Aun con el necesario y ya por lo menos bastante consolidado avance de la digitalización, sigue habiendo un más que importante lugar para lo analógico en el porvenir de los métodos y las tecnologías para la comunicación. Cierto que se trataría de un uso menos orientado al inmediato consumo masivo para un gran público, pero no deja de ser muy decisivo.
Lo que hará tener, o debiera hacer que tenga, un claro sentido el futuro de los formatos analógicos sería, de hecho, una función que estos formatos ya desempeñan junto a los digitales no telemáticos: servir de copia o ejemplar para el archivo y la conservación de lo que se elabore por métodos alta y puramente digitales. Los centros presenciales para la consulta en soportes analógicos tendría, en este sentido, que continuar manteniéndose.
Combinando la extremadamente amplia y global capacidad de Internet para la elaboración y difusión de contenidos multimedia con el archivo y la conservación en soportes analógicos a efectos de consulta y documentación bajo demanda, la era de la información se presenta como de un muy beneficioso porvenir. El énfasis en avanzar en esta dirección contribuirá a un mundo con mejores perspectivas.
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