Donde está el mayor grado de virtualidad que lo analógico consiguió es en la comunicación audiovisual. Salvo por las inherentemente más bajas cotas de interactividad que lo audiovisual analógico ofrece respecto a su equivalente digital, se asemeja mucho lo audiovisual analógico a ese mismo equivalente en el aspecto virtual, tanto que en el puro aspecto de difusión y desde la perspectiva del público consumidor apenas puede parecer que haya diferencia.
Resulta ser, de entrada, una cuestión de hasta qué grado distinguir virtualidad y tangibilidad la que nos permite a su vez diferenciar entre analógico y digital; tras esto, cabe considerar si la interactividad es del todo o casi del todo unidireccional, que se corresponde con lo analógico, o si es del todo o casi del todo bidireccional, tal y como se corresponde con lo digital. Virtualidad conlleva intangibilidad sobre todo en el aspecto del propio mensaje en su reproducción o representación, si bien el soporte puede que sea siempre tangible para el usuario en el mismo momento. Si además la pieza comunicativa es interactiva bidireccional, esto es que el usuario puede incidir bastante de manera directa, inmediata y no necesariamente lineal en la misma, estamos ante lo virtual digital claramente.
A causa de la virtualidad digital, que aun sin lo telemático la informática permite, todos los formatos comunicacionales devienen de soporte por completo intangible en su reproducción al almacenarlos en computadora. Siendo, no obstante, más intangibles estos formatos y, por tanto, menos sensoriales de lo que hasta lo analógico más virtual fue, logra la virtualidad digital que la comunicación sea más interactiva uni y bidireccionalmente de lo que nunca antes lo ha sido.
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