La autoridad que tanto pretende imponer Rusia en Ucrania particularmente y en el mundo en general no hace más que justo ir desautorizando el poder de Moscú en los varios planos que la guerra abarca. Desde el puramente combativo sobre el terreno hasta el del relato de la guerra, ningún plano en el proceder bélico ruso está legitimando autoridad alguna del Kremlin actual.
Prácticamente sólo para el propio Kremlin y la población rusa a la que desinforma, o directamente no informa, puede que hasta ahora siga valiendo alguna clase de autoridad y justificación por parte de Rusia respecto a la salvajada que está provocando contra Ucrania. Debiera ser consciente Rusia de que, aun llegando a poder atribuirse cierta eventual victoria en esta contienda, ¿quién va luego a querer, desde gobiernos a ciudadanía corriente, mantener vínculos con Rusia?, ¿de qué le valdrá cualquier eventual triunfo a Rusia, por más grande en extensión que la propia Rusia sea, si se queda aislada hasta de sus tan importantes compradores de energía?
Tal vez Rusia y la desinformación que practica consigan, pese al mayor de los aislamientos internacionales al que se dirigen, seguir convenciendo por cierto tiempo a la propia ciudadanía rusa de que es el resto del mundo quien se equivoca y está en el malvado lado de esta historia. Ahora bien, aun desde tal aislamiento, por poco que la desinformada ciudadanía rusa viaje por el mundo, seguro que, desde el intercambio de impresiones en otros países, se percatará del fraude de gobierno que tiene.
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