Mientras los formatos comunicacionales propios del ámbito mediático sólo han podido ser analógicos, la bidireccionalidad comunicativa que ofrecían era prácticamente nula. Quienes formaban parte de los medios de comunicación eran casi únicamente quienes ostentaban el rol de emisores y el público no podía ser sino receptor, por lo que se trataba de una comunicación muy unidireccional.
Lo que decisivamente hace diferenciar entre uni y bidireccionalidad comunicativas es que la segunda permite al receptor incidir bastante de manera directa, inmediata y no necesariamente lineal en el acto comunicativo en cuestión tanto que hasta puede, y de hecho debe y conviene, haber un intercambio de roles de modo que el receptor pase o pueda pasar a ser emisor. La misma bidireccionalidad permite que luego el anterior emisor y receptor recuperen estos roles iniciales y que después vuelvan también a intercambiarlos, y así sucesivamente hasta que se decida concluir la comunicación. Esta bidireccionalidad tan propia de la típica conversación humana cara a cara ha impregnado los formatos comunicacionales mediáticos cuando éstos han sido digitales.
Cuando la comunicación ha devenido digital y telemática, las tradicionales vías de comunicación mediáticas han quedado en situación de igualdad respecto a lo que la tan tradicional conversación cara a cara representa. Dentro de la blogosfera, esto lo aprecias muy en particular en las redes sociales o la microblogosfera, donde perfiles tanto de los medios de comunicación y sus profesionales como los perfiles del común de los usuarios que se corresponderían con el público pueden interactuar entre sí por igual.
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