A pesar de cualquier larga distancia

Dejar de recurrir a Internet en lo que respecta a las tareas a las que justo la red de redes tanto ha dado respuesta con los ordenadores comunes, y que fundamentalmente se enmarcan tales tareas en una mejora de la tradicional ofimática, sería una vuelta a lo digital no telemático. Aunque no fuese una vuelta total y, por ejemplo, se mantuviese Internet en otras funciones para las que se ha desarrollado la IoT, ¿qué sentido tendría eso?

Un escenario de retroceso como el planteado, sin que se llegase al completo abandono de lo digital en pro de lo analógico, requeriría, de entrada, menos ordenadores servidores, pero los ordenadores personales, ya se trate propiamente de lo comúnmente denominado PC o de otros dispositivos parejos, se mantendrían igualmente como necesarios. El intercambio de información a nivel multimedia, entonces, recaería en la imposibilidad de ser inmediato a pesar de cualquier larga distancia, y para las distancias en las que más o menos ágilmente pudiera producirse habría que recurrir de nuevo al intercambio sólo en soportes físicos.

Volveríamos, en definitiva, en buena medida por lo menos, a la etapa de la pura ofimática no telemática. Sin tratarse de un retroceso quizá calificable de mayúsculo, no dejaría de ser un serio retroceso al fin y al cabo, y no haría sino, seguramente más pronto que tarde, reconfirmar la extrema conveniencia de que los ordenadores se interconectasen de nuevo entre sí como en la Internet actual.

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