El destino de la artesanía

Prácticamente al otro extremo de la fotografía, se encuentra la artesanía en lo referente a mecanización en el marco de las típicas formas de expresión analógicas. Debido a que, por su inherente alto grado de mecanización, resulta la fotografía muy indistinguible entre autoría humana o robótica, podría parecer entonces que la artesanía debiera estar libre de cualquier posibilidad de automatizarse y ser indistinguible, pero lo que se da, no obstante, es todo lo contrario.

Justo por la misma pertenencia al ámbito de lo graficoplástico, se explicaría que lo artesanal y lo fotográfico o, en este sentido y respectivamente, lo plástico y lo gráfico, incluso entendiendo por artesanal mucho, si no todo, de lo que es definible como arte, compartan la condición de ser muy automatizables y de muy indistinguible grado de autoría humana o robótica. Lo artesanal no es que no se caracterice por una vertiente tecnológica y que, por tanto, se mantenga fuera del alcance de lo robotizable, sino que esta vertiente tecnológica es más elemental en comparación a la tecnología que se precisa para fotografiar. No poco común es, de hecho, aplicar a lo artesanal el calificativo de técnico en vez de tecnológico.

La indistinguibilidad entre autoría humana o robótica va a estar presente en el destino de la artesanía en la misma línea que en lo fotográfico, de lo cual es consecuencia que, en comunicación visual, va a ser todo lo graficoplástico muy susceptible de ser mucho más asumido por máquinas de lo que hasta hoy lo ha sido. Aun así, por el propio impulso expresivo natural que seguro que no dejará de motivar al ser humano, seguirá habiendo personas que continúen practicando las artes o técnicas graficoplásticas, aunque sólo sea por afición.

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