En el ciberespacio ilimitado

Tal y como lo es como programa, asimismo como app es el navegador un recurso que destaca entre el resto de ejecutables que un sistema operativo, sea corriente o de móvil y tableta, ofrece. Cualquier otro ejecutable no navega por Internet sino a lo sumo en un marco que, por muy amplio que resulte, no será ilimitado como el de la red de redes.

Para navegar en el ciberespacio ilimitado sigue haciendo falta el estándar URL, ya sea con un navegador típico bajo la forma de programa, ya sea justo bajo la forma de app; y esto es lo que también como app hace que el navegador sea un ejecutable especial, pues por defecto una app permite navegar y quizá mucho pero no por toda Internet, ya que si lo permitiese, se trataría en efecto de un navegador, si bien en formato app. Los sistemas operativos tradicionales imposibilitan esa doble opción de navegabilidad que en torno al último decenio ha experimentado un fuerte auge debido a la irrupción, primero, de la telefonía móvil inteligente, y a continuación, de las tabletas.

Una navegación limitada que cualquier app convencional, no navegador, permite no deja de ser focalizada dentro del mismo servidor, o no mucho más allá, del propio proveedor de la app. Por comodidad, está bien que emplees la navegación diseminada pero, en efecto, focalizada propia de las apps; pero la, si no necesaria, por lo menos recomendable costumbre de exploración cibernáutica abierta conlleva que recurras al estándar URL para moverte por la blogosfera, entre otros ámbitos telemáticos.

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