó que precisamente sus tan características apps ofreciesen la nueva navegabilidad casi o por completo al margen del estándar URL, especialmente en lo que se refiere a redes sociales.
Desde entonces, estamos en situación de convivencia entre navegabilidad bloguera por programa y por app, al igual que tal doble navegabilidad se da o se puede dar en cualquier otra clase de contenidos telemáticos. En los blogs al uso o macroblogs, no obstante, la navegabilidad por app queda bastante o al completo limitada a la elaboración del propio blog y puedes, entonces, navegar externamente y, así pues, por otros macroblogs cuando vas al navegador, sea programa o app, y usas URL; mientras que las redes sociales permiten tanto elaborar como navegar propiamente por navegador y URL, igual que siempre, pero por app también.
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¿Qué ocurrirá con el estándar URL?
Las apps como modalidad de programas que, aun restringiéndose a lo que ofrezca el mismo proveedor en cuestión de la app, pueden navegar por el ciberespacio plantean una contundente reformulación de lo que tradicionalmente ha sido navegar por Internet. Un sistema operativo corriente, esto es el de una computadora típica, aunque también son corrientes por descontado los sistemas operativos de móviles, permite navegar básicamente a partir del formato URL de ruta.
Primen los sistemas operativos propiamente corrientes, primen los más recientes que se han popularizado con los móviles, no parece que el uso del formato URL vaya a dejar de ser deseable y primordial para el usuario en general y el navegante habitual en particular, así que preguntarnos ¿qué ocurrirá con el estándar URL? no debe llevarnos a pensar en que los sistemas operativos prescindirán de la clásica manera de navegar por el ciberespacio. Más bien, predominando en unos casos los programas y, en otros, las apps, necesitarán seguir conviviendo ambas formas de navegación, máxime cuando hasta es planteable un sistema operativo por completo en la nube.
Navegar por Internet ha adquirido un abanico de opciones más diversificado en comparación a la navegabilidad que sólo era factible con un navegador de sistema operativo convencional. Antes de las apps, disponías de una navegabilidad únicamente practicable con un solo programa, el navegador, por el que te tienes que mover por URL; ahora, a esta opción, se le suma la navegabilidad diseminada, si bien más focalizada, por medio de otros programas que son justo las apps de móviles y tabletas.
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Primen los sistemas operativos propiamente corrientes, primen los más recientes que se han popularizado con los móviles, no parece que el uso del formato URL vaya a dejar de ser deseable y primordial para el usuario en general y el navegante habitual en particular, así que preguntarnos ¿qué ocurrirá con el estándar URL? no debe llevarnos a pensar en que los sistemas operativos prescindirán de la clásica manera de navegar por el ciberespacio. Más bien, predominando en unos casos los programas y, en otros, las apps, necesitarán seguir conviviendo ambas formas de navegación, máxime cuando hasta es planteable un sistema operativo por completo en la nube.
Navegar por Internet ha adquirido un abanico de opciones más diversificado en comparación a la navegabilidad que sólo era factible con un navegador de sistema operativo convencional. Antes de las apps, disponías de una navegabilidad únicamente practicable con un solo programa, el navegador, por el que te tienes que mover por URL; ahora, a esta opción, se le suma la navegabilidad diseminada, si bien más focalizada, por medio de otros programas que son justo las apps de móviles y tabletas.
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Las apps
En un sistema operativo corriente, el único programa que destaca por ser el que da acceso a interactuar en el ciberespacio es el navegador. Con los dispositivos encuadrables bajo el concepto de tableta, en particular los teléfonos móviles inteligentes, tal distinción entre tipologías de programas parece que se traslada tal cual, pero se da, no obstante, una diferencia que apunta a algo completamente distinto.
Nos hemos acostumbrado a denominar sencillamente apps a las que instalamos en el móvil inteligente o dispositivo similar, por lo general de pantalla táctil también, pero igualmente son apps o programas aquellos archivos ejecutables que tenemos instalados en cualquier computadora típica. Ahora bien, así como puede convenir difuminar la aparente diferenciación entre HTML y un lenguaje de programación, bien puede convenir, en cambio, que se aprecie cierta diferenciación entre lo que, aun siendo en principio lo mismo, son por una parte las apps y por otra los programas. La razón recae en que las apps pueden en sí mismas consistir en un contenido por completo en la nube, al igual que el clásico navegador.
Claro que el navegador, tanto en su forma de app como en la de programa, siempre se caracterizará por ofrecer navegabilidad por toda Internet, mientras que otra app, en principio, permitirá navegar dentro del marco de contenidos del prestador de servicios particular del que se trate. La forma que van adquiriendo los dispositivos informáticos diseminan, pues, por medio de las apps la capacidad de navegabilidad internáutica que entre los programas concentraba sólo uno de ellos.
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Nos hemos acostumbrado a denominar sencillamente apps a las que instalamos en el móvil inteligente o dispositivo similar, por lo general de pantalla táctil también, pero igualmente son apps o programas aquellos archivos ejecutables que tenemos instalados en cualquier computadora típica. Ahora bien, así como puede convenir difuminar la aparente diferenciación entre HTML y un lenguaje de programación, bien puede convenir, en cambio, que se aprecie cierta diferenciación entre lo que, aun siendo en principio lo mismo, son por una parte las apps y por otra los programas. La razón recae en que las apps pueden en sí mismas consistir en un contenido por completo en la nube, al igual que el clásico navegador.
Claro que el navegador, tanto en su forma de app como en la de programa, siempre se caracterizará por ofrecer navegabilidad por toda Internet, mientras que otra app, en principio, permitirá navegar dentro del marco de contenidos del prestador de servicios particular del que se trate. La forma que van adquiriendo los dispositivos informáticos diseminan, pues, por medio de las apps la capacidad de navegabilidad internáutica que entre los programas concentraba sólo uno de ellos.
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HTML es un lenguaje de programación
Suele ya por costumbre asociarse el hipertexto casi únicamente a lo telemático y, en especial, al HTML. Pero si, en efecto, los convencionales programas y sistemas operativos son asimismo multimedia, ¿son, pues, también hipertexto? Técnicamente, sí; son hipertexto pero no HTML, sino hipertexto basado en el otro lenguaje de programación del que se trate entre los muchos que hay.
Los lenguajes de programación son hipertexto y, por ende, el HTML es un lenguaje de programación aunque no hagamos con él aquello que por lo común solemos entender por programas o por sistemas operativos. Puesto que, en Internet, no es tanto de programas de lo que se trata sino de protocolos, es de entrada el HTML un lenguaje de protocolo de Internet, en concreto un lenguaje para el HTTP o HTTPS. HTML está concebido, por tanto, para transferir hipertexto, acorde con la esencia de Internet, la teleofimática y la IoT; lo que típicamente entendemos por lenguajes de programación serían sólo HTP o, si queremos, HTLP en lo que significaría protocolo local de hipertexto, esto es hipertexto, multimedia, concebido para el uso informático no necesariamente telemático.
Aceptando el término HTLP, estaría en contraposición directa al HTTP, pero no tiene por qué estarlo respecto al HTML, ya que el HTML, aun siendo el lenguaje por antonomasia de la red de redes, puedes emplearlo en local, sin uso telemático. A diferencia, en este sentido, de los lenguajes de programación convencionales, que sólo pueden, o suelen, ser HTLP, puedes aplicar el HTML como HTLP o como HTTP.
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Los lenguajes de programación son hipertexto y, por ende, el HTML es un lenguaje de programación aunque no hagamos con él aquello que por lo común solemos entender por programas o por sistemas operativos. Puesto que, en Internet, no es tanto de programas de lo que se trata sino de protocolos, es de entrada el HTML un lenguaje de protocolo de Internet, en concreto un lenguaje para el HTTP o HTTPS. HTML está concebido, por tanto, para transferir hipertexto, acorde con la esencia de Internet, la teleofimática y la IoT; lo que típicamente entendemos por lenguajes de programación serían sólo HTP o, si queremos, HTLP en lo que significaría protocolo local de hipertexto, esto es hipertexto, multimedia, concebido para el uso informático no necesariamente telemático.
Aceptando el término HTLP, estaría en contraposición directa al HTTP, pero no tiene por qué estarlo respecto al HTML, ya que el HTML, aun siendo el lenguaje por antonomasia de la red de redes, puedes emplearlo en local, sin uso telemático. A diferencia, en este sentido, de los lenguajes de programación convencionales, que sólo pueden, o suelen, ser HTLP, puedes aplicar el HTML como HTLP o como HTTP.
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Las capacidades multimedia del hipertexto
Hipertextualidad supone, desde su característico segundo plano digital, una superación de las capacidades del texto, entendido en tanto que texto alfanumérico, de modo que aglutina el manejo de otros formatos comunicacionales, otros textos no alfanuméricos en definitiva. Yendo al tercer plano digital, ya no encontramos sino puro lenguaje numérico, numérico binario en concreto.
Debido a las capacidades multimedia del hipertexto quedan las diferentes fases de la comunicación de cualquier formato mediático abarcadas por lo alfanumérico digital, particularmente bajo la forma de HTML. De la elaboración a la difusión, realizamos cualquier pieza comunicativa en el hipertextual marco alfanumérico digital aunque, si lo hacemos tal y como de hecho es habitual desde el primer plano digital o plano digital intuitivo, no manejemos menos o más conscientemente HTML de manera directa. Lo multimedia, así pues, conlleva que confeccionemos y emitamos tanto texto propiamente alfanumérico idiomático como piezas, textos, de tipo graficoplástico y audiovisual a partir de la misma clase de texto alfanumérico no idiomático que el hipertexto es.
En caso de que califiques como multimedia una cierta combinatoria de formatos comunicacionales en analógico, no dejarás sin embargo de estar ante una combinatoria que no trasciende demasiado o en absoluto la inherente diferenciación de códigos y soportes analógicos cada uno de los cuales está destinado a reproducir una clase de formato comunicacional. El hipertexto implica un código digital común para cualquiera de los diferentes formatos; otra cuestión sigue siendo conocer en mayor o menor grado cada formato comunicacional.
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Debido a las capacidades multimedia del hipertexto quedan las diferentes fases de la comunicación de cualquier formato mediático abarcadas por lo alfanumérico digital, particularmente bajo la forma de HTML. De la elaboración a la difusión, realizamos cualquier pieza comunicativa en el hipertextual marco alfanumérico digital aunque, si lo hacemos tal y como de hecho es habitual desde el primer plano digital o plano digital intuitivo, no manejemos menos o más conscientemente HTML de manera directa. Lo multimedia, así pues, conlleva que confeccionemos y emitamos tanto texto propiamente alfanumérico idiomático como piezas, textos, de tipo graficoplástico y audiovisual a partir de la misma clase de texto alfanumérico no idiomático que el hipertexto es.
En caso de que califiques como multimedia una cierta combinatoria de formatos comunicacionales en analógico, no dejarás sin embargo de estar ante una combinatoria que no trasciende demasiado o en absoluto la inherente diferenciación de códigos y soportes analógicos cada uno de los cuales está destinado a reproducir una clase de formato comunicacional. El hipertexto implica un código digital común para cualquiera de los diferentes formatos; otra cuestión sigue siendo conocer en mayor o menor grado cada formato comunicacional.
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El fundamento de la arquitectura de macroblogosfera
En lo multimedia, es en Internet el pertinente lenguaje de hipertexto lo que hace posible este tipo de comunicación que, por su condición digital, es respecto a lo analógico más virtual a la vez que menos sensorial. Por lo general a lo menos, ese lenguaje hipertextual es por defecto el HTML, si bien otros lenguajes de programación con los que enriquecer este lenguaje son muchos y muy variados.
Practicar arquitectura de blogs no consiste sino en dominar mucho lo que denominamos el segundo plano digital, aquél en el que lo telemático se muestra propiamente en lenguaje o código de programación, sobre todo si no solamente en HTML. Cierto que por la baja customización de las a su vez más generalizadas redes sociales en comparación a los blogs al uso, y justo por esa baja customización una menor posibilidad o necesidad para practicar el HTML, puede parecer que la práctica de arquitectura de blogs resulte de poco o ningún interés para el gran público usuario, pero merece priorizarse una perspectiva enfocada al afán por los, de hecho, tan fáciles y accesibles aprendizaje y puesta en marcha de todo, incluido el propio lenguaje hipertextual, que el mismo protocolo de hipertexto por HTML proporciona.
Fácilmente además de necesariamente vas a poder, al hacer un blog al uso o macroblog, familiarizarte con el HTML con tan sólo que pongas cierto interés en ello, pues se trata de un lenguaje cuyo funcionamiento a base de marcas es sencillo de comprender por lo menos en esencia. Y conociendo así el fundamento de la arquitectura de macroblogosfera te percatarás de que no es poco lo que dentro del nivel usuario puedes emprender para hacer destacar tu blog aprovechando opciones customizables.
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Practicar arquitectura de blogs no consiste sino en dominar mucho lo que denominamos el segundo plano digital, aquél en el que lo telemático se muestra propiamente en lenguaje o código de programación, sobre todo si no solamente en HTML. Cierto que por la baja customización de las a su vez más generalizadas redes sociales en comparación a los blogs al uso, y justo por esa baja customización una menor posibilidad o necesidad para practicar el HTML, puede parecer que la práctica de arquitectura de blogs resulte de poco o ningún interés para el gran público usuario, pero merece priorizarse una perspectiva enfocada al afán por los, de hecho, tan fáciles y accesibles aprendizaje y puesta en marcha de todo, incluido el propio lenguaje hipertextual, que el mismo protocolo de hipertexto por HTML proporciona.
Fácilmente además de necesariamente vas a poder, al hacer un blog al uso o macroblog, familiarizarte con el HTML con tan sólo que pongas cierto interés en ello, pues se trata de un lenguaje cuyo funcionamiento a base de marcas es sencillo de comprender por lo menos en esencia. Y conociendo así el fundamento de la arquitectura de macroblogosfera te percatarás de que no es poco lo que dentro del nivel usuario puedes emprender para hacer destacar tu blog aprovechando opciones customizables.
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Grado de evocación
A la virtualidad la mide lo que bien puede denominarse grado de evocación en un mensaje determinado. Cuando más sensorial es un mensaje, esto es cuando por más sentidos puede y debe reproducirse y captarse, menos evocador es el mensaje, pues todo él es captable en grado considerable por los sentidos, y por ende es menos virtual. Los contenidos digitales son muy virtuales, muy evocadores por lo tanto y son, pues, poco sensoriales.
Resulta un auténtico mérito que aun siendo lo digital menos sensorial que lo analógico, menos tangible desde luego, nos permita desarrollar precisamente el concepto comunicacional del multimedia, que de entrada pudiera parecer contrario a la menor sensorialidad. Al desprenderse sobremanera del aspecto tangible, la informática en general y su vertiente telemática en particular concentran todavía más en los sentidos de la vista y el oído la interpretación de toda pieza comunicacional. Apreciamos esto muy especialmente en el cambio que el texto alfanumérico digital ha supuesto respecto a lo que por tradición han sido los escritos sobre papel o similar y en especial los libros, donde es esencial la condición tangible si bien en la vista recae la propia actividad interpretadora.
Lo audiovisual, que sería donde está el mayor grado de virtualidad que lo analógico consiguió, pierde asimismo su aspecto tangible con lo informático y sobre todo con lo telemático porque se hacen prescindibles cintas, discos y demás soportes audiovisuales más o menos parecidos. Pero ya que la reproducción en sí es igualmente mecanizada en lo analógico y en lo digital, fácilmente el mayor grado de evocación en lo digital te parecerá quizá irrelevante.
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Resulta un auténtico mérito que aun siendo lo digital menos sensorial que lo analógico, menos tangible desde luego, nos permita desarrollar precisamente el concepto comunicacional del multimedia, que de entrada pudiera parecer contrario a la menor sensorialidad. Al desprenderse sobremanera del aspecto tangible, la informática en general y su vertiente telemática en particular concentran todavía más en los sentidos de la vista y el oído la interpretación de toda pieza comunicacional. Apreciamos esto muy especialmente en el cambio que el texto alfanumérico digital ha supuesto respecto a lo que por tradición han sido los escritos sobre papel o similar y en especial los libros, donde es esencial la condición tangible si bien en la vista recae la propia actividad interpretadora.
Lo audiovisual, que sería donde está el mayor grado de virtualidad que lo analógico consiguió, pierde asimismo su aspecto tangible con lo informático y sobre todo con lo telemático porque se hacen prescindibles cintas, discos y demás soportes audiovisuales más o menos parecidos. Pero ya que la reproducción en sí es igualmente mecanizada en lo analógico y en lo digital, fácilmente el mayor grado de evocación en lo digital te parecerá quizá irrelevante.
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Diferenciar entre uni y bidireccionalidad comunicativas
Mientras los formatos comunicacionales propios del ámbito mediático sólo han podido ser analógicos, la bidireccionalidad comunicativa que ofrecían era prácticamente nula. Quienes formaban parte de los medios de comunicación eran casi únicamente quienes ostentaban el rol de emisores y el público no podía ser sino receptor, por lo que se trataba de una comunicación muy unidireccional.
Lo que decisivamente hace diferenciar entre uni y bidireccionalidad comunicativas es que la segunda permite al receptor incidir bastante de manera directa, inmediata y no necesariamente lineal en el acto comunicativo en cuestión tanto que hasta puede, y de hecho debe y conviene, haber un intercambio de roles de modo que el receptor pase o pueda pasar a ser emisor. La misma bidireccionalidad permite que luego el anterior emisor y receptor recuperen estos roles iniciales y que después vuelvan también a intercambiarlos, y así sucesivamente hasta que se decida concluir la comunicación. Esta bidireccionalidad tan propia de la típica conversación humana cara a cara ha impregnado los formatos comunicacionales mediáticos cuando éstos han sido digitales.
Cuando la comunicación ha devenido digital y telemática, las tradicionales vías de comunicación mediáticas han quedado en situación de igualdad respecto a lo que la tan tradicional conversación cara a cara representa. Dentro de la blogosfera, esto lo aprecias muy en particular en las redes sociales o la microblogosfera, donde perfiles tanto de los medios de comunicación y sus profesionales como los perfiles del común de los usuarios que se corresponderían con el público pueden interactuar entre sí por igual.
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Lo que decisivamente hace diferenciar entre uni y bidireccionalidad comunicativas es que la segunda permite al receptor incidir bastante de manera directa, inmediata y no necesariamente lineal en el acto comunicativo en cuestión tanto que hasta puede, y de hecho debe y conviene, haber un intercambio de roles de modo que el receptor pase o pueda pasar a ser emisor. La misma bidireccionalidad permite que luego el anterior emisor y receptor recuperen estos roles iniciales y que después vuelvan también a intercambiarlos, y así sucesivamente hasta que se decida concluir la comunicación. Esta bidireccionalidad tan propia de la típica conversación humana cara a cara ha impregnado los formatos comunicacionales mediáticos cuando éstos han sido digitales.
Cuando la comunicación ha devenido digital y telemática, las tradicionales vías de comunicación mediáticas han quedado en situación de igualdad respecto a lo que la tan tradicional conversación cara a cara representa. Dentro de la blogosfera, esto lo aprecias muy en particular en las redes sociales o la microblogosfera, donde perfiles tanto de los medios de comunicación y sus profesionales como los perfiles del común de los usuarios que se corresponderían con el público pueden interactuar entre sí por igual.
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La virtualidad digital
Donde está el mayor grado de virtualidad que lo analógico consiguió es en la comunicación audiovisual. Salvo por las inherentemente más bajas cotas de interactividad que lo audiovisual analógico ofrece respecto a su equivalente digital, se asemeja mucho lo audiovisual analógico a ese mismo equivalente en el aspecto virtual, tanto que en el puro aspecto de difusión y desde la perspectiva del público consumidor apenas puede parecer que haya diferencia.
Resulta ser, de entrada, una cuestión de hasta qué grado distinguir virtualidad y tangibilidad la que nos permite a su vez diferenciar entre analógico y digital; tras esto, cabe considerar si la interactividad es del todo o casi del todo unidireccional, que se corresponde con lo analógico, o si es del todo o casi del todo bidireccional, tal y como se corresponde con lo digital. Virtualidad conlleva intangibilidad sobre todo en el aspecto del propio mensaje en su reproducción o representación, si bien el soporte puede que sea siempre tangible para el usuario en el mismo momento. Si además la pieza comunicativa es interactiva bidireccional, esto es que el usuario puede incidir bastante de manera directa, inmediata y no necesariamente lineal en la misma, estamos ante lo virtual digital claramente.
A causa de la virtualidad digital, que aun sin lo telemático la informática permite, todos los formatos comunicacionales devienen de soporte por completo intangible en su reproducción al almacenarlos en computadora. Siendo, no obstante, más intangibles estos formatos y, por tanto, menos sensoriales de lo que hasta lo analógico más virtual fue, logra la virtualidad digital que la comunicación sea más interactiva uni y bidireccionalmente de lo que nunca antes lo ha sido.
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Resulta ser, de entrada, una cuestión de hasta qué grado distinguir virtualidad y tangibilidad la que nos permite a su vez diferenciar entre analógico y digital; tras esto, cabe considerar si la interactividad es del todo o casi del todo unidireccional, que se corresponde con lo analógico, o si es del todo o casi del todo bidireccional, tal y como se corresponde con lo digital. Virtualidad conlleva intangibilidad sobre todo en el aspecto del propio mensaje en su reproducción o representación, si bien el soporte puede que sea siempre tangible para el usuario en el mismo momento. Si además la pieza comunicativa es interactiva bidireccional, esto es que el usuario puede incidir bastante de manera directa, inmediata y no necesariamente lineal en la misma, estamos ante lo virtual digital claramente.
A causa de la virtualidad digital, que aun sin lo telemático la informática permite, todos los formatos comunicacionales devienen de soporte por completo intangible en su reproducción al almacenarlos en computadora. Siendo, no obstante, más intangibles estos formatos y, por tanto, menos sensoriales de lo que hasta lo analógico más virtual fue, logra la virtualidad digital que la comunicación sea más interactiva uni y bidireccionalmente de lo que nunca antes lo ha sido.
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Hacia la sociedad red
Es razonable que hasta cierto punto el paso de la tecnología analógica a la digital haya tenido su complicación entre el gran público consumidor en un primer estadio por lo menos. A medida que el conjunto de la humanidad avanza hacia la sociedad red va afianzándose, sin embargo, la inexorable y beneficiosa implementación de la tecnología binaria o digital.
Mientras lo digital no fue telemático, era muy sencillo acogerse todavía a una supuesta superioridad de lo analógico porque todo el mundo estaba habituado a manejar documentación en soporte tangible y de poca o ninguna virtualidad. No en vano, lo analógico era lo que hasta entonces, hace pocas décadas de hecho, únicamente se había desarrollado y se conocía por generaciones y generaciones a lo largo de la historia; así que un tan simple cambio como el de pasar de soporte plenamente físico al digital, poco impulso supuso, máxime en un primer momento, para que un contundente número de consumidores optasen por una drástica reorientación que, no obstante, una vez irrumpió Internet, sí parece que empezó a tomar forma.
La generalización de Internet marcó, ya con una cierta implementación de lo digital, que lo analógico comenzase decididamente a dejar paso al camino hacia la sociedad red, conllevando el germen, pues, de este tipo de sociedad interconectada a la que estamos acostumbrados y sigue, al mismo tiempo, en progreso. Teniendo, ya no sólo el simple pero importante almacenaje en las antes poco familiares unidades de soporte digitales, sino también la capacidad de compartir y reproducir en red, gana definitivamente la comunicación digital a la analógica en todos los aspectos.
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Mientras lo digital no fue telemático, era muy sencillo acogerse todavía a una supuesta superioridad de lo analógico porque todo el mundo estaba habituado a manejar documentación en soporte tangible y de poca o ninguna virtualidad. No en vano, lo analógico era lo que hasta entonces, hace pocas décadas de hecho, únicamente se había desarrollado y se conocía por generaciones y generaciones a lo largo de la historia; así que un tan simple cambio como el de pasar de soporte plenamente físico al digital, poco impulso supuso, máxime en un primer momento, para que un contundente número de consumidores optasen por una drástica reorientación que, no obstante, una vez irrumpió Internet, sí parece que empezó a tomar forma.
La generalización de Internet marcó, ya con una cierta implementación de lo digital, que lo analógico comenzase decididamente a dejar paso al camino hacia la sociedad red, conllevando el germen, pues, de este tipo de sociedad interconectada a la que estamos acostumbrados y sigue, al mismo tiempo, en progreso. Teniendo, ya no sólo el simple pero importante almacenaje en las antes poco familiares unidades de soporte digitales, sino también la capacidad de compartir y reproducir en red, gana definitivamente la comunicación digital a la analógica en todos los aspectos.
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Lo analógico
Si bien la tecnología binaria o digital define como ya viene haciendo desde hace varias décadas el apropiado devenir de la comunicación, conviene que, aun suponiendo como supone esto una obsolescencia de lo analógico, no se deje de lado como en definitiva no se puede dejar la cierta importancia que lo analógico, de nuevo y en concreto en lo comunicativo, no debe perder sobre todo por su buena función de conservación documental. Entre lo analógico y lo digital se da, pues, un importante vuelco cuantitativo.
En el aspecto cualitativo, y a nivel del gran público consumidor, no parece haber estado muy claro desde el principio que lo digital superase lo analógico y, probablemente en parte por lo menos por eso, ha sido hasta hace relativamente poco que cuantitativamente lo analógico ha seguido primando no en pocos ámbitos de la producción y la difusión comunicativas. La extrema volatilidad en la conservación de lo digital cuando no aplicamos una seria custodia yace con total seguridad en la, ahora a lo sumo minoritaria según parece, percepción de que cualitativamente lo digital es inferior a lo analógico. Una pieza analógica, al ser, en efecto, menos o en absoluto virtual, puede resultar en sí más complicada de perder o destruir; pero lo digital convenientemente custodiado ofrece muchas más ventajas.
Desde que lo digital es además telemático y dispones de capacidad de almacenaje en la nube, esta tecnología ha superado aún más a la analógica en conservación y custodia. A lo analógico le es posible, y conveniente, justo por esto no tener que producir tanto ni, de ahí, tener que provocar tanto impacto nocivo medioambiental por la necesidad de transformar recursos en tal producción.
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En el aspecto cualitativo, y a nivel del gran público consumidor, no parece haber estado muy claro desde el principio que lo digital superase lo analógico y, probablemente en parte por lo menos por eso, ha sido hasta hace relativamente poco que cuantitativamente lo analógico ha seguido primando no en pocos ámbitos de la producción y la difusión comunicativas. La extrema volatilidad en la conservación de lo digital cuando no aplicamos una seria custodia yace con total seguridad en la, ahora a lo sumo minoritaria según parece, percepción de que cualitativamente lo digital es inferior a lo analógico. Una pieza analógica, al ser, en efecto, menos o en absoluto virtual, puede resultar en sí más complicada de perder o destruir; pero lo digital convenientemente custodiado ofrece muchas más ventajas.
Desde que lo digital es además telemático y dispones de capacidad de almacenaje en la nube, esta tecnología ha superado aún más a la analógica en conservación y custodia. A lo analógico le es posible, y conveniente, justo por esto no tener que producir tanto ni, de ahí, tener que provocar tanto impacto nocivo medioambiental por la necesidad de transformar recursos en tal producción.
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Un buen potencial comunicativo
Al poder hoy orientar, de un lado, aquello genuino y más customizado hacia los blogs al uso y, de otro, el sentido comunitario y más interactivo hacia las redes sociales, proporciona la blogosfera un ámbito de desarrollo idóneo para, respectivamente, las facetas más particular y más colectiva que a toda persona común se le suponen. Siendo, además, de un manejo intuitivo y de alcance y difusión mundial, cualquiera dispone de un buen potencial comunicativo enorme.
El reto que se plantea a quien ante este buen potencial comunicativo y rompedor con lo analógico se encuentra, y si en efecto pretende vehicular como mínimo el grueso de su actividad emprendedora a través de lo telemático, es el de lograr destacar entre el resto de la amplísima cantidad de usuarios, tanto humanos como robots, que o bien vehiculan asimismo su actividad principal por lo telemático, o bien emplean lo cibernáutico, y en particular la blogosfera, a simple modo accesorio. Al tiempo que consigamos destacar entre tales grupos de usuarios, también debemos procurar atraer su atención a fin de generar público para el weblog, o iniciativa similar, que hagamos.
Con la tradicional tecnología analógica y la comparativamente limitada capacidad de acceso y difusión que ofrece, poca podía ser también comparativamente la gente que desarrollase sus propias dimensiones particular y colectiva a partir de recursos comunicacionales variados y potentes. A diferencia de lo que en la actualidad la blogosfera tanto te facilita, pertenecer a un círculo profesional de cierta influencia en algún campo comunicacional era imprescindible.
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El reto que se plantea a quien ante este buen potencial comunicativo y rompedor con lo analógico se encuentra, y si en efecto pretende vehicular como mínimo el grueso de su actividad emprendedora a través de lo telemático, es el de lograr destacar entre el resto de la amplísima cantidad de usuarios, tanto humanos como robots, que o bien vehiculan asimismo su actividad principal por lo telemático, o bien emplean lo cibernáutico, y en particular la blogosfera, a simple modo accesorio. Al tiempo que consigamos destacar entre tales grupos de usuarios, también debemos procurar atraer su atención a fin de generar público para el weblog, o iniciativa similar, que hagamos.
Con la tradicional tecnología analógica y la comparativamente limitada capacidad de acceso y difusión que ofrece, poca podía ser también comparativamente la gente que desarrollase sus propias dimensiones particular y colectiva a partir de recursos comunicacionales variados y potentes. A diferencia de lo que en la actualidad la blogosfera tanto te facilita, pertenecer a un círculo profesional de cierta influencia en algún campo comunicacional era imprescindible.
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La presentación intuitiva de contenidos multimedia
Del mismo modo que en los sistemas operativos, resultó en Internet la presentación intuitiva de contenidos multimedia un recurso potenciador de la facilidad para que el público general se familiarizase al respecto. A que tanto haya calado la familiarización en cuestión, han contribuido justo los blogs al uso desde prácticamente un principio y, más recientemente aunque ahora ya con cierto recorrido, las redes sociales.
Hacer una web representa hacer un tipo de obra comunicacional telemática que, si bien a base de un lenguaje informático de cierta complejidad en su natural segundo plano digital, permite una lectura intuitiva en el primer plano digital generado a partir de la interpretación de tal lenguaje desde un programa específico que es el navegador. La microblogosfera o conjunto de redes sociales ha animado, sin duda, más de lo que los blogs al uso habían logrado antes en cuanto a atraer público usuario a tener presencia e interactuar a través del ciberespacio. Bien es cierto que, en comparación a los weblogs típicos, son menos customizables las redes sociales, pero en cuestión de interactividad bidireccional contribuyen a incrementarla y a crear sentido de comunidad.
Por el énfasis en ese sentido de comunidad para potenciar lo interactivo bidireccional, son las redes sociales unos entornos telemáticos formalmente mucho más simples que un weblog tradicional al que de por sí ya le caracteriza una clara orientación a la customización y, por ende, a la mayor complejidad para que cada weblog recalque su carácter genuino. Sea en redes sociales o en weblogs comunes, es clave que la presentación intuitiva de contenidos multimedia defina lo que publiques.
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Hacer una web representa hacer un tipo de obra comunicacional telemática que, si bien a base de un lenguaje informático de cierta complejidad en su natural segundo plano digital, permite una lectura intuitiva en el primer plano digital generado a partir de la interpretación de tal lenguaje desde un programa específico que es el navegador. La microblogosfera o conjunto de redes sociales ha animado, sin duda, más de lo que los blogs al uso habían logrado antes en cuanto a atraer público usuario a tener presencia e interactuar a través del ciberespacio. Bien es cierto que, en comparación a los weblogs típicos, son menos customizables las redes sociales, pero en cuestión de interactividad bidireccional contribuyen a incrementarla y a crear sentido de comunidad.
Por el énfasis en ese sentido de comunidad para potenciar lo interactivo bidireccional, son las redes sociales unos entornos telemáticos formalmente mucho más simples que un weblog tradicional al que de por sí ya le caracteriza una clara orientación a la customización y, por ende, a la mayor complejidad para que cada weblog recalque su carácter genuino. Sea en redes sociales o en weblogs comunes, es clave que la presentación intuitiva de contenidos multimedia defina lo que publiques.
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Tecnología binaria o digital
Más en esencia todavía, lo que la red de redes permite no es sino intercambiar ubicua, global e instantáneamente hileras formadas por unos y ceros con que, a base de inputs y outputs, cobra forma todo aquello que publicamos o por donde navegamos. La tecnología digital en general no responde en esencia sino precisamente a esta clase de intercambio, de interactividad, que tanto ha supuesto una clara superación de lo analógico.
Es al tercer plano digital a lo que propiamente hacemos referencia con el código binario formado por las series de unos y ceros que, a través del debido lenguaje informático del segundo plano, reproducen aquello que apreciamos en el intuitivo primer plano digital. La irrupción de Internet hizo que la transferencia en código binario de unos y ceros cuantitativamente aumentase por el gran uso que hasta hoy se extendió del propio ciberespacio, y cualitativamente mejorase por la enorme capacidad de comunicación multimedia que tal transferencia posibilita. La tecnología analógica, ante esto, no puede quedar más que lenta, aparatosa, fragmentada y cara.
Por aquello que lo digital, binario o de inputs y outputs se caracteriza es por hacer viable una elevadísima concentración de información de lo que, en analógico o en primer plano digital, son diversos formatos de piezas comunicativas. Esta tecnología binaria o digital y, en particular, su concentración informacional sin parangón en la historia son, sin embargo, igual de provechosas que volátiles de no aplicarse la pertinente custodia tanto en local como en remoto.
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Es al tercer plano digital a lo que propiamente hacemos referencia con el código binario formado por las series de unos y ceros que, a través del debido lenguaje informático del segundo plano, reproducen aquello que apreciamos en el intuitivo primer plano digital. La irrupción de Internet hizo que la transferencia en código binario de unos y ceros cuantitativamente aumentase por el gran uso que hasta hoy se extendió del propio ciberespacio, y cualitativamente mejorase por la enorme capacidad de comunicación multimedia que tal transferencia posibilita. La tecnología analógica, ante esto, no puede quedar más que lenta, aparatosa, fragmentada y cara.
Por aquello que lo digital, binario o de inputs y outputs se caracteriza es por hacer viable una elevadísima concentración de información de lo que, en analógico o en primer plano digital, son diversos formatos de piezas comunicativas. Esta tecnología binaria o digital y, en particular, su concentración informacional sin parangón en la historia son, sin embargo, igual de provechosas que volátiles de no aplicarse la pertinente custodia tanto en local como en remoto.
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Protocolos de la blogosfera
Internet misma es como un sistema operativo, por lo menos en cierto modo. Al navegar por el ciberespacio, esto es por tanto al acceder telemáticamente a aplicaciones y funcionalidades diferentes de las que en local pueda disponerse, más bien lo que se acostumbra a tomar por denominación es sin embargo el concepto de protocolo, tanto para la parte propiamente infraestructural como para la de contenidos.
En lo que en tanto que infraestructura concierne a Internet, el protocolo no puede ser de denominación más clara: IP, protocolo de Internet. Cuando se trata de los contenidos y, por extensión, cualquier operación realizable en la nube, hay o pueden haber de hecho protocolos varios, entre los cuales no obstante es el primordial el HTTP, protocolo de hipertexto, hoy prácticamente evolucionado del todo al HTTPS. IP y HTTP posibilitan una forma concreta, y que ha devenido la más popularizada, de publicar e intercambiar contenidos multimedia: la WWW, dentro de la cual, a su vez, destacan los weblogs como una determinada forma de webs. Son, pues, IP y HTTP protocolos de la blogosfera al serlo de la propia WWW.
Al igual que los sistemas operativos, lo telemático ha evolucionado hacia un manejo tan intuitivo que navegar por, y crear en, Internet está al alcance fácil y ágil de cualquiera, por lo que aprovechar el potencial de los protocolos que hacen posible el ciberespacio y, en particular, la WWW es extremadamente sencillo a nivel usuario. Dentro de la blogosfera, que a su vez está dentro de la WWW, son en la actualidad las redes sociales, calificables de hecho como microblogs, un recurso todavía más intuitivo, y desde luego interactivo, si cabe.
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En lo que en tanto que infraestructura concierne a Internet, el protocolo no puede ser de denominación más clara: IP, protocolo de Internet. Cuando se trata de los contenidos y, por extensión, cualquier operación realizable en la nube, hay o pueden haber de hecho protocolos varios, entre los cuales no obstante es el primordial el HTTP, protocolo de hipertexto, hoy prácticamente evolucionado del todo al HTTPS. IP y HTTP posibilitan una forma concreta, y que ha devenido la más popularizada, de publicar e intercambiar contenidos multimedia: la WWW, dentro de la cual, a su vez, destacan los weblogs como una determinada forma de webs. Son, pues, IP y HTTP protocolos de la blogosfera al serlo de la propia WWW.
Al igual que los sistemas operativos, lo telemático ha evolucionado hacia un manejo tan intuitivo que navegar por, y crear en, Internet está al alcance fácil y ágil de cualquiera, por lo que aprovechar el potencial de los protocolos que hacen posible el ciberespacio y, en particular, la WWW es extremadamente sencillo a nivel usuario. Dentro de la blogosfera, que a su vez está dentro de la WWW, son en la actualidad las redes sociales, calificables de hecho como microblogs, un recurso todavía más intuitivo, y desde luego interactivo, si cabe.
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Un sistema operativo por completo en la nube
Todo sistema operativo no es sino un programa, una aplicación, que da acceso al manejo de otros programas instalados en local, sean o no del mismo fabricante que el del propio sistema operativo. A su vez, con la teleofimática, entre los programas dentro del gran programa básico que es el sistema operativo están muy particularmente los navegadores, que permiten acceder en remoto a otras aplicaciones y funcionalidades informáticas.
Esos otros programas y demás funcionalidades informáticas a los que accedemos por navegador conforman, en definitiva, Internet, la red de redes, el ciberespacio o la nube, como queramos denominarla. Si la tendencia a realizar toda gestión en la nube y almacenar los resultados en la misma sigue en aumento, bien puede que no resulte demasiado descabellado plantear que quizá hasta el típico sistema operativo instalado en local termine por dar paso a un sistema operativo por completo en la nube; no se trata de que el sistema operativo sea sólo actualizable telemáticamente, por tanto sin unidades físicas de información, lo cual ya ocurre, sino de además de esto ejecutar el sistema operativo por completo en remoto.
Que el sistema operativo sea del todo telemático igual que al fin y al cabo tienden a serlo la totalidad de programas implicaría que prácticamente el navegador sería el único programa básico que necesitaría tener preinstalado cualquier dispositivo tipo ordenador y similares, los dispositivos que resultan, pues, agrupables bajo el concepto de tableta. En todo caso, para garantizar la siempre conveniente opción de operar en local, fuera de conexión a Internet, el estado del sistema operativo remoto debiera ser descargable a modo de copia de seguridad y, a partir de ahí, ejecutable en el dispositivo a emplear.
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Esos otros programas y demás funcionalidades informáticas a los que accedemos por navegador conforman, en definitiva, Internet, la red de redes, el ciberespacio o la nube, como queramos denominarla. Si la tendencia a realizar toda gestión en la nube y almacenar los resultados en la misma sigue en aumento, bien puede que no resulte demasiado descabellado plantear que quizá hasta el típico sistema operativo instalado en local termine por dar paso a un sistema operativo por completo en la nube; no se trata de que el sistema operativo sea sólo actualizable telemáticamente, por tanto sin unidades físicas de información, lo cual ya ocurre, sino de además de esto ejecutar el sistema operativo por completo en remoto.
Que el sistema operativo sea del todo telemático igual que al fin y al cabo tienden a serlo la totalidad de programas implicaría que prácticamente el navegador sería el único programa básico que necesitaría tener preinstalado cualquier dispositivo tipo ordenador y similares, los dispositivos que resultan, pues, agrupables bajo el concepto de tableta. En todo caso, para garantizar la siempre conveniente opción de operar en local, fuera de conexión a Internet, el estado del sistema operativo remoto debiera ser descargable a modo de copia de seguridad y, a partir de ahí, ejecutable en el dispositivo a emplear.
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IoT e IA
La conjunción entre IoT e IA da lugar a un sinfín de posibilidades de progreso en gestión automática de muchos procesos que, estando automatizados, van a suponer una parte todavía más relevante de Internet de lo que lo es hoy, a la vez que por eso mismo va a permitir dejar mucha mayor libertad al raciocinio humano para mejorar redundando en beneficio individual y colectivo. Tal conjunción debe estar acompañada en todo momento por una sólida orientación a la ciberseguridad.
Una mayor implementación adecuada de la IA a la IoT, en particular a fin de resolver lo que han sido los típicos errores informáticos de necesaria intervención humana, hará de Internet un sistema comunicacional que, sin la preocupación de reparaciones con intervención humana, podamos destinar todavía en mayor grado a desplegar buenas capacidades racionales que se intuyen en letargo dentro de la laberíntica mente humana. Se trata, al fin y al cabo, del último estadio en lo que ha sido una innegable constante en la evolución humana: que a medida que el ser humano ha mejorado la tecnología, ha derivado esto en capacidad para destinar la mente a más y mejores funciones creativas e intelectuales que, a su vez, vuelven a llevar a nuevas mejoras tecnológicas.
Va a resultar la ciberseguridad un campo de actividad de mayores importancia y automatización de lo que hasta ahora haya podido llegar a ser. La pauta de redes neuronales parece que será la mejor opción a la que la ciberseguridad deba terminar de adaptarse por completo en general y muy en especial en la propia IoT, de modo que puedas hacer de tu actividad en la blogosfera una de no otra preocupación que la de propiamente dar forma a tu proyecto.
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Una mayor implementación adecuada de la IA a la IoT, en particular a fin de resolver lo que han sido los típicos errores informáticos de necesaria intervención humana, hará de Internet un sistema comunicacional que, sin la preocupación de reparaciones con intervención humana, podamos destinar todavía en mayor grado a desplegar buenas capacidades racionales que se intuyen en letargo dentro de la laberíntica mente humana. Se trata, al fin y al cabo, del último estadio en lo que ha sido una innegable constante en la evolución humana: que a medida que el ser humano ha mejorado la tecnología, ha derivado esto en capacidad para destinar la mente a más y mejores funciones creativas e intelectuales que, a su vez, vuelven a llevar a nuevas mejoras tecnológicas.
Va a resultar la ciberseguridad un campo de actividad de mayores importancia y automatización de lo que hasta ahora haya podido llegar a ser. La pauta de redes neuronales parece que será la mejor opción a la que la ciberseguridad deba terminar de adaptarse por completo en general y muy en especial en la propia IoT, de modo que puedas hacer de tu actividad en la blogosfera una de no otra preocupación que la de propiamente dar forma a tu proyecto.
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¿Por qué se equivocan las máquinas?
La interactividad se ha desarrollado a tal nivel en los programas y dispositivos informáticos que bien conocidos son los mensajes de error que cuando una máquina, en particular una computadora o similar, se equivoca aparecen en pantalla. Por supuesto no es esto muestra alguna de que la máquina adquiera consciencia, sino que se trata, en definitiva, de una instrucción más que conforma el algoritmo en cuestión.
Con el desarrollo de las redes neuronales, puede que los típicos mensajes de error en informática desaparezcan o tiendan a disminuir sobremanera. Puesto que, al fundamentarse en redes neuronales, un algoritmo deviene más dinámico y autónomo desarrollándose a partir de un autoentrenamiento, crecen las posibilidades de que ante un error informático vaya el algoritmo más allá de un típico, básico y rígido diagrama de flujo que, en caso de tal error, es sumamente dependiente de la intervención humana para su reparación. Poco o en absoluto necesario parece que será, cada vez más, tener que afrontar errores informáticos y preguntarnos a menudo, tanto en general como en casos particulares, ¿por qué se equivocan las máquinas?, pues ellas mismas podrán autocorregirse con mucha más rapidez y eficacia de lo que por interactividad humana se consigue.
Mientras una red neuronal guíe al algoritmo del que se trate, la respuesta a ¿por qué se equivocan las máquinas? residirá con total probabilidad en que no estará debidamente configurada la pauta a la que tal red neuronal deba respetar, pues de estarlo, el autoentrenamiento debiera lograr siempre el resultado apropiado. Si no se trata de redes neuronales, es en el diseño del propio algoritmo, cerrado en este caso, más a modo de circuito por tanto, donde el motivo del error informático yacerá.
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Con el desarrollo de las redes neuronales, puede que los típicos mensajes de error en informática desaparezcan o tiendan a disminuir sobremanera. Puesto que, al fundamentarse en redes neuronales, un algoritmo deviene más dinámico y autónomo desarrollándose a partir de un autoentrenamiento, crecen las posibilidades de que ante un error informático vaya el algoritmo más allá de un típico, básico y rígido diagrama de flujo que, en caso de tal error, es sumamente dependiente de la intervención humana para su reparación. Poco o en absoluto necesario parece que será, cada vez más, tener que afrontar errores informáticos y preguntarnos a menudo, tanto en general como en casos particulares, ¿por qué se equivocan las máquinas?, pues ellas mismas podrán autocorregirse con mucha más rapidez y eficacia de lo que por interactividad humana se consigue.
Mientras una red neuronal guíe al algoritmo del que se trate, la respuesta a ¿por qué se equivocan las máquinas? residirá con total probabilidad en que no estará debidamente configurada la pauta a la que tal red neuronal deba respetar, pues de estarlo, el autoentrenamiento debiera lograr siempre el resultado apropiado. Si no se trata de redes neuronales, es en el diseño del propio algoritmo, cerrado en este caso, más a modo de circuito por tanto, donde el motivo del error informático yacerá.
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Error informático
Actualizar programas y dispositivos ha devenido una rutina asumida por parte del común de los usuarios, ya se trate de individuos o corporaciones, y esto precisamente se justifica en especial por la necesidad y conveniencia de evitar al máximo cualquier error informático que justo perjudique la habitual tarea del usuario.
Los tan familiares errores informáticos son muestra y confirmación de que, en efecto, las máquinas se equivocan. A diferencia de la época de la simple ofimática, en la de la teleofimática hemos ido logrando prescindir de actualizaciones por medio de unidades físicas de información y hemos pasado, así, a un mucho más cómodo método de actualizaciones por vía telemática, lo cual con la IoT se extiende a programas y dispositivos no sólo computacionales típicos de oficina u hogar, sino a los de prácticamente cualquier área de actividad. Asimismo, según progresa la IA, nos resulta factible beneficiarnos de todo esto de manera automática, sin tener que estar pendientes de cuándo está lista y debe instalarse cada actualización.
El error de una máquina no supone sino el hecho de, por la razón que fuere, salirse de lo que su algoritmo, su conjunto de relaciones e instrucciones diagramáticas, debiera dar como resultado. Ahora bien, la máquina no es consciente de que ha hecho o no un error: simplemente concluye el proceso hasta donde la energía de la que se nutre le permite y ya está; aunque esto, y pese a que no deje de derivar, en definitiva, en lo que son simulaciones, parece que también puede estar en cierto modo cambiando con la aplicación de redes neuronales.
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Los tan familiares errores informáticos son muestra y confirmación de que, en efecto, las máquinas se equivocan. A diferencia de la época de la simple ofimática, en la de la teleofimática hemos ido logrando prescindir de actualizaciones por medio de unidades físicas de información y hemos pasado, así, a un mucho más cómodo método de actualizaciones por vía telemática, lo cual con la IoT se extiende a programas y dispositivos no sólo computacionales típicos de oficina u hogar, sino a los de prácticamente cualquier área de actividad. Asimismo, según progresa la IA, nos resulta factible beneficiarnos de todo esto de manera automática, sin tener que estar pendientes de cuándo está lista y debe instalarse cada actualización.
El error de una máquina no supone sino el hecho de, por la razón que fuere, salirse de lo que su algoritmo, su conjunto de relaciones e instrucciones diagramáticas, debiera dar como resultado. Ahora bien, la máquina no es consciente de que ha hecho o no un error: simplemente concluye el proceso hasta donde la energía de la que se nutre le permite y ya está; aunque esto, y pese a que no deje de derivar, en definitiva, en lo que son simulaciones, parece que también puede estar en cierto modo cambiando con la aplicación de redes neuronales.
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Los suficientes elementos distinguibles de autoría humana
En términos de niveles de la blogosfera, si hay uno especialmente robotizable, y presumiblemente más robotizado ya, es el de la microblogosfera o redes sociales. Justo la mayor customización que un weblog al uso o macroblog requiere contribuye a que, de pretender robotizarlo, el correspondiente algoritmo tenga que ser de mayor grado de complejidad para poder producir contenidos de igual o mayor calidad respecto a lo que una debidamente densa y extensa elaboración humana puede dar de sí.
Por si en pocos motivos y en pocas ocasiones pudiésemos haber incidido aún respecto a la conveniencia de procurar centrar la actividad bloguera en un blog al uso y de ahí adaptar los contenidos a las redes sociales, por lo menos las redes generalistas, incidimos ahora en que, por ser un macroblog donde mayor customización, y por ende distinción, es aplicable, es asimismo donde para ofrecer los suficientes elementos distinguibles de autoría humana tenemos mejores opciones. Cabe que en esta línea incidamos además en que no es tanto una gran customización estética o formal en aquello en lo que tenemos que hacer hincapié, sino en la profunda customización de fondo, de buena densidad, lo cual dejarlo por completo a la plena simulación del mejor de los algoritmos no deja de estar sujeto a notable margen de error.
Ya que se suele suponer que las máquinas no se equivocan, no tiene que extrañarte sentir que tal vez cometer algún que otro error de expresión pueda hasta valer la pena para que eso sirva precisamente de factor distinguible de autoría humana, pero es esto mismo un error, pues las máquinas en efecto se equivocan. No dejes, por tanto, de procurar ofrecer en tu weblog, tanto blog al uso como red social, unos posts que se caractericen por la escrupulosa elaboración.
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Por si en pocos motivos y en pocas ocasiones pudiésemos haber incidido aún respecto a la conveniencia de procurar centrar la actividad bloguera en un blog al uso y de ahí adaptar los contenidos a las redes sociales, por lo menos las redes generalistas, incidimos ahora en que, por ser un macroblog donde mayor customización, y por ende distinción, es aplicable, es asimismo donde para ofrecer los suficientes elementos distinguibles de autoría humana tenemos mejores opciones. Cabe que en esta línea incidamos además en que no es tanto una gran customización estética o formal en aquello en lo que tenemos que hacer hincapié, sino en la profunda customización de fondo, de buena densidad, lo cual dejarlo por completo a la plena simulación del mejor de los algoritmos no deja de estar sujeto a notable margen de error.
Ya que se suele suponer que las máquinas no se equivocan, no tiene que extrañarte sentir que tal vez cometer algún que otro error de expresión pueda hasta valer la pena para que eso sirva precisamente de factor distinguible de autoría humana, pero es esto mismo un error, pues las máquinas en efecto se equivocan. No dejes, por tanto, de procurar ofrecer en tu weblog, tanto blog al uso como red social, unos posts que se caractericen por la escrupulosa elaboración.
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Nuevo potencial mental
Tal y como es habitual en el marco de lo que aquí se plantea, extrapolando el ámbito semántico de lo que se suele entender por texto, bien puede la libre interpretación lectora humana concebirse como que abarca la lectura de cualquier texto, entendiendo por texto cualquier pieza comunicacional, no sólo alfanumérica. Esto consiste en otorgar al concepto de texto una dimensión multimedia que, en particular en el ámbito telemático, se refiere al concepto de hipertexto.
Siendo lo comunicacional de menor indistinguibilidad entre autoría humana o robótica lo propiamente textual, alfanumérico, de notables densidad y extensión, nos encontramos con que la lectura de otros textos, esto es otros formatos mediáticos, va a inevitablemente resultarnos cada vez más de mayor indistinguibilidad si cabe entre tales clases de autoría. En especial, y en el marco de lo habitualmente más de carácter artístico, todo apunta a que la indistinguibilidad se acrecienta en lo graficoplástico y en lo sonoro; y dentro de cada una de estas respectivas áreas, lo graficoplástico no secuencial y lo sonoro musical. En lo comúnmente más de carácter técnico o científico, la indistinguibilidad aumenta por descontado en mayor grado en el cálculo matemático.
La lectura de cualquier formato mediático va a poder parecerte de indistinguibilidad creciente entre autoría humana o robótica, pero lejos de que esto tenga que derivar en inutilidad o desmotivación para la creatividad y la investigación humanas, debes enmarcar esto en la inherente liberación de nuevo potencial mental a medida que justo el propio ser humano crea y aplica nueva tecnología. Con tecnología tan potente como la IA, no pueden por tanto sino desprenderse increíbles nuevos hitos para el raciocinio.
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Siendo lo comunicacional de menor indistinguibilidad entre autoría humana o robótica lo propiamente textual, alfanumérico, de notables densidad y extensión, nos encontramos con que la lectura de otros textos, esto es otros formatos mediáticos, va a inevitablemente resultarnos cada vez más de mayor indistinguibilidad si cabe entre tales clases de autoría. En especial, y en el marco de lo habitualmente más de carácter artístico, todo apunta a que la indistinguibilidad se acrecienta en lo graficoplástico y en lo sonoro; y dentro de cada una de estas respectivas áreas, lo graficoplástico no secuencial y lo sonoro musical. En lo comúnmente más de carácter técnico o científico, la indistinguibilidad aumenta por descontado en mayor grado en el cálculo matemático.
La lectura de cualquier formato mediático va a poder parecerte de indistinguibilidad creciente entre autoría humana o robótica, pero lejos de que esto tenga que derivar en inutilidad o desmotivación para la creatividad y la investigación humanas, debes enmarcar esto en la inherente liberación de nuevo potencial mental a medida que justo el propio ser humano crea y aplica nueva tecnología. Con tecnología tan potente como la IA, no pueden por tanto sino desprenderse increíbles nuevos hitos para el raciocinio.
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La libre interpretación lectora humana
Desde la perspectiva de los elementos comunicativos, en literatura el lector se sitúa como receptor y constituye, al igual que el receptor en otras vertientes comunicacionales, un elemento que, por poco bidireccionalmente interactivo que sea el canal comunicativo en cuestión, siempre pone algo de su parte en la construcción del sentido del mensaje que el emisor le transmita. No hay dos lectores idénticos, sobre todo en lo que concierne a la ficción artística.
Le pertenece lícitamente al lector el hasta cierto punto hacerse propio el mensaje literario, sea artístico o científico, que reciba del emisor que sea. Se trate o no de weblogs, la autoría de toda clase de contenidos literarios cabe que tome conciencia de que, una vez publicada una obra, el público puede e incluso debe hacérsela suya misma, generando interpretaciones que hasta trasciendan casi cualquier intencionalidad inicial de la autoría en sí. Esto es, en verdad, inevitable pero, a su vez, conveniente y enriquecedor porque es lo que luego suscita el más que apropiado debate sano entre el propio público. Cuando un texto es, no obstante, de poca densidad y extensión, es más difícil que alguien del público, entendiendo público de humanos, distinga entre autoría humana o robótica.
Parece que la claramente distinguible obra comunicacional humana dirigida a público de humanos va a terminar quedando, en el mejor de los casos, limitada a obras escritas densas y extensas. La razón de esto yace en que las piezas superficiales y breves pueden devenir indistinguibles por el hecho de que, aun siendo resultado de un proceso mecánico simple, sea la libre interpretación lectora humana lo que le dé sentido, inadvirtiendo u obviando la autoría robótica.
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Le pertenece lícitamente al lector el hasta cierto punto hacerse propio el mensaje literario, sea artístico o científico, que reciba del emisor que sea. Se trate o no de weblogs, la autoría de toda clase de contenidos literarios cabe que tome conciencia de que, una vez publicada una obra, el público puede e incluso debe hacérsela suya misma, generando interpretaciones que hasta trasciendan casi cualquier intencionalidad inicial de la autoría en sí. Esto es, en verdad, inevitable pero, a su vez, conveniente y enriquecedor porque es lo que luego suscita el más que apropiado debate sano entre el propio público. Cuando un texto es, no obstante, de poca densidad y extensión, es más difícil que alguien del público, entendiendo público de humanos, distinga entre autoría humana o robótica.
Parece que la claramente distinguible obra comunicacional humana dirigida a público de humanos va a terminar quedando, en el mejor de los casos, limitada a obras escritas densas y extensas. La razón de esto yace en que las piezas superficiales y breves pueden devenir indistinguibles por el hecho de que, aun siendo resultado de un proceso mecánico simple, sea la libre interpretación lectora humana lo que le dé sentido, inadvirtiendo u obviando la autoría robótica.
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¿IA literaria?
Si bien ficción y no ficción se identifican respectivamente mejor con lo artístico y lo científico, uno y otro tipo de géneros literarios pueden intercambiar mayor o menor condición artística o científica. No sólo hay, pues, ficción artística y no ficción técnica o científica, sino también ficción científica y no ficción artística.
Buena densidad y considerable extensión dan lugar a identificar géneros literarios de multitud de combinaciones entre ficción y no ficción junto con condición artística o científica y que, además, resultan cuando menos de una altamente distinguible elaboración humana si ha conseguido la elaboración mantener la debida coherencia contextual. Tengamos en cuenta en todo momento que estamos considerando la elaboración desde la nada, respecto a lo cual, a lo sumo, una máquina pueda quizá, en el mejor de los casos, llegar a simular bastante bien una obra literaria capaz de surgir de la plena creatividad humana, con dificultad especial hasta para la IA más avanzada si se trata de hacer tal obra a la, precisamente sobrehumana, velocidad que a lo robótico le es alcanzable.
La velocidad es, de hecho, clave en la confirmación de que es no la respuesta ante plantear la posible existencia de una ¿IA literaria?, porque así como en el cálculo, una vez definidos sus parámetros, es la velocidad graduable a más y hacia lo robótico cuando lo humano no da de sí para alcanzar altas velocidades a la vez que buenos resultados, en lo literario la originalidad no es, en cambio, cuestión de velocidad. Por más que a una máquina se le dé tiempo para crear, si en efecto no puede, se mantendrá incapaz, vaya a más o menos velocidad; pero un ser humano cuenta, en este sentido, con la posibilidad de que el mayor tiempo, una cierta lentitud pues, derive en coherente, densa y extensa creatividad.
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Buena densidad y considerable extensión dan lugar a identificar géneros literarios de multitud de combinaciones entre ficción y no ficción junto con condición artística o científica y que, además, resultan cuando menos de una altamente distinguible elaboración humana si ha conseguido la elaboración mantener la debida coherencia contextual. Tengamos en cuenta en todo momento que estamos considerando la elaboración desde la nada, respecto a lo cual, a lo sumo, una máquina pueda quizá, en el mejor de los casos, llegar a simular bastante bien una obra literaria capaz de surgir de la plena creatividad humana, con dificultad especial hasta para la IA más avanzada si se trata de hacer tal obra a la, precisamente sobrehumana, velocidad que a lo robótico le es alcanzable.
La velocidad es, de hecho, clave en la confirmación de que es no la respuesta ante plantear la posible existencia de una ¿IA literaria?, porque así como en el cálculo, una vez definidos sus parámetros, es la velocidad graduable a más y hacia lo robótico cuando lo humano no da de sí para alcanzar altas velocidades a la vez que buenos resultados, en lo literario la originalidad no es, en cambio, cuestión de velocidad. Por más que a una máquina se le dé tiempo para crear, si en efecto no puede, se mantendrá incapaz, vaya a más o menos velocidad; pero un ser humano cuenta, en este sentido, con la posibilidad de que el mayor tiempo, una cierta lentitud pues, derive en coherente, densa y extensa creatividad.
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Ficción y no ficción
Lo alfabético puede tener uso numérico tal y como se aprecia en las letras que representan incógnitas de fórmulas matemáticas o las que se utilizan en los números romanos. Es por eso que lo interesante para analizar el ámbito en que lo algorítmico y lo robótico acusan inaccesibilidad para igualar o superar al raciocinio humano es centrarse en la subvertiente alfabética idiomática.
De acotar más todavía lo que hasta a la avanzadísima IA le puede resultar difícil de hacer indistinguible respecto a lo humano, tenemos que dentro de lo alfabético idiomático observar lo literario. Sin embargo, aun siendo la buena densidad semántica de conjunto o contextual aquello que en esencia dificulta en mayor grado a la IA que no parezca robótico el mensaje resultante, va siendo esto cada vez más insuficiente por el impresionante progreso que la propia IA no deja de experimentar, así que cabe que no dejemos de recurrir a la considerable extensión del mensaje sin perder una clara coherencia de conjunto, lo cual a un algoritmo va a resultarle siempre complejo al no serle, por definición, posible salirse de la diagramación que le caracteriza; salirse de tal guisa, en cambio, suele ser necesario en las a menudo laberínticas obras literarias.
En literatura, lo laberíntico puede caracterizar por igual a los géneros de ficción y de no ficción, dependerá del aspecto técnico que, sea una u otra clase de género literario, pretendas otorgar a tu obra. A mayor aspecto técnico, ficción y no ficción son más robotizables y menos a mayor aspecto artístico, sobre todo, en todos los casos, teniendo en cuenta el aspecto técnico formal, que es lo más fácilmente copiable.
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De acotar más todavía lo que hasta a la avanzadísima IA le puede resultar difícil de hacer indistinguible respecto a lo humano, tenemos que dentro de lo alfabético idiomático observar lo literario. Sin embargo, aun siendo la buena densidad semántica de conjunto o contextual aquello que en esencia dificulta en mayor grado a la IA que no parezca robótico el mensaje resultante, va siendo esto cada vez más insuficiente por el impresionante progreso que la propia IA no deja de experimentar, así que cabe que no dejemos de recurrir a la considerable extensión del mensaje sin perder una clara coherencia de conjunto, lo cual a un algoritmo va a resultarle siempre complejo al no serle, por definición, posible salirse de la diagramación que le caracteriza; salirse de tal guisa, en cambio, suele ser necesario en las a menudo laberínticas obras literarias.
En literatura, lo laberíntico puede caracterizar por igual a los géneros de ficción y de no ficción, dependerá del aspecto técnico que, sea una u otra clase de género literario, pretendas otorgar a tu obra. A mayor aspecto técnico, ficción y no ficción son más robotizables y menos a mayor aspecto artístico, sobre todo, en todos los casos, teniendo en cuenta el aspecto técnico formal, que es lo más fácilmente copiable.
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Tanto letras como números
Si entre lo fotográfico y el resto de lo graficoplástico, que es lo propiamente plástico, ha ido la mayor robotización potencial abarcando no sólo al primero sino al segundo, diríase que en la otra gran vertiente de la comunicación visual, que es la alfanumérica, esa robotización potencial se mantiene todavía bastante limitada a una de las subvertientes: la numérica, por descontado. Aun manejando tanto letras como números, el genuino territorio de las máquinas es el numérico.
En cuestión de todo aquello susceptible de funcionar estrictamente dentro de los márgenes de lo algorítmico, son o pueden llegar a ser las máquinas bien elaboradas mucho mejores que cualquier ser humano; corroborar esto es algo para lo que no es preciso recurrir a los robots y demás máquinas avanzadas que, en especial, sean digitales, pues hasta los más simples instrumentales diseñados por el propio hombre confirman que de lo inerte pueden surgir elementos que superen las capacidades humanas y en ello está, de hecho, el quid en cuanto a que tal o cual instrumental o tipo de construcción resulte útil a la humanidad. Claro que cuando la utilidad y mejora mecánica se restringe a las capacidades físicas lo tomamos como normal y, en cambio, parece que inquieta cuando iguala o supera las capacidades racionales e intelectuales.
Y en este punto de la historia nos encontramos en fechas presentes, en el de que decididamente máquinas avanzadas, robots, se adentran con éxito en lo que hasta el momento parecía que no podía ser sino terreno del raciocinio humano. Pero dentro de este terreno, en aquello expresable por vía alfanumérica, sigue siendo la subvertiente alfabética o primordialmente alfabética, y dentro de ella la idiomática, la que, por su comparativamente baja condición algorítmica, más inaccesible a los robots resulta.
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En cuestión de todo aquello susceptible de funcionar estrictamente dentro de los márgenes de lo algorítmico, son o pueden llegar a ser las máquinas bien elaboradas mucho mejores que cualquier ser humano; corroborar esto es algo para lo que no es preciso recurrir a los robots y demás máquinas avanzadas que, en especial, sean digitales, pues hasta los más simples instrumentales diseñados por el propio hombre confirman que de lo inerte pueden surgir elementos que superen las capacidades humanas y en ello está, de hecho, el quid en cuanto a que tal o cual instrumental o tipo de construcción resulte útil a la humanidad. Claro que cuando la utilidad y mejora mecánica se restringe a las capacidades físicas lo tomamos como normal y, en cambio, parece que inquieta cuando iguala o supera las capacidades racionales e intelectuales.
Y en este punto de la historia nos encontramos en fechas presentes, en el de que decididamente máquinas avanzadas, robots, se adentran con éxito en lo que hasta el momento parecía que no podía ser sino terreno del raciocinio humano. Pero dentro de este terreno, en aquello expresable por vía alfanumérica, sigue siendo la subvertiente alfabética o primordialmente alfabética, y dentro de ella la idiomática, la que, por su comparativamente baja condición algorítmica, más inaccesible a los robots resulta.
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Lo que caracteriza a la robotización
Al ser tradicionalmente, tanto arte como artesanía, de vertiente tecnológica elemental, esto es que ha primado la parte manual en la elaboración de la pieza de la que se trate, no es de ninguna rareza que, al desarrollarse tanto la tecnología como lo está a día de hoy, justo aquella primera vertiente mencionada haya llegado a absorber la segunda, la que compete a la intervención humana. He aquí lo que caracteriza a la robotización en, por lo menos, bastantes ámbitos comunicacionales y demás.
En el mismo sentido o muy similar al arte y la artesanía, ha solido requerir la ciencia, a lo largo de la historia, asimismo de una parte humana o racional y de una parte técnica o instrumental, necesarias casi o por completo por igual una respecto a la otra pero primando la primera sobre la segunda, pues no se produce ni se ejecuta por sí solo de la naturaleza el instrumental de cualquier disciplina artística o científica. Del panorama ante el que en la actualidad nos encontramos emerge, sin embargo, un mayor nivel de relevancia de la parte técnica sobre la humana, hasta el punto que lo instrumental puede llegar a crearse y desarrollarse por sí mismo, con mínima o nula intervención humana y, de hecho, con resultados indistinguibles o incluso mejores respecto a lo sólo o predominantemente humano.
Lejos de cualquier recelo, la plena implementación de un elevado grado de tecnología en arte y ciencia parece haber sido muy aceptada por los propios profesionales de una y otra área de disciplinas. En lo artístico, que es donde cabría esperar mayores reticencias al respecto, todo apunta a que no han dejado de proliferar, en cambio, artistas no sólo jóvenes, también veteranos, que abrazan las bondades en arte digital. En ciencia, por ser su campo nativo, no podía lo tecnológico y hasta lo por completo robotizado sino arraigarse y expandirse.
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En el mismo sentido o muy similar al arte y la artesanía, ha solido requerir la ciencia, a lo largo de la historia, asimismo de una parte humana o racional y de una parte técnica o instrumental, necesarias casi o por completo por igual una respecto a la otra pero primando la primera sobre la segunda, pues no se produce ni se ejecuta por sí solo de la naturaleza el instrumental de cualquier disciplina artística o científica. Del panorama ante el que en la actualidad nos encontramos emerge, sin embargo, un mayor nivel de relevancia de la parte técnica sobre la humana, hasta el punto que lo instrumental puede llegar a crearse y desarrollarse por sí mismo, con mínima o nula intervención humana y, de hecho, con resultados indistinguibles o incluso mejores respecto a lo sólo o predominantemente humano.
Lejos de cualquier recelo, la plena implementación de un elevado grado de tecnología en arte y ciencia parece haber sido muy aceptada por los propios profesionales de una y otra área de disciplinas. En lo artístico, que es donde cabría esperar mayores reticencias al respecto, todo apunta a que no han dejado de proliferar, en cambio, artistas no sólo jóvenes, también veteranos, que abrazan las bondades en arte digital. En ciencia, por ser su campo nativo, no podía lo tecnológico y hasta lo por completo robotizado sino arraigarse y expandirse.
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El destino de la artesanía
Prácticamente al otro extremo de la fotografía, se encuentra la artesanía en lo referente a mecanización en el marco de las típicas formas de expresión analógicas. Debido a que, por su inherente alto grado de mecanización, resulta la fotografía muy indistinguible entre autoría humana o robótica, podría parecer entonces que la artesanía debiera estar libre de cualquier posibilidad de automatizarse y ser indistinguible, pero lo que se da, no obstante, es todo lo contrario.
Justo por la misma pertenencia al ámbito de lo graficoplástico, se explicaría que lo artesanal y lo fotográfico o, en este sentido y respectivamente, lo plástico y lo gráfico, incluso entendiendo por artesanal mucho, si no todo, de lo que es definible como arte, compartan la condición de ser muy automatizables y de muy indistinguible grado de autoría humana o robótica. Lo artesanal no es que no se caracterice por una vertiente tecnológica y que, por tanto, se mantenga fuera del alcance de lo robotizable, sino que esta vertiente tecnológica es más elemental en comparación a la tecnología que se precisa para fotografiar. No poco común es, de hecho, aplicar a lo artesanal el calificativo de técnico en vez de tecnológico.
La indistinguibilidad entre autoría humana o robótica va a estar presente en el destino de la artesanía en la misma línea que en lo fotográfico, de lo cual es consecuencia que, en comunicación visual, va a ser todo lo graficoplástico muy susceptible de ser mucho más asumido por máquinas de lo que hasta hoy lo ha sido. Aun así, por el propio impulso expresivo natural que seguro que no dejará de motivar al ser humano, seguirá habiendo personas que continúen practicando las artes o técnicas graficoplásticas, aunque sólo sea por afición.
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Justo por la misma pertenencia al ámbito de lo graficoplástico, se explicaría que lo artesanal y lo fotográfico o, en este sentido y respectivamente, lo plástico y lo gráfico, incluso entendiendo por artesanal mucho, si no todo, de lo que es definible como arte, compartan la condición de ser muy automatizables y de muy indistinguible grado de autoría humana o robótica. Lo artesanal no es que no se caracterice por una vertiente tecnológica y que, por tanto, se mantenga fuera del alcance de lo robotizable, sino que esta vertiente tecnológica es más elemental en comparación a la tecnología que se precisa para fotografiar. No poco común es, de hecho, aplicar a lo artesanal el calificativo de técnico en vez de tecnológico.
La indistinguibilidad entre autoría humana o robótica va a estar presente en el destino de la artesanía en la misma línea que en lo fotográfico, de lo cual es consecuencia que, en comunicación visual, va a ser todo lo graficoplástico muy susceptible de ser mucho más asumido por máquinas de lo que hasta hoy lo ha sido. Aun así, por el propio impulso expresivo natural que seguro que no dejará de motivar al ser humano, seguirá habiendo personas que continúen practicando las artes o técnicas graficoplásticas, aunque sólo sea por afición.
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Fotografiar
Al igual que en lo que concierne a arte o artesanía, bien pueden dentro de lo graficoplástico considerarse ciertas disciplinas unas veces en uno u otro de los ámbitos contemplados. No deja de resultar, sin embargo, conveniente que la fotografía se mantenga siempre integrada en la parte gráfica de lo graficoplástico, pues al consistir en un procedimiento altamente mecánico, no hay en este caso lugar para lo propiamente plástico.
Desde la vertiente del procedimiento puramente técnico, la fotografía se asemeja más a lo que una imprenta hace que a lo que podamos entender por cualquiera de las artes graficoplásticas muy o del todo manuales. En cierta manera por lo menos, no consiste fotografiar sino en captar sin más, en plasmar al instante y de manera mecánica, incluso automática, en una superficie de papel o similar algo que siempre viene ya dado, del mundo tangible, algo que por lo general no es por completo creado ni en el marco del mismo procedimiento ni por la misma autoría. Mientras que a cualquier técnica típicamente manual para hacer ilustraciones parece coherente poder situarla sea en lo gráfico, sea en lo plástico, es en la eminente parte gráfica de lo graficoplástico donde, tal y como su sufijo ya sugiere, la fotografía tiene que estar clasificada.
La fotografía ha sido una de las principales formas de expresión con las que se ha producido el auge de las redes sociales. Con toda probabilidad resulta, de entre todas las técnicas graficoplásticas, y cada vez más, la de mayor indistinguibilidad en cuanto a autoría humana o robótica. No es de extrañar cuando de por sí ha consistido siempre en un tipo de técnica que, en comparación al resto de lo graficoplástico, ha sido de muy elevado grado de mecanización.
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Desde la vertiente del procedimiento puramente técnico, la fotografía se asemeja más a lo que una imprenta hace que a lo que podamos entender por cualquiera de las artes graficoplásticas muy o del todo manuales. En cierta manera por lo menos, no consiste fotografiar sino en captar sin más, en plasmar al instante y de manera mecánica, incluso automática, en una superficie de papel o similar algo que siempre viene ya dado, del mundo tangible, algo que por lo general no es por completo creado ni en el marco del mismo procedimiento ni por la misma autoría. Mientras que a cualquier técnica típicamente manual para hacer ilustraciones parece coherente poder situarla sea en lo gráfico, sea en lo plástico, es en la eminente parte gráfica de lo graficoplástico donde, tal y como su sufijo ya sugiere, la fotografía tiene que estar clasificada.
La fotografía ha sido una de las principales formas de expresión con las que se ha producido el auge de las redes sociales. Con toda probabilidad resulta, de entre todas las técnicas graficoplásticas, y cada vez más, la de mayor indistinguibilidad en cuanto a autoría humana o robótica. No es de extrañar cuando de por sí ha consistido siempre en un tipo de técnica que, en comparación al resto de lo graficoplástico, ha sido de muy elevado grado de mecanización.
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Tanto fotos como ilustraciones
Lo que publicar según el formato multimedia representa merece una mención específica al formato imagen, pues en el tránsito de la sola existencia de blogs al uso a la coexistencia de macro y microblogosfera ha tenido una función destacada la valía que, en particular, ha desprendido la imagen fotográfica. Bien conocido es que uno de los principales ganchos para atraer en su día hacia las incipientes redes sociales fue el de compartir fotos.
Centrándonos en lo que la imagen, entendiendo imagen fija, ha supuesto en la blogosfera, estamos circunscribiendo nuestro estudio al ámbito visual graficoplástico. Tomando, con esto, perspectiva cronológica, tras el genérico gancho de las fotos personales queda claro en las redes sociales o microblogs el advenimiento de una firme tendencia a vehicular todo el ámbito graficoplástico, incluyendo, pues, no sólo fotos, también imagen plástica, sea la tradicional a mano o, en cambio, la ya digital del todo. A medida que crece la indistinguibilidad entre creación y gestión humana o robótica de casi cualquier forma de expresión, es dentro de lo graficoplástico donde en la expresión visual va tal indistinguibilidad a ser mayor si comparamos con lo que en lo alfanumérico literario pueda llegar a serlo.
Habiendo ya tanto fotos como ilustraciones que están elaboradas de manera automática por máquinas y tratándose de contenidos que incluso con extensión y densidad son más indistinguibles que un texto, debes procurar aplicar todavía más originalidad a base de extensión y densidad si pretendes desarrollar tu labor en el ámbito de estos formatos multimedia. A esto contribuirá mejor que mantengas tu weblog a base de una constante actualización.
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Habiendo ya tanto fotos como ilustraciones que están elaboradas de manera automática por máquinas y tratándose de contenidos que incluso con extensión y densidad son más indistinguibles que un texto, debes procurar aplicar todavía más originalidad a base de extensión y densidad si pretendes desarrollar tu labor en el ámbito de estos formatos multimedia. A esto contribuirá mejor que mantengas tu weblog a base de una constante actualización.
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